Chapter 0:

Prólogo: Hunting a sinner

The myth of the ice hero vol 4| Gospel


Ciudad Granizo, 14 de marzo del 2014, 07:05 AM.

En la oscuridad, la voz de un hombre de mediana edad resonaba en la nada.

—Entendemos que el trabajo no está a su altura pero la asociación ruega por su cooperación.

Aquella voz era rasposa y transmitía un tono de severidad autoritaria. Quizás algún asalariado de la asociación con la voz desgastada por años de abuso de alcohol, café y cigarrillos.

—¿Oh? ¿A qué te refieres? ¿No está a mi altura? ¿Es que acaso soy muy poca cosa para esta misión?.

Fue respondido por la relajada voz de una joven que tenía un leve acento ruso. En sus palabras se superponía la elegancia, el coqueteo pero también algo mucho más siniestro. Era una sutil advertencia disfrazada de diálogo civilizado.

El hombre se sobresaltó y posterior a eso el sonido de un objeto de textura similar al cuero caería al suelo seguido por hojas de papel revoloteando por el aire.

—N-no, no era mi intención señora… verá, la situación que se vive en ciudad granizo es algo crítica. La asociación cree que alguien con sus habilidades es la persona ideal para el trabajo.

—Mmm… ¿soy la persona “ideal” para este trabajo? Y aunque es una situación “crítica”, ustedes me notifican cuatro días después. ¿Es que acaso soy su plato de segunda mesa?.

Nuevamente el hombre se sobresaltó, siendo evidente por el sonido de alguien cayendo al suelo y tumbado una silla de oficina en el proceso.

—¡Jajaja!, basta de mentiras. ¿Quiénes fueron los incompetentes que no pudieron con el trabajo?.

El hombre tragó saliva y se escuchó cómo se ponía de pie con dificultad.

—Fue-... Fueron el héroe vigilante conocido como “L.O.I.D” y la heroína profesional eyes for you. Ambos fueron enviados por sus capacidades de recolectar información pero lamentablemente fueron derrotados y fallaron en su misión. Teníamos la esperanza de que alguien con sus habilidades podría…

Un puño golpeó la mesa con severidad y lo que sonaba como tazas, cucharas y platos se sacudieron.

—¿Me estás comparando con un insignificante esper? ¿Es que no sabes con quién estás hablando?.

—¡Mil disculpas!. No fue mi intención, es solo que pensamos “¿Mandar alguien como ella por un insignificante problema de información?. Bhaa, ella seguramente tiene cosas mucho más importantes que hacer.”

—Y ahí vamos de nuevo. Esta es la segunda vez que supones cosas sin fundamento. Voy a dejarlo muy claro, solo yo decido si es o no una pérdida de mi tiempo. Si temes quedar como un idiota o recibir un “no” por desgracia, eso ya sucedió antes de empezar esta conversación. Ahora enfócate, no en besarme los pies o endulzar mi oído. Convénceme de que vale la pena.

—Bueno, lo diré sin rodeos… Subestimamos el nivel de la amenaza y pensamos que podíamos solucionarlo con agentes menos preparados para el trabajo. La necesitamos a usted porque es la única en la asociación con una tasa del 100% de éxitos en extracción de información. Pero también por qué es la única que podría vencer y capturar al objetivo.

—¿Lo ves?, no te costaba nada sonar profesional. Tienes mi atención ¿Quién es el objetivo?.

—Se hace llamar “Ice, el diablo de hielo”. Fue calificado erróneamente como un supervillano de nivel 3, pero sus recientes apariciones confirman un nivel 5 o superior. Se especula que el objetivo cuenta con la mítica adaptabilidad SS+++, si no se contiene podría seguir evolucionando hasta volverse un oponente virtualmente invencible.

—Según este informe, el objetivo es… ¡¿Un niño de 8 años?! ¿Estás bromeando, verdad?.

