Chapter 5:

Capítulo 4: ¿Vas a algún lado?

The beginning of the Ice Hero Vol 3| Black Parade #workverso


Lunes 9 de febrero del 2014. Ciudad Granizo, Distrito Glaciar. Colonia Tulipanes, Calle Clorofila. 11:05 a. m.


El sonido frenético del teclado llenaba la habitación.

Emiliano tecleaba como si su vida —y la de sus hijos— dependiera de ello. Y así era.


Detrás de él, Big Bronze caminaba de un lado a otro, nervioso. En su mano sudorosa sostenía un celular, la pantalla iluminada marcaba “Buzón de voz”.


—¡Maldita sea, no responden! —gruñó, arrojando el teléfono contra la pared. El aparato rebotó sin romperse, pero el gesto fue suficiente para tensar el ambiente.


Fingertrick, encorvado en un rincón, se ajustó las gafas tembloroso.


—J-jefe… ¿y si… si les pasó algo a Headloop y Jack Nee?


El tecleo cesó.


Emiliano levantó la vista como un resorte. Su voz quebrada por la ansiedad:


—¡¿Qué sucedió?! ¡¿Están bien mis hijos?!


Fingertrick desvió la mirada. Brassdoby se limitó a suspirar.

Big Bronze, en cambio, no tuvo reparo alguno.


—Primero lo primero —dijo con un tono gélido, señalando el teclado—. Termina de programar esa cosa… y después hablaremos de tus hijos. ¿Entendido?


Emiliano apretó los dientes. Sus dedos volvieron al teclado, cada tecla golpeada con rabia contenida.


Big Bronze exhaló con frustración y se volvió hacia Fingertrick.


—No me está gustando esto… ve a buscar a los otros dos.


—P-p-pero jefe…


—¡Dije que vayas! —Luego, más suave—. Por favor.


Fingertrick tragó saliva.


—D-de acuerdo…


Cuando salió de la habitación, las teclas se detuvieron.

Emiliano respiraba agitado, con la frente perlada de sudor.


—Ya terminé con el A-50 —dijo, girándose—. ¡Ahora déjame ver a mis hijos!


Big Bronze y Brassdoby intercambiaron miradas.

El segundo al mando se acercó al dispositivo: un misil compacto, su interfaz brillando con un tono rojo. El tipo de rojo que solo significaba muerte.


—¿Para dispararlo solo…? —preguntó Brassdoby.


—Presionen “Enter” —respondió Emiliano con la voz rota.


—¡Es increíble! —exclamó Big Bronze, riendo con entusiasmo—. ¡Lo volviste a hacer, Emilio!


Emiliano lo interrumpió:


—¿Ya puedo ver a mis hijos?


Big Bronze ignoró la súplica. Palmeó a Brassdoby en el hombro y ordenó:


—¡Lleva este juguete a lo alto! Quiero que todos lo vean antes del espectáculo.


Brassdoby asintió y cargó el A-50 con facilidad antinatural.

El misil brillaba, como si esperara ansioso su destino.


Emiliano frunció el ceño. Un pensamiento le heló la sangre.


—¡¿Piensas usarlo en el festival?!


Big Bronze se giró, con una sonrisa ancha y maliciosa.


—Claro que sí. —Le dio unas palmadas en la cara, burlón—. Unos “amigos” pagaron buena lana por una distracción… ¿y qué mejor que el Desfile de la Flor Helada?


Emiliano se congeló. El mundo se volvió una mezcla de horror y rabia.


—No… no vas a hacerlo —susurró.


Big Bronze se dio la vuelta, caminando hacia la puerta como si nada.


—Recuerda una cosa, Emilio: una vez dentro, siempre dentro.

Y esta vez… no te voy a dejar ir tan fácil. ¡Jajajaja!


Fue entonces cuando Emiliano sintió un impulso desconocido.

Una chispa que ardía en su interior.


Sus ojos recorrieron la sala.

Una llave inglesa.


La tomó con manos temblorosas. Se levantó. Alzó la herramienta sobre su cabeza.


—No vas a hacerlo, Bronze.


Big Bronze se detuvo, se giró lentamente… y al verlo con la llave levantada, abrió los brazos.


—Hazlo.


Emiliano cerró los ojos y descargó el golpe con todas sus fuerzas.


¡Clang!


La llave inglesa rebotó.


Cuando abrió los ojos, Big Bronze ya no era completamente humano.

Su piel ahora era bronce sólido, salvo una ligera abolladura en la frente.


—Te advertí que podrías lastimarte —susurró.


Extendió los brazos al frente.

Sus puños salieron disparados como cohetes y rodearon el cuello de Emiliano.

Lo alzaron por los aires, comenzando a asfixiarlo a distancia.


—Nunca pudiste contra mí, Emilio… y nunca podrás.


El rostro de Emiliano se tornaba morado. Le faltaban segundos para desmayarse.


Entonces…


¡BOOM!


Una explosión sacudió el edificio.

Big Bronze giró la cabeza de inmediato.


—¡¿Qué carajos…?!


Sus brazos liberaron a Emiliano, quien cayó de rodillas al suelo, jadeando, tosiendo, vivo por milagro.


Los pasos acelerados retumbaban en el piso. Alguien se acercaba.


Big Bronze frunció el ceño.


