Chapter 6:

Capítulo 5: Carry on

The beginning of the Ice Hero Vol 3| Black Parade #workverso


Lunes 9 de febrero de 2014. Ciudad Granizo, Distrito Glaciar. Colonia Tulipanes. Calle Clorofila. 11:20 a.m.


La bodega abandonada crujía bajo el peso del silencio.


Big Bronze caminaba con la frente en alto, sus pasos firmes resonando en el concreto como tambores de guerra. Su silueta parecía invencible.


Pero a mitad del pasillo… lo esperaba Emiliano.


De pie. Decidido.

Con la misma llave inglesa en la mano.


—Esto se acaba aquí, ¡Brayan! —rugió.


Big Bronze frenó en seco. El eco de ese nombre lo golpeó con más fuerza que cualquier puñetazo. Llevó las manos a sus gafas oscuras… y se las retiró con lentitud. Sus ojos brillaban con rabia contenida.


Suspiró.


—Debí haber oído mal… ¿Cómo me llamaste?


Emiliano tembló. Pero no retrocedió.


—Brayan. Te llamé Brayan Benavides.

¿Hace cuánto que no escuchabas ese nombre, eh?


Big Bronze apretó los dientes.


—Cállate, sapo…


—¿La secundaria? ¿La prepa?

¿O fue cuando tus propios padres te echaron a patadas?


El bronce cubrió su cuerpo por instinto. Pero al instante volvió a su forma humana, como si no quisiera esconderse.


—¡Ja! ¡Jajajaja!

No necesito esos poderes para hacerte mierda, sapo.


—Y yo… —dijo Emiliano alzando la voz— no necesito esta llave inglesa para hacer lo que debí hacer hace ¡quince años!


Entonces se lanzó sobre Big Bronze.


Pero fue detenido de inmediato por una patada directa al abdomen.

Cayó de espaldas con un quejido ahogado.


Aun así, se levantó.


Se sostuvo el costado con una mano, apretando las costillas adoloridas, y volvió a la carga con un puñetazo desesperado.


Big Bronze lo esquivó con facilidad.

Y con un solo golpe al rostro lo derribó.


Emiliano cayó de lado. Antes de poder incorporarse, el pandillero ya estaba encima. Le presionó el cuello con el antebrazo, robándole el aire.


—¿Por qué tan valiente, sapo?

¿Te creíste un héroe, acaso?


—¡No soy un héroe! —escupió Emiliano, jadeando—. ¡Soy un hombre!

Y sé que no me matarías…


Big Bronze apretó más fuerte. Los ojos de Emiliano comenzaron a enrojecer por la falta de oxígeno.


—¿¡Estás seguro!?


—Sí… porque fuimos familia.


—Jamás… matarías a un hermano.


Por un segundo, el agarre titubeó.


Big Bronze se detuvo. Respiraba como un toro furioso.

Y entonces… se quebró.


—¡Maldito seas, sapo! —rugió—.

Solo tenías que hacer el maldito trabajo.

¿Por qué lo volviste tan complicado?


Emiliano, aún jadeando, lo miró fijamente… y notó algo que lo desconcertó.


Las lágrimas.


Sin las gafas oscuras, podía ver claramente que Big Bronze… estaba llorando.


—Pudiste ser uno de nosotros… —murmuró el pandillero, con voz temblorosa—

Aquel día… cuando ese maldito libro apareció en el callejón.

Pudiste ser uno de nosotros cuando esos tipos nos pagaron para arruinar el desfile.


Pateó una caja cercana con furia.


—Pero no… ¡el señor egoísta decidió largarse con la primera suripanta que vio!

Abandonaste a tu gente, Bro.

¡Maldición!

Pudimos haber llegado tan lejos…


Emiliano no respondió.


Solo observó. Y en ese instante, supo que no había más que decir.


Sin previo aviso, se levantó de un salto y salió corriendo hacia la salida, con la llave inglesa aún en la mano.


Big Bronze lo vio escapar.

Levantó el brazo, dispuesto a disparar uno de sus puños como misil.


Pero se detuvo.


—¡Aahhg, demonios, Bro!


Golpeó el suelo con rabia.


Y sin pensarlo más… salió corriendo detrás de él.


Ya no era solo un enemigo.

Era alguien que había sido parte de su historia.


Un hermano perdido.


Y si no lo detenía ahora…


La pandilla lo pagaría caro.


—Primero lo primero —murmuró entre dientes—.

Y primero… la pandilla.


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Parte 2: Brassdoby 


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Lunes 9 de febrero de 2014. Ciudad Granizo, Distrito Glaciar. Colonia Tulipanes. Calle Clorofila. 11:20 a. m.


Un puñetazo estalló contra el pavimento, levantando fragmentos de concreto como metralla.


Ice dio un salto hacia atrás, logrando esquivar el golpe... pero no los restos del suelo, que se clavaron en su rostro como cuchillas heladas.


El joven héroe chilló de dolor. Sin embargo, recordó la técnica que aprendió con Rooftop. Aumentó la densidad de sus moléculas, endureciendo su estructura corporal.


—Mi turno.


Con un golpe al suelo, Ice liberó una onda de choque que empujó a Brassdoby contra la pared, haciéndolo sangrar por la nariz.