—Me temo que ese no es el caso. Debido a su corta edad, ningún héroe quiere tomar la misión de capturarlo y, ya que estamos siendo honestos, pensamos que un héroe con una moralidad tan ambigua como la suya sería el candidato ideal para la misión…

—Solo es un niño ¿Qué tanto problema puede causar un niño?.

—Como sabrá, el planeta está al borde de una guerra intergaláctica contra la recién llegada Diamond Head Army. Estos alienígenas exigen, les sea entregado el Dios creador “Hunab ku”, dicen que tomarán a su prisionero y se irán sin comenzar un conflicto con la tierra. Desgraciadamente, el niño es el único que sabe dónde se encuentra el Dios y se cree que le brinda asilo.

—Ya veo, el chico debe pensar que tiene a su propio E.T. o algo por el estilo. Aquí dice que es el protegido no oficial de la heroína de cuarta “Thunder legs” ¿Ya intentaron decirle que levante su culo del sofá y haga su trabajo?.

—Verá, la señorita legs ha hecho hasta lo imposible para proteger al niño, pero desgraciadamente la Diamond Head army tiene presionados o a los gobiernos mundiales. Si no entregamos a Hunab ku en un plazo de 32 horas, ellos iniciarán una guerra con la humanidad.

—Haaa… Thunder legs siempre protegiendo a los niños hasta las últimas consecuencias, su ingenuidad me enferma. Tomaré el trabajo entonces, mándame todos los datos sobre el objetivo y la misión a mi aparato.

—¡Aguardé señora! ¿No va a esperar al equipo?.

—¿Equipo? no necesito ningún equipo. Antes del mediodía traeré a ese little sinner completo o en pedazos.

Los héroes no somos más que errantes que imponen justicia allá donde van. Ayer Florencia, mañana Hokkaido, pero hoy ciudad granizo. El desierto, las costas, los árboles, planicies o los rascacielos asfixiantes, nada de eso importa. Cualquier lugar que visites siempre tendrá maldad en forma de mentiras, violencia y mi favorita personal… ¡Delincuencia!.

La figura de una dama con botas de cuero largas hasta las rodillas recorrían un callejón cubierto por nieve. Dicha figura giraba su sombrilla color púrpura en círculos, conteniendo la emoción desbordante en su interior.

A las afueras del callejón se encontraban dos hombres con ropa de invierno ocultos tras una Suburban negra.

—Tenemos un nuevo lote: 99% de pureza y es 100% loto de hielo. ¿Interesados?.

El hombre abrió la cajuela de la Suburban revelando un lote entero de producto cubierto por una lona de plástico. Aproximadamente media tonelada de loto de hielo separado en paquetes de 1kg.

Para asegurarse de que la compra fuera atractiva, sacó una pequeña cantidad del producto guardada en una bolsa tipo ziploc.

—Mira, me interesa, pero espero que no esté mezclada con porquería como la otra vez. Algunos de mis compradores frecuentes simplemente desaparecieron después de probarla.

El otro hombre vestido de manera más casual llevaba un gorro rojo desgastado. Sacó de su pantalón de mezclilla el celular y usando sus dientes se quitó sus guantes de tela para desbloquearlo. Al entregarle el celular al vendedor, saldría la noticia: “múltiples muertes por combustión espontánea”. Deslizando hacia abajo venía el reportaje de una droga experimental llamada “crepúsculo “ y adjunta venía una imagen del autoproclamado “héroe” Ice enfrentando a lo que parecía ser un vampiro sin brazo izquierdo.

—Bien, entiendo la desconfianza. Pero tienes mi garantía de que esté lote, está 100% libre de crepúsculo ¿Qué me dices?.

El hombre extendió la mano hacia el comprador potencial esperando pactar con un apretón de manos.

—Está bien, de todos modos yo no consumo está mierda.

