Chapter 1:

“Todos nacen con un NÉXUS. Todos... menos yo.”

Ojos de Caín: El Nexo Prohibido


En el año 2173, la humanidad dejó de temer a las armas y empezó a temer a las emociones. En este nuevo mundo, cada persona despierta su NÉXUS a los 10 años: una energía interna que refleja su emoción dominante y les concede una habilidad única.

Algunos niños ardían en fuego cuando sentían ira. Otros podían controlar la mente con solo tocar tu sombra. Unos pocos, los más raros, jugaban con el espacio y el tiempo. El NÉXUS lo cambió todo: la educación, el deporte, la guerra... y la forma de vivir.

En este mundo... yo nací roto.

Recuerdo el día de mi prueba de despertar.

Tenía nueve años y once meses. Mis compañeros estaban emocionados, chillando y soñando con ser reclutados por las grandes corporaciones. Todos querían volverse famosos, ricos, poderosos.

Yo no. Yo solo quería no ser… nada.

—Caín Hanamura, adelante —dijo el instructor, un tipo de bata gris y gafas oscuras.

La sala de pruebas era blanca, vacía, con un cristal enorme donde los examinadores observaban sin pestañear.

Me acerqué al centro. Puse las manos sobre el Cristal de Nexo, el cual reaccionaba con la energía emocional del individuo. Brillaba azul para los pacíficos, rojo para los iracundos, negro para los temerosos…

Pero cuando lo toqué…

No brilló. Nada. Cero. Vacío.

—No hay señal de NÉXUS —murmuró uno de los técnicos.

La sala se llenó de murmullos. Un chico sin NÉXUS era como un pájaro sin alas. Una burla. Un error. Un fracaso.

Desde ese día, me miraron como si fuera una sombra más. Ni siquiera los “Clase E” (los más débiles) querían juntarse conmigo. Mi madre, siempre sonriente, empezó a evitar mi mirada. Mi padre… se fue poco después. Dijo que “no podía criar a un inútil”.

Pero lo que nadie sabía…
Es que el Cristal tenía razón.
Mi NÉXUS no existía.
Yo no tenía energía.

Yo tenía algo peor.

A los 12 años, fue cuando ocurrió.

Un chico me golpeó en el callejón trasero de la escuela. Me tiró al suelo, riéndose. No fue la primera vez. Pero ese día... algo cambió.

—Vamos, fenómeno. ¿Por qué no lloras? ¿Ni siquiera eso puedes hacer?

Lo miré. Con rabia. Con dolor. Pero también con algo más oscuro, algo que no entendía.

Mis ojos... ardieron. Literalmente. Un calor extraño me recorrió las venas, y por primera vez en mi vida, sentí poder.

Y entonces él gritó.

—¡¡AAAAAHHH!! ¡¿Q-qué... qué me hiciste?! ¡S-saca eso de mi cabeza!

Cayó al suelo, temblando. Llorando. Suplicando.
Yo no le había tocado.
Yo solo lo miré.

Desde entonces supe la verdad:
No tengo un NÉXUS común…
Tengo los Ojos del Juicio.

Nadie volvió a molestarme. Pero algo peor empezó.
Una figura encapuchada me observó desde los techos ese día.
Un mensaje llegó a mi celular sin remitente:

“Has sido marcado. Tu NÉXUS es Arkhé... prohibido.
Serás perseguido.
Corre, Caín.”

Y desde ahí, mi historia realmente comenzó.