Chapter 2:

Bienvenidos a Litnar

Bienvenidos a Litnar


Vestía un uniforme marino blanquecino que pensarías que no existe. Su tez era pálida, acentuando su rostro simétrico junto con sus largas pestañas. Su cabello era largo, lacio y oscuro.

La atmósfera se volvió grisácea. Todos tragaron saliva negándose apartar la mirada de la niña delante de ellos.

"La primera regla es que no hay reglas; la segunda regla es que no se habla de las reglas".

Al escuchar el tono de su voz, Borus pensó que sonaba forzosa y carraspeante. Se preguntaba si la pequeña no estaba imitando a una figura de autoridad. La niña avanzó lentamente hacia ellos con el dedo índice levantado y los ojos cerrados. Su largo cabello negro se balanceaba con cada paso.

Borus no resistió a dar un paso atrás y chasquear los dientes. Su corazón palpitaba a gran velocidad conforme la pequeña niña se aproximaba.

Siento... una gran presión en mi cuerpo. ¿Seré el único? Parece que sí. Los demás solamente parecen estar en modo de cautela. Sin embargo... es desagradable.

Agarrandose el pecho con fuerza, Boros instantánea resistir la necesidad de jadear de cansancio. La sensación de que su cerebro estaba temblando se transmitía al resto de su cuerpo. Sus piernas temblaban y sentía la garganta seca.

"... ¿Hmp?"

La niña estaba lo suficientemente cerca de borus que podría estar su brazo y tomarlo de su camisa. Borus tuvo que bajar un poco la mirada para encontrarse con sus ojos, quien la miraba con las cejas levantadas y con ápice de curiosidad. Además, teniéndola a esa distancia, logró notar de mejor manera la figura que se encontraba graba en la mejilla izquierda de la infante.

Es una media luna... Espera, ¿qué es una media luna? Solo sé que esa forma me recuerda a algo que se llama de esa manera (...) media luna...

La figura que evocaba en Borus desconcierto estaba tintada de color rojo que acentuaba las llameantes iris de la niña. Aquellos ojos observaron a Borus por algunos segundos antes de dirigirle una sonrisa a este mismo y seguir con su camino. Al llegar al centro, y sabiendo que contaba con la atención de todos los presentes, extendió los brazos al cielo y exclamó alegremente:

"¡Una vez más, sean todos bienvenidos a Litnarrrr! Y la primera regla es que deben sobrevivir"

"Espera un momento, ¿no habías dicho que no había reglas?"

Todos giraron la cabeza en dirección a la voz. La voz que se escuchó se trataba la de cabello lacio. Tenía la cabeza ladeada y mientras se rascaba la cabellera dijo, "estoy confundido".

"Tal vez si pudiéramos pensar un poco las cosas y escuchar atentamente..."

La chica de cabello dorado y rizado levantó las manos con nerviosismo.

"A pesar de que esa sería una una opción, algo me dice que no podemos confiarnos en las palabras de esta chica" cruzados de brazos, el chico de lentes y cabello corto agregó escupiendo esas palabras.

"Oh, oh, oy~" la niña comenzó a soltar sonidos juguetones. "Tienes un punto, pequeño Einstein. Sin embargo, estando en un lugar así, en las condiciones que se encuentran, ¿prefieren confiar en el viento que en mí? En ese caso: ¡Viento ven a mí, ayúdame con estos pobres chicos!"

La niña levantó lo brazos y exclamó con una sonrisa. Continuó:

"Ya veo, ya veo. ¿Lo ves? Déjame decirte algo, tú, ojos de villano" dijo, acercándose un poco al chico. Y, de manera inesperada, su voz obtuvo una tonalidad profunda. "A este mundo no le importará nada de lo que decidas creer".

"..." lentes entrecerró los ojos, tragando saliva.

"No puedo esperar nada de alguien de mente tan cerrada. No espero que dures mucho, honestamente. A decir verdad, me haz aburrido. Espero no volver a saber de ti. ¡Aburrido, aburrido, aburrido!".

La chica agitó sus manos, haciendo un gesto como pidiéndole que se alejara de él. El puchero en su rostro, al igual que el tono que ahora utilizaba denotaban por primera vez la apariencia que tenía.

Lentes miró hacía un lado soltando un "Hmp".

"E-entonces, ¿hay alguna razón por la que nos encontramos aquí?"

"Bueno, la hay. ¿O tal vez no? Todo debe tener un propósito, ¿no es así? Es un poco confuso. ¿Por qué están aquí? Puede que conozca la razón, como puede que no. Me pregunto también si ellos se preguntaron eso también alguna vez. Bueno, por supuesto que sí. No logro recordar claramente; pero estoy segura qué hay una razón por la que están aquí".

La chica de cabello rosado de color dorado preguntó y recibió una respuesta de la niña que no logró procesar correctamente. Su ceja se levantó, confundida.

"¿Y-y cual crees que es esa razón?"

"Oye, los juegos pierden el sentido cuando todo tiene sentido... ¿no? ¡Por lo tanto, quisiera que se diviertan mucho! Salgan, coman y jueguen un montón. ¡Tendrán toda una vida para ello