Ambos cerraron, él trató con un apretón de manos, estando a punto de concretar la venta, su atención sería robada por el distintivo sonido de cristal rajándose. El origen de tan molesto ruido era aquella dama que jugaba tranquilamente con su sombrilla.

Los hombres miraron con preocupación a la figura femenina que emergía de las sombras: vestida con una chamarra de piel de alce con pelaje en el cuello, botimedias de cuero negro que llegaban por encima de su rodilla y shorts oscuros, de un material similar a la mezclilla, los sujetos no sabían si estaban delante de una amenaza o de una…

—¿Prostituta?, ¿Invitaste a una prostituta?.—Dijo el vendedor mientras mantenía su mano derecha extendida.

—¡Ey!, ni siquiera sé quién es, ¿no viene con ustedes?.—Sacando una pistola desde el interior de su pantalón, el hombre apuntó a la cabeza de la mujer.

—¡¿Quién eres?!.

Con un repentino viento helado, el cabello rizado y gris de la mujer hondeo con la brisa. Sin darle demasiada importancia al asunto, levantó lentamente sus manos cubiertas por guantes blancos que llegaban hasta su antebrazo. Con movimientos tranquilos procedió a quitarse las gafas de sol y su cubrebocas, revelando por completo su rostro.

La cara angelical de la mujer estaba libre de imperfecciones, aquella mirada con ojos afilados resultaba especialmente cautivadora a causa de sus ojos color ámbar. La atención se centraba en el lunar en la parte inferior del labio izquierdo, que resaltaba sus delicados labios cubiertos por labial rosado.

Sin mostrar temor, la mujer levantó los brazos por encima de su cabeza y dijo.

—Por favor, disparen.

En cuanto terminó su oración, una bala salió de la Beretta de aquel comprador. El proyectil se movió en cámara lenta hacia la mujer, quien mantuvo los ojos cerrados con una expresión despreocupada. A treinta centímetros de su rostro, la bala sería desviada por un objeto invisible, dejando a la mujer sin ningún daño.

—Mierda, es de esos fenómenos… ¡Abran fuego!.

El callejón, aparentemente vacío, se llenó de mercenarios armados con toda clase de armas automáticas. Resultó que ambos hombres tenían a su fuerza de ataque camuflajedos con alguna clase de tecnología. Estos no eran pandilleros de poca monta, era un equipo con equipamiento de nivel militar.

Antes de abrir fuego contra la dama, comprador y vendedor se refugiaron dentro de la Suburban.

El frente, los lados e incluso lo alto de los edificios estaba resguardado por hombres armados.

Take… My word… ¡As gospel!.

El sonido de docenas de disparos llenó el aire, pero la figura de dicha mujer desapareció a una velocidad imperceptible para todos los presentes. Pronto se darían cuenta de que ella era el menor de sus problemas.

Sobrevolando el edificio 6 cuervos hechos de un material similar al vidrio de un color púrpura oscuro.

—¿Qué son esas cosas?.—preguntó un mercenario con voz juvenil.

—Eso no importa, solo dispara.—Respondió su compañero de mayor edad como la voz de la experiencia.

Los hombres en la azotea abrieron fuego contra las aves que volaban esquivando los proyectiles. Una de estas aves abrió su pico de forma repulsiva, regurgitando un pedazo de cristal afilado que escupió cuál proyectil, impactando en la frente de aquel mercenario.

Ante la caída del primer hombre, el fuego se intensificó hasta impactar finalmente a uno de los cuervos, pero revelando algo que heló la sangre de todos los presentes.

—¡Son a prueba de balas!.

Dicho descubrimiento llegó demasiado tarde, dispararles provocó que balas rebotaran contra sus tiradores. Las balas impactaron lugares imposibles como el cuello, los muslos, la parte trasera del cuello, etc. En menos de un minuto el número de tiradores en la azotea pasó de doce a solo uno que se mantenía disparando a los cuervos.