La función estaba por comenzar…


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Parte 2: Fingertrick



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Lunes 9 de febrero de 2014. Ciudad Granizo, Distrito Glaciar. Colonia Tulipanes. Calle Clorofila. 11:11 a.m.


La puerta de la bodega se abrió con un chirrido oxidado.


Fingertrick asomó la cabeza con cautela… y se congeló al ver a Ice y Thunder Legs esperándolo justo afuera.


—¿Ibas a algún lado? —preguntó Thunder Legs, ladeando la cabeza con una sonrisa confiada.


—¿Además de a la morgue? —añadió Ice, subiendo una ceja.


Fingertrick se puso pálido al instante. Dio un brinco hacia atrás, casi tropezando con sus propios pies.


—¡Héroes! ¡¿Q–Qué hacen héroes aquí?!


Thunder Legs se le acercó despreocupadamente, dando pequeños saltos. Luego, se apoyó en su hombro como si fueran viejos conocidos.


—Secuestro, robo, asesinato… tsss. No volverán a ver la luz del sol, amigo.


Ice creó una plataforma de hielo bajo sus pies y se elevó hasta quedar cara a cara con Fingertrick.


—Uy… parece que alguien será muy popular en la cárcel, ¿no lo cree, maestra?


—Tienes razón, somebody —dijo Thunder Legs, sonriendo—. Lo mejor sería que colabores y evites, ya sabes… lesiones innecesarias.


Fingertrick temblaba como gelatina. Sus gafas estaban empañadas, sus piernas parecían fideos. Pero aun así, alzó la voz.


—Y–Yo...


De repente, empujó a Thunder Legs con un movimiento inesperado, apartándola con fuerza.


—¡Yo jamás traicionaría a mi pandilla!


Sus dedos se transformaron al instante: bronce reluciente, afilado y letal. Apuntó hacia Ice y disparó.


Un proyectil entró directamente en la boca de Ice... y explotó desde adentro.


La cabeza del héroe estalló.


Primera muerte de Ice.


—¡Somebody! —gritó Thunder Legs, horrorizada.


Fingertrick no se detuvo. Disparaba sus dedos como misiles, uno tras otro, convirtiéndose en una ametralladora viviente.


Pero Thunder Legs era demasiado rápida.


Bailaba entre los disparos como una corriente eléctrica. Esquivó proyectiles, giró, y se preparó para una patada frontal... cuando una mano de bronce voló desde el cielo y la atrapó por el cuello.


—¡Ahhhk!


La alzó como si no pesara nada, dejándola suspendida a dos metros del suelo.


Era Big Bronze.


—Así que ustedes se encargaron de mis colegas... Qué desafortunado. Ahora tendré que matarlos.


Thunder Legs reaccionó lanzando una descarga eléctrica desde sus piernas, pero el bronce no se fundió. Solo comenzó a calentarse.


—¡Haghk...! —jadeó, perdiendo el aire poco a poco.



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Cambio de estilo: Front Carnage.



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Ice regresó a la vida.


Con un rugido, se impulsó hacia adelante y embistió a Big Bronze… pero el gigante ni se inmutó.


Ice alzó la mirada. Lo entendió al instante.


—¿Tu cuerpo... es todo de bronce?


—Primero lo primero, niño —dijo Big Bronze con desdén.


Con su puño izquierdo, golpeó a Ice y lo lanzó varios metros hacia atrás, estrellándolo contra el suelo.


—¡Bronze! —ordenó.


Fingertrick disparó otra ráfaga de misiles. Ice, aún aturdido, los recibió de lleno.


Segunda muerte de Ice.


Su cuerpo se regeneró al instante. No había tiempo. Tenía que salvar a su mentora.


Pero Thunder Legs seguía demasiado alta. No podía disparar sus Icicle Missiles sin ponerla en peligro.


Fue entonces que sus propias manos comenzaron a vibrar.


Lo supo. Era el momento.


—¡Ice Phalanx Missile!


Extendiendo sus dedos, los disparó como proyectiles de hielo comprimido. Impactaron directamente contra la mano de bronce que sujetaba a Thunder Legs... y la destrozaron.


La heroína cayó, pero creó una corriente eléctrica en el aire que amortiguó su descenso con electromagnetismo parcial.


Ambos héroes quedaron hombro con hombro.


—Encárgate de Fingertrick —dijo Thunder Legs, jadeando—. Yo iré por el hombre de hojalata.


—Tú mandas, maestra. Pero ten cuidado con esa mano.


Se miraron por última vez antes de lanzarse hacia sus objetivos.


Pero justo en ese instante, el suelo retumbó.


Una figura colosal cayó desde las alturas, haciendo temblar el concreto.


Era Brassdoby, cubierto con una armadura de bronce pulido que le cubría el torso.


—Yo me encargo, jefe —dijo, golpeando sus puños como advertencia.


Big Bronze volvió a su forma humana, ajustándose las gafas con tranquilidad.


—Perfecto. Primero lo primero: yo dispararé el misil. Ustedes encárguense de estos dos.


Sin más, se dio la vuelta, regresando a la bodega como si el destino del mundo no le importara.


Dejó la pelea en manos de sus hombres.



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Ahora, Thunder Legs e Ice se enfrentaban a un nuevo reto.


El tiempo corría.

El misil estaba listo.

Y el festival... apenas comenzaba.



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¿Qué planea realmente Big Bronze con ese ataque? ¿Por qué el desfile?


La respuesta aún está por revelarse.


Continuará…