Chapter 2:
Ojos de Caín: El Nexo Prohibido
Corrí durante horas esa noche. No sabía si huía de alguien, de algo… o de mí mismo.
El mensaje anónimo seguía brillando en mi celular:
“Tu NÉXUS es Arkhé... prohibido. Serás perseguido.”
Nadie hablaba de esa clase en público. Arkhé era una palabra que solo salía en foros ocultos, entre teorías conspirativas y archivos censurados. Se decía que los Arkhé podían alterar el equilibrio del mundo. Que eran inestables. Incontrolables. Inhumanos.
Y ahora… yo era uno.
Me refugié en una estación de tren abandonada, debajo de la ciudad. El lugar apestaba a metal y humedad. Allí nadie buscaría a un niño sin NÉXUS. O eso creí.
Hasta que él apareció.
Una figura encapuchada emergió de entre las sombras. No tenía rostro visible. Solo una máscara de acero sin ojos, con un símbolo tallado en el centro: una cruz negra con una espiral.
—Caín Hanamura —dijo con voz distorsionada—. En nombre del Control Global de NÉXUS, debes entregarte.
—¿Quién... quién eres?
—Uno de los Cazadores del Equilibrio. Tu existencia amenaza al mundo. Tu habilidad no fue registrada. Eres una anomalía. Debes ser eliminado.
No pensé. Solo sentí.
Miedo.
Rabia.
Supervivencia.
Mis ojos ardieron otra vez.
El cazador se detuvo en seco. Tembló. Dio un paso atrás. Luego otro.
—¿Qué estás haciendo? ¡Alto!
Demasiado tarde. Su cuerpo se tensó como un maniquí. Cayó de rodillas. Empezó a gritar.
—¡¿Por qué escucho voces?! ¡¿Quiénes son?! ¡No quiero morir otra vez!
Otra vez…
Mi corazón latía como un tambor. Su miedo… no era solo emocional. Estaba reviviendo su peor memoria.
Yo no solo infundía miedo.
Lo arrancaba del alma de las personas.
Lo convertía en realidad.
Pero no podía controlarlo.
La estación tembló. Las luces parpadearon. El aire se volvió denso. Mis ojos sangraban.
—¡Detente, Caín! —gritó una voz femenina.
Volteé. Una chica apareció entre el humo, rodeada por un aura blanca. Cabello corto, ojos dorados, uniforme gris con emblema dorado.
Con un gesto, invocó una barrera de luz que me separó del cazador.
Él cayó al suelo, inconsciente. Ella me miró. No con miedo. Con lástima.
—Si no aprendes a controlar eso… el mundo no será lo único que destruirás.
—¿Quién eres?
—Mi nombre es Akari Tsukino. Clase Lumina. Enviada por el Departamento de Observación de Riesgos Arkhé.
Se acercó, con la mano extendida.
—Ven conmigo, Caín. Si no quieres que te maten… o que mates a alguien más.
Acepté.
No porque confiara en ella.
Sino porque, por primera vez, alguien me miró sin odio.
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