Chapter 17:
El Reino de las Garras: Tercera crónica, Red de Bruma - Volumen 3
Abrió los ojos lentamente.
A su espalda estaba el océano, y al frente solo había arena, Alistair se podía hacer una idea de donde estaba, habían rodeado de alguna manera el reino de la Lluvia y se encontraban en el reino del Desierto.
Sintió un dolor electrizante que venía de su costado, podía ver una perforación en su armadura y la sangre que se filtraba de esta.
- Mierda, hubiera querido que solo fuera un mal sueño. Oye… Raka…
Rakasha se encontraba tirado a su lado, había nadado con todas sus fuerzas hasta la orilla, pero las heridas ocasionadas por Hera eran demasiado graves, sus músculos estaban expuestos, la sangre seguía brotando de ellos lentamente, múltiples quemaduras en su lomo y su rostro estaba quemado por la mitad. Pero Rakasha todavía vivía.
- Oye amigo, por favor, no…
Rakasha dirigió su mirada a Alistair por una última vez, y como si estuviera satisfecho con el resultado, simplemente dejo de respirar.
Alistair apretó sus puños en la arena y dio un solo golpe contra esta, y luego vino un rugido.
- ¡GAAAAAAAAAAAAHHHHH!
Pero la sangre seguía saliendo de su costado, así que Alistair se puso nuevamente de pie y se dirigió hacia ninguna parte, solo quería alejarse del mar.
Ya habían pasado varias horas, Alistair seguía caminando por el desierto, su ropa mojada ya se había secado por el sol abrazador, pero seguía dejando manchas de sangre por el camino, su herida no dejaba de filtrar sangre, si seguía así terminaría igual que Rakasha.
Siguió caminando un poco más, sus manos estaban llenas de ampollas por el entrenamiento que había tenida por todo su tiempo entrenando para soldado, sus labios estaban partidos, piel quemada por el sol, cayó en la arena, no podía moverse, solo podía esperar su muerte en este infierno.
- (Maldición, moriré aquí, sin haber logrado absolutamente nada.)
Entonces escucho un enorme sonido, en este desierto no debería escuchar algo de este estilo, pero así fue, el sonido se hacía más fuerte cada vez, como si de pasos se tratase.
Una enorme sombra se posó sobre él, bloqueando la luz del sol.
- Tú… quién…
Una enorme garra se puso sobre Alistair y lo envolvió por completo.
Luego de eso, Alistair perdió el conocimiento.
A lo lejos, en el mismo desierto, había una tribu de humanos pacíficos, sus vestimentas eran un poco diferentes a los Agrishkal, ya que a diferencia de ellos, esta tribu usaba ropas más coloridas y con figuras en ellas.
Había una chica en la aldea que era de piel blanca, ojos de un color café claro, cabello oscuro pero no demasiado, y las puntas de su cabello que sobresalían alrededor de su rostro eran de color rubio, tenía unos labios carnosos pero muy lindos, no era muy alta o más bien, tenía la estatura perfecta para ella.
Una ráfaga de viento llego a la aldea y aquella chica con el cabello oscuro y rubio giro en dirección del origen de aquella ventisca.
- Oh, llegaste.
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