Pronto sería rodeado por estos y comenzarían a descender ante sus gritos de desesperación.

—No… ¡NOOO!.

Los cuervos comenzaron a desgarrar su carne con sus afiladas garras y pico de cristal, reduciendo al hombre a simple carroña.

—¡En la pared!.

Los hombres desplegados en las paredes se vieron forzados a descender o caer al suelo ante la repentina aparición de un cocodrilo de cristal caminando por la pared cual lagartija. Los intentos de disparar contra la boca del animal resultaban inútiles, pero nadie fue lo suficientemente idiota como para dejarse devorar por un cocodrilo de 2 metros.

La mujer volvió a aparecer en el techo de la Suburban negra. Su mirada había desaparecido, pero estaba en un estado de éxtasis, riendo cómo una maniaca ante la masacre.

—¡HAHAHA!, ¡DISPAREN!.

Los mercenarios restantes abrieron fuego apuntando a la cabeza y el pecho de la dama, sin previo aviso un cristal sombrío la recubrió como si fuera un capullo. Las inofensivas balas caían al suelo después de impactar la superficie del cristal o, por el contrario, rebotaban contra los tiradores.

Cuando las balas se agotaron, todos los hombres entraron en pánico y trataron de huir por sus vidas, pero serían detenidos por una fuerza invisible. Resultó que la sombra del capullo se extendió de forma antinatural y de alguna manera se fusionó con las sombras de todos los hombres, encadenando su sombra a la de aquella mujer.

Fuera de peligro, la mujer retiró su capullo lentamente. Tenía una sonrisa sádica en los labios, casi relamiéndose por la brutalidad que acababa de realizar. De forma “sorpresiva” un arma de fuego se disparó desde el interior del auto perforando el techo con la intención de dañar a la mujer. Esta misma esquivó los disparos a una velocidad alucinante, casi sin despeinarse.

—Después Me encargaré de ustedes.

La dama dio un gran salto, alcanzando una altura de cinco metros. Desde la ingravidez, manifestó seis cuchillas de cristal entre sus dedos y, cómo si fuera una ninja, las lanzó contra los mercenarios.

Ninguno de los disparos falló y aunque los mercenarios contaban con protección balística, estás dagas atravesaron su carne como si fuera mantequilla.

Antes de tocar el suelo, la mujer empezó a levitar a un metro de altura. Desplazándose en el aire como si fuese un espectro, la mujer creó garras de aquel cristal sombrío para desgarrar los cuellos de cada mercenario que sobrevolaba, acabando con la vida de diez en menos de 5 segundos.

Quedando únicamente cinco mercenarios, la mujer decidió liberarlos del control de su sombra. Los hombres cayeron de rodillas al suelo producto del abrumador poder de la sombra. Sin embargo, la mujer los miraba con desdén, clavando su mirada en lo más profundo de sus almas como si reclamase las mismas.

—Si quieren conservar su vida, ¡Peleen contra mí!

Los hombres sin dudarlo… trataron de salir corriendo por el callejón. El último de los mercenarios se resbaló a causa de la nieve y no pudo acompañar a los hombres que corrían despavoridos, sin embargo, eso fue lo mejor que pudo sucederle. Justo cuando iban a atravesar la entrada del callejón, los 4 hombres fueron engullidos por una sombra gigantesca con forma de gusano que los embistió desde el interior del callejón para desaparecer en el aire, dejando caer los brazos de cada mercenario.

El mercenario sobreviviente prácticamente gateó en dirección contraria a los brazos, chocando accidentalmente contra las piernas de la mujer. Al levantar la mirada y ver aquella sonrisa sádica, el hombre cayó de espaldas contra el suelo.

Decepcionada, la mujer suspiró y adoptó una pose de boxeo.

—¡Pelea!, si quieres conservar tu vida.

El mercenario finalmente comprendió que aquella bestia con forma de mujer le estaba dando una oportunidad para sobrevivir, pero a estas alturas él no pelearía con sus manos. Sacó un cuchillo de combate que guardaba a la altura de su pantorrilla y de un salto se pondría de pie.

—¡Ven por mí, perra!

Aquella provocación la hizo soltar una discreta risa antes de abalanzarse contra su oponente. El hombre sostenía el cuchillo como si fuera una navaja, buscando clavarla en su oponente para mantener distancia.

Aprovechando el débil agarre de su oponente, la mujer simplemente pateó la mano del mercenario con fuerza haciendo que el cuchillo cayera al suelo. Perdiendo su única ventaja, el hombre corrió para conectarle un puñetazo en el rostro con todas sus fuerzas, pero la mujer no se movió ni un poco.

Al conectar el puñetazo en el pómulo derecho de la mujer, esta no sintió más que un leve empujón mientras el mercenario cayó adolorido al suelo con los dedos de la mano completamente destrozados.

La mujer se acercó sigilosamente por detrás y colocando su mano derecha en el hombro de aquel hombre, dijo.

—En mi trabajo me suelen comparar con algo similar a un oso. Dicen que mi piel es mucho más gruesa que la de un humano normal y que tengo la fuerza de 15 hombres. Dime ¿Te parezco un oso?.

Antes de tener tiempo para huir, la mujer clavó sus uñas en el hombro del mercenario y con una sola mano lo levantó por encima de su cabeza.

—¡AAAAHHHH!.

Siguiendo el principio de que todo lo que sube tiene que bajar, la mujer estrelló al mercenario contra el suelo con tanta fuerza como para retumbar el suelo y encender las alarmas de auto cercanas. El hombre quedó inconsciente y con las piernas destrozadas, pero al menos con vida.

Lamiendo la sangre en sus manos, aquella mujer se acercó lentamente a la Suburban que tenía a dos hombres aterrados en su interior. La dama se aproximó lentamente a la cajuela del vehículo y con su mirada desaparecida clavo sus garras de cristal en el vehículo, elevándolo lentamente.

—Si no recuerdo mal, ustedes me llamaron prostituta, ¿No es así?.

Muertos de miedo, los hombres cambiaron drásticamente su actitud.

—¿Pros?, nooo. Quise decir promotora, ¿No es así viejón?.

—Oh, cierto. Yo quise decir promotora también, pensé que venías con el caballero a cerrar la venta, qué confusión.

El auto comenzó a elevarse más y más. Antes de darse cuenta, la mujer ya sostenía al auto, la droga y los dos hombres por encima de su cabeza. Sin razón aparente, la dama comenzó a reír de forma descontrolada, revelando en su mirada un aterrador rostro de éxtasis.

—¡JA, JA, JA!, ¡Vamos a divertirnos muchísimo!.

Ante los gritos de aquellos hombres, el sonido de unos bongos fue el preludio para una distorsión en la realidad que finalizó con la mujer y el vehículo desapareciendo en la nada.

¿La parte que más me gusta de mi trabajo? Sin duda son estos momentos. Incluso en el pueblo más pequeño o la aldea más inhóspita, la delincuencia organizada siempre hace de las suyas. Armas, drogas, animales o personas, estos desgraciados están por todas partes.

No disfruto desmantelando células criminales, sé perfectamente que cuando cortas una cabeza nacen otras 2, pero eso es lo que me encanta. Dentro de 500 años podré seguir matando y torturando a esta escoria.

Gotas de sangre goteaban a través de una silla de madera, cayendo al suelo en dirección al drenaje. Aquellos hombres yacían cubiertos de heridas por todo su cuerpo. Sus ojos eran cubiertos por vendajes negros y su boca era cubierta por una tela ensangrentada. La mujer desató más cadenas que sujetaban ambas manos del hombre más delgado, el que alguna vez fue el comprador.

