Chapter 3:
The beginning of the Ice Hero vol 1| Break Away #workverso
Jueves 30 de enero de 2014. Ciudad Granizo, Distrito Polar. Colonia Tesla, calle Bobinas. Cafetería Tesla número 35. 8:40 a.m.
El aroma de la mantequilla recorría el aire. Las fosas nasales de Ice podían percibir el cacao de un chocomilk recién hecho —deslactosado, por cierto.
El platillo llegó a la mesa: cuatro hot cakes de gran tamaño, bañados en miel de maple y con mantequilla por encima. Acompañados de un chocomilk.
Y para la heroína de Ciudad Granizo, un sándwich de pollo y queso con un café negro.
Ambos degustaron un bocado antes de iniciar su “conversación”.
—Entonces, ¿cómo es Victor? —preguntó la heroína, bebiendo un sorbo de café.
Ice casi se atragantó con su comida y, tomando un sorbo de chocomilk, respondió:
—Qué directa… Bien, me pareció alguien obsesivo.
—¿En qué forma?
—Pues, él parece estar obsesionado con la venganza, con el olvido, con su apariencia. Es como si tuviera mucho resentimiento y odio por los que lo “despreciaron”.
—Tiene sentido. Es difícil vivir siendo, básicamente, un vampiro.
Ice recordó las últimas palabras que Victor le dedicó:
—Dijo: “Si no puedes soportar esto, ve a lugares más altos”. Y también pareció afectado cuando me mató.
—Eso quiere decir que, pese a sus acciones, no es un monstruo completo. Todavía tiene conciencia. ¿Qué más viste?
—Él tiene la capacidad de lanzar rayos de calor, moverse a altas velocidades y posee una fuerza similar a la mía. Quizás levanta cinco toneladas.
—¿Es un flarian?
—No, no es un piroquinético en sí. Más bien controla el calor como una onda; es pura energía térmica, sin combustión.
—¿Cómo descubriste el patrón de su ataque?
—Pensé que empezaría por quienes lo rechazaron al inicio, y como el primer trabajo estaba tan cerca de aquí, entendí que no vino a su casa: vino por su víctima.
—Hay al menos veinte empleadores en peligro. ¿Cómo sabremos a cuál proteger?
—Yo… no lo sé.
Thunder Legs rió y, apuntando a Ice con la cuchara de su café, dijo:
—Vamos por los más vulnerables primero. Trabajadores informales, y de preferencia al aire libre; así los puede cazar a plena vista y esconderse al mismo tiempo.
Los ojos de Ice se iluminaron al recordar algo.
—¡El empleo de paseador de perros!
—Correcto, niño. En la carta de despido decía que Victor llegó a patear a los perros. Eso quiere decir que no solo va por su empleador, también va ¿por?
—¡Los perros!
—Excelente, te ganaste un helado. Ahora termina tu desayuno, que vamos a cazar a un vampiro a plena luz del día.
—¡Sí!
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Parte 2: Cazador
Jueves 30 de enero de 2014. Ciudad Granizo, Distrito Polar. Colonia Newton, calle Manzana. Parque para perros Newton. 9:10 a.m.
A trote ligero, un hombre con sobrepeso vestido con ropa deportiva paseaba a un grupo de diez perros. El hombre parecía estar a punto de desfallecer. ¿Estaría huyendo de algo?
—Estúpidos perros… ¡Corren muy rápido!
No, simplemente estaba cansado. Tomando un descanso, se sentó en una banca de metal y sacó una barra de granola para comer.
—Esa barra no lo ayudará a bajar de peso, Don Pepe —dijo una voz conocida detrás de él.
La cálida respiración del hombre a su espalda lo paralizó, pero los ladridos de los perros lo hicieron volver a la realidad, poniéndose de pie inmediatamente.
—V-Victor… ¡¿Qué haces aquí, muchacho?!
—Solo vine a visitar a mi viejo amigo, Ciruela, el chihuahua —dijo, mientras levantaba al perro como si nada.
El canino de baja estatura se defendió mordiendo sus dedos una y otra vez, pero Victor no reaccionó.
—¿Ve? Ciruela siempre me mordía, ¡y usted no me creyó! Pero no todo es su culpa. Fue en este trabajo que aprendí a odiar a los perros.
Ataque: Heat Wave.
Liberando la energía calorífica en su interior, Victor calcinó a Ciruela entre sus manos. Una muerte rápida para el pequeño can, pero un dolor inmenso para Don Pepe y los otros perros, quienes sufrieron quemaduras de segundo grado.
Don Pepe cayó al suelo, presa del dolor y el pánico. Ante él, Victor se acercaba, pateando a cada perro en su camino y soltando el cuerpo del moribundo Ciruela.
—Ahora, es mi turno de mentir. Esa ropa lo hace ver atlético, y no como un gordo de mierda. ¡Give me a break! —Victor se preparó para dar una poderosa patada, pero una descarga eléctrica recorrió su cuerpo y cayó al suelo.
Ice y Thunder Legs habían llegado a tiempo para salvar a Don Pepe y a sus perros.
—¡Alto ahí, Victor! Estás bajo arresto por homicidio en masa, asalto y destrucción de propiedad privada.
—¡Jajaja! ¿¡Quieres arrestarme!? Está bien. ¿Levanto las manos lentamente, no?