Brassdoby se limpió con el dorso del brazo. Y sonrió.


—Lo haces bien, niño... ya estoy sudando.


—¡High risk or no reward! —gritó Ice, avanzando hacia él.


Ambos sabían lo que venía.


Un duelo directo. Un choque de tanques.


Antes de que comenzara, Brassdoby tronó los dedos.


—¿Sabes? En nuestra pandilla tenemos un lema.


—¿Sí? Suena cool. ¿Cuál es?


Brassdoby sonrió con una mezcla de nostalgia y desafío.


—We carry on.


—Pues yo también tengo uno nuevo... High risk, no reward.


—Suena rudo. Me gusta.


Las miradas se endurecieron.


Ambos levantaron el puño derecho...


Y lo lanzaron directo al rostro del otro.



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Comenzó la lluvia de golpes.


—¡Carry! ¡Carry! ¡Carry! —gritaba Brassdoby.


—¡Risk! ¡Risk! ¡Risk! —respondía Ice.


Los puños volaban.


Con cada golpe, el cuerpo de Ice se agrietaba. Con cada impacto, la armadura de bronce de Brassdoby se abollaba.


Era un poema físico. Un duelo coreografiado por la furia.


—¡CARRY! ¡CARRY! ¡WE CARRY ON!


—¡RISK! ¡RISK! ¡HIGH RISK, NO REWARD!


Finalmente, al chocar puño contra puño, el brazo de Brassdoby cedió. Su puño se dobló hacia adentro por la fuerza del impacto.


Eso le abrió el camino a Ice.


—¡HAAAGH!


El golpe directo al rostro lo hizo volar.


Brassdoby salió disparado, estrellándose contra una pared y cayendo al suelo inconsciente.


Ice se tambaleó, jadeando.


—¡Lo logré! Maestra, vamos a— ¡¿...?!


Se detuvo en seco.


Al girarse, vio una escena preocupante: Thunder Legs tenía problemas enfrentando a Fingertrick, y a su lado habían reaparecido Jack Nee y Headloop.


—¡Maestra!


—¡Ice! —gritó Thunder Legs sin perder el enfoque—. ¡La misión! No olvides la misión. Yo puedo con ellos. Ve por Big Bronze.


Ice apretó los puños. No quería dejarla... pero tenía que confiar.


Sin decir más, corrió hacia la bodega.



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Interior de la bodega


El lugar estaba vacío.


Ice entró en desesperación.


—¡Maldición, papá! ¿No dejaste alguna pista?


Y entonces... lo vio.


Un rastro de sangre que serpenteaba hacia la salida trasera.


—Eso es… Bien hecho, padre.



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Parte 3: Thunder Legs


No sabía en qué momento ocurrió... pero de repente, Jack Nee y Headloop la habían atacado por la espalda.


Una patada y un cabezazo la hicieron caer. Ahora estaba sola contra tres. Y con un pie lastimado.


Fingertrick levantó la voz, tembloroso pero amenazante.


—¡R-ríndase ya!


—¿Qué harás ahora, cara bonita? ¿Huir? —añadió Jack Nee.


—¡Sí, enséñale, Jack Nee! —gritó Headloop, disfrutando el momento.


Thunder Legs respiraba con dificultad, pero su mirada se mantuvo firme.


—¿Huir? Yo corro… ¡pero nunca huyo!



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Cambio de estilo: Thunder Dance.



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De pronto, se dejó caer al suelo... y comenzó a hacer break dance.


Los pandilleros parpadearon, confundidos.


—¡¿Qué demonios...?!


—¡Fuego! —gritó Fingertrick, disparando sus proyectiles.


Pero los misiles fueron desviados.


Las ondas electromagnéticas generadas por los giros de Thunder Legs distorsionaban el campo.


Jack Nee dio un paso al frente. Una patada giratoria surgió con furia… pero Thunder Legs la detuvo con su pierna derecha.


—Fly Swatter. —murmuró.


Jack intentó zafarse, pero no pudo. El agarre magnético la mantenía firme.


Una descarga de 3 mil voltios recorrió su cuerpo.


Jack Nee cayó al suelo, noqueado.


Headloop reaccionó separando su cabeza y gritando su chillido sónico, pero Thunder Legs usó el cuerpo de Jack como proyectil.


¡CLONK!


La cabeza de Headloop cayó al suelo aturdida.


Su cuerpo, guiado por reflejo, atrapó la cabeza... justo a tiempo para ver a Thunder Legs alzar la pierna como un hacha.


—¡Ay! N-no golpees a un niño… ¿Verdad?


Sus ojos brillaron amarillos.


—Tú no eres un niño.


El golpe descendió.


Una patada brutal con el talón lo mandó al suelo, inconsciente.



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Solo quedaba uno.


Fingertrick.


Desesperado, disparó todos sus cohetes al mismo tiempo.


Thunder Legs se movió como un relámpago.


Esquivó los misiles con gracia letal.


Y atacó.


—¡Thunder Ram!


Embistiéndolo con el antebrazo, lo tomó del cuello...


...y lo estrelló a toda velocidad contra la pared.


Todo quedó en silencio.


Thunder Legs cayó al suelo, jadeando.


—Retiro lo dicho... quizás no sean matones de cuarta... uff... ¡pero de tercera sí!