Con firmeza tomó junto sus manos a pesar de su forcejeó y de un rápido movimiento las clavó a la mesa de madera utilizando una de sus dagas de cristal.

—¡Mi- MIS MANOOOS!.

El otro hombre que presentaba mayor masa muscular apartaba la cabeza con la esperanza de no escuchar aquellos, gritos. Apretaba los dientes con fuerza tratando de resistir la tortura.

Aquella mujer puso sus manos en el cuerpo del vendedor y comenzó a manosear cada herida abierta en su cuerpo. El dolor fue insoportable, una sensación ardiente recorría el cuerpo de aquel hombre cada que tocaba sus heridas, pero ella parecía disfrutar esas expresiones de dolor.

Finalmente, quitó sus manos del cuerpo de aquel vendedor y este comenzó a respirar de forma agitada por el inmenso dolor.

—Veamos, el lirio de hielo es una planta exclusiva de ciudad granizo, pero lo que realmente me sorprende es otra cosa. Estamos en el norte de México, estado de Chihuahua. Este territorio debería corresponder al cártel de Juárez o al cártel de Sinaloa, pero te aseguro que ellos nos tienen a soldados invisibles entre sus filas. ¿Quiénes son ustedes?.

El vendedor, aún adolorido, escupió sangre y saliva en dirección a la dama.

—¡Soy tu maldito padre!.

—Lindo, es evidente que todavía no entiendes a quién debes temer más ¿Y tú?, por lo visto tienes tanto miedo que ya te hiciste en los pantalones.

Líquido amarillo recorría la pierna del comprador, quien se estremecía de miedo por la tortura.

—¡Soy de Seconds Away!. Somos algo así como una pandilla y dominamos este distrito. Ellos son-.

—¡CIERRA LA BOCA!.

—Pero, si no hablo, ella va a-.

—Eso no importa. ¿Tienes idea de lo que van a hacernos esos dementes cuando salgamos de aquí?.

—¡Al diablo con ellos!, ¡TENGO UN CUCHILLO ATRAVESADO EN MIS JODIDAS MANOS!. Son del cártel de ciudad granizo.

Esta respuesta hizo que la inmutable dama quedará impresionada.

—¿Una ciudad tan pequeña tiene su propio cartel?.

—¡Ja!, ni siquiera conoce al cártel de ciudad granizo. Escucha algo, monjita. Se necesita ser alguien muy cabrón para defender un territorio como este, teniendo a dos grandes cárteles de vecinos. Pero hay que ser el más cabrón de todo para tenerlos como clientes. No tienes ni idea de que es lo que pueden hacer los 7 jefes.

Rápidamente, el hombre se arrepintió de sus palabras, mostrando una notable confusión.

—No… ¿Qué dije?, ¡¿POR QUÉ LO DIJE?!. ¡ESTOY MUERTO Y ES POR TU MALDITA CULPA!.

Aquel hombre que permanecía en calma ante la feroz tortura finalmente era presa del pánico y la desesperación. Tratando de liberarse comenzó a dar saltos que terminaron por tumbar su silla cayendo en el charco de sangre y orina del otro cautivó.

Sin razón aparente, ambos hombres comenzaron a llorar desconsoladamente mientras aquella dama reía.

—¡Ja, ja, ja!. ♪♪Why do we idolise those beautiful lies, From your silver tongue?♪♪.

La imagen de aquella tortura desapareció lentamente en la oscuridad hasta revelar que dicho lugar era una iglesia en un pedazo de tierra que flotaba en la inmensidad de un espacio completamente diferente al de la tierra. Había una gigantesca estrella que emanaba un color rojizo casi rosado, múltiples planetas con anillos se veían a la distancia, pero cerca de la iglesia no había más que escombros y meteoritos.

En lo más alto del cielo se podía distinguir la silueta de un hombre con hilos saliendo de sus dedos, como si el universo estuviera siendo controlado por un titiritero omnipotente.