—¡Thunder Legs, cuidado!
Ataque: Heat Knife.
Haciendo un ademán, Victor lanzó una cuchilla de calor directo a Thunder Legs. Ella esquivó el ataque, pero Ice frenó la cuchilla con una gruesa barrera de hielo.
—¡Niño, apágalo!
—¡Sí! —dijo Ice, apuntando su mano derecha hacia Victor y disparando desde su palma agua helada a -10 °C.
—¡Aaaahhhgg! —gritó Victor, envolviéndose en vapor de agua.
Con su temperatura reducida, Thunder Legs dio una patada descendente y cortó la mano de Victor de un solo golpe.
—¡Aaah, mi puta mano! —Victor cubrió su brazo herido, y para huir intentó lanzar otra Heat Wave, pero no le quedaba energía.
Pronto vio a los perros y, con la única mano que le quedaba, tomó del cuello a un beagle, absorbiendo su energía térmica y dejándolo carbonizado.—¡Heat Wave! —gritó.
El ataque no fue muy caliente, pero sirvió para empujar a Ice y a Thunder Legs lejos de él, dándole una vía de escape.
—¡No! Se fue de nuevo —gritó Ice.
—Al menos no hubo víctimas esta vez —dijo Thunder Legs con pesadez.
—¿Eso piensas?
Mientras tanto, don Pepe abrazaba el cadáver carbonizado de Ciruela y el del recién fallecido.
—¡Ciruela, Chorizo… nooo!
—Tienes razón, niño… llegamos demasiado tarde.
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Parte 3: Sobredosis
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Un adolorido Víctor trataba de curar su herida en un callejón oscuro. Cubriéndose la mano con un muñón hecho con su sudadera, Víctor estaba al borde del llanto, pero su odio lo mantenía firme.
—¡Give me a fucking break! ¡Esa perra me arrancó la mano!
En un estallido de rabia, Víctor empezó a golpear todo a su alrededor, cuando de repente un dron dejó caer algo sobre su cabeza: una caja de cartón.
—¡¿Me encontraron?!
Dentro de la caja había dos cosas que hicieron sonreír a Víctor de oreja a oreja. Una era una caja de cerillos y la otra, más crepúsculo en una bolsa Ziploc.
—No sé quién seas, pero ¡gracias!
Víctor absorbió el crepúsculo por sus vías respiratorias y rápidamente empezó a incrementar su temperatura.
—¡Aaahhhhh!
Nivel de poder de Víctor aumentado: 532,595,401
—Con este nuevo poder, solo debo absorber suficiente calor y ¡podré matar a ambos héroes!
Víctor sonrió, ansioso y decidido a vencer a ambos héroes. Dejó su venganza a un lado. Si iba a alimentarse, sería de calor, no de rencor.
Pero, ¿qué realmente buscaba Víctor en la venganza?
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Parte 4: Monólogo — Break Away
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Víctor Vampire. El nombre profético que me condenó a una existencia sin propósito ni conexiones.
Mi esperanza fue robada el mismo día que nací, cuando los médicos me vieron más como una anomalía que como una persona. Pero incluso así, jamás pude sentirme un individuo.
No podía salir de día, pues el sol lastimaba mi piel. De noche, todos los niños estaban dormidos, y los que no, pensaban que yo era una especie de monstruo.
Jamás oí algo como un “qué lindo bebé”. Más bien era: “lo lamento mucho por ti”. ¡Y yo lamento que todos sean tan estúpidos!
Perdí mi mundo a los 15 años, cuando mis amorosos padres murieron en aquel accidente. Debí morirme con ellos, pero mi estúpida enfermedad me lo impidió.
“Es un milagro”. Sí, cómo no… una tragedia disfrazada de milagro.
Me esforcé al máximo viviendo solo, entrando todos los días a una casa vacía y estudiando para entrar a la carrera de Bioquímica, esperando tratar mi enfermedad. Pero solo sirvió para ser el blanco de las burlas.
Los imbéciles me quitaban mis notas y copiaban mis trabajos. ¿A nadie le pareció raro que todos tuviéramos el mismo tema de tesis? No, ¿verdad? Porque el “milagro médico con patas” era algo interesante de investigar. Sí, cómo no.
Y entonces conocí a Héctor. El único que no le importaba cómo me veía o qué decía. Él solo quería mi dinero.
No consumiría esta porquería si no me hubieran rechazado una y otra y otra vez solo porque parezco un jodido vampiro.
¿Por qué no pude ser un fenómeno discreto?
Todos debían mirarme una y otra vez y preguntar: “¡¿Por qué Dios hace seres tan horribles?!”. ¿Querían un monstruo? ¡Pues en eso me convertí!
No soy un científico. No soy hijo ni amigo. Ahora finalmente sé quién soy. ¡Un vampiro!
No más Víctor. Hola, Break.
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Parte 5: Filosofía — Break Away
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Give me a break. Todos merecemos un respiro, porque el sistema nos aplasta una y otra vez. No está mal pedir algo de tregua de vez en cuando.
Give me a break. De toda la idiotez, de la ignorancia. Nadie sabe mejor que yo quién realmente soy, pero no pueden entenderlo.
Give me a break. De esta vida de mierda sin sentido ni significado.
Give me a break. Del dolor que siento en mí.
Give me a… break.
Quedan 8 horas para la ignición.
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