Chapter 6:

CAPITULO 1 PARTE 5

Cronicas de Rigel


Shiro casi se tambaleó ante aquella simulación. Todo era rocoso, un paisaje inmenso que parecía no tener fin. Kaede miró a su alrededor con una sonrisa radiante.

—¡Mira, mira, Shiro! ¡Esto es inmenso! exclamó Kaede, extendiendo los brazos hacia el horizonte.Shiro pasó su mano derecha por su nuca, intentando analizar el lugar. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Kaede tomó su otra mano y lo atrajo hacia ella con energía.

—¡E-espera! ¿Por qué esto? pensó Shiro, sintiéndose algo nervioso.El pecho de Shiro golpeó el de Kaede, y un destello azul oscuro etéreo explotó entre ellos. La energía se disolvía con suavidad mientras Kaede elevaba un dedo hacia el cielo. Al instante, una carta completamente negra con llamas azules apareció sobre su mano. Kaede sonrió y cerró el puño con fuerza. La carta se dividió rápidamente, creando múltiples versiones de sí misma que giraban a su alrededor.

—No siento nada... todo se va a ti... murmuró Kaede, su voz más calmada.Shiro sintió un nudo en el estómago, como si hubiera comido demasiado. Aunque, pensándolo bien, llevaba bastante tiempo sin probar bocado.

—¿Qué se supone que tengo que hacer? Siento que voy a vomitar en cualquier momento... pensó Shiro, intentando contener su malestar.Kaede volvió a tomar su mano y lo miró con una sonrisa cálida.

—Es curioso, ¿no? Conservamos todos los sentidos del cuerpo humano, aunque sea una simulación.Shiro suspiró, notando que Kaede solo intentaba ayudarlo. Pero antes de que pudiera responder, Kaede se impulsó hacia arriba con una fuerza monstruosa. El suelo bajo sus pies se resquebrajó y el polvo se elevó en el aire. Shiro sintió un vuelco en el estómago mientras Kaede reía con energía.

—¡Vamos a divertirnos!—gritó ella desde el aire.Las cartas llameantes a su alrededor comenzaron a dividirse y girar más rápido, formando un tornado azulado que finalmente se dispersó cuando Kaede chasqueó los dedos. Una de las cartas descendió suavemente hacia su mano y, tras lanzarla al aire, esta explotó, dejando caer un vórtice negro que Kaede absorbió y lanzó con fuerza contra una de las montañas lejanas.

El impacto fue devastador. Kaede río levemente al ver el resultado, y mientras descendía, sostuvo a Shiro para suavizar su caída.Shiro, por su parte, seguía intentando comprender la situación. Todo se sentía demasiado real.

—¿Por qué la simulación es tan perfecta? pensó, algo mareado.Kaede le tomó las manos nuevamente.

—¡Déjame probarte, Shiro!Cuando estaban a punto de tocar el suelo, una de las cartas creó un vórtice que frenó su caída lo suficiente para aterrizar con suavidad. Kaede miró a su alrededor, buscando algo más con lo que experimentar.

—¡Oye, Mizuki! ¿Nos escuchas? ¡Hay más que hacer aquí?! gritó Kaede al aire.Tras un instante de silencio, un portal se materializó frente a ellos. Del portal emanaba una energía extraña, densa e imponente.

—¡Mira, Shiro! ¡Este tipo de portales dejan pasar todo tipo de cosas! exclamó Kaede, acercándose sin dudar.Shiro reaccionó instintivamente, corriendo hacia ella y apartándola justo a tiempo. Del portal emergió un tren hecho de rocas lisas, avanzando a toda velocidad sobre vías invisibles en el aire.Ambos se quedaron mirando en silencio, sus respiraciones agitadas.

—¡Solo porque estamos en esta simulación no somos marionetas..."

exclamó Shiro.Kaede soltó una carcajada y, sin soltar su mano, lo impulsó hacia arriba nuevamente. Con una carta en sus dedos, Kaede la lanzó al tren, que explotó parcialmente.

—¡Contigo no tengo límites!—gritó Kaede, extasiada.Pero el malestar de Shiro iba en aumento. Su estómago dolía con intensidad.

—¿Será que no soy un recipiente apropiado?—pensó, luchando contra el mareo.Finalmente, en un parpadeo, Shiro sintió que todo se desvanecía. Abrió los ojos y se encontró acostado en la cápsula de simulación. Encima de él, Kaede lo miraba con una sonrisa cálida antes de ayudarlo a levantarse.La puerta de la sala se abrió y Mizuki entró.

—Shiro, Kaede te guiará por hoy. Nos convocaron a una reunión... ya sabes, los sabios.Antes de irse, Mizuki se detuvo un momento.

—Kaede, considera a Shiro parte del departamento número 9"

Kaede se quedó en silencio, sorprendida, pero pronto sonrió de oreja a oreja

.—¡Somos compañeros oficialmente, Shiro!

—¿E-eh? balbuceó Shiro, confuso.Kaede lo tomó de la mano y lo guió hacia una ventana en el pasillo. Señaló una ciudad gris y monocromática con edificios imponentes.

—Shiro, desde ahora vives ahí... conmigo.Frente a ellos, un edificio negro, rodeado de otros nueve similares, se alzaba entre las sombra de una ciudad apagada

Chaos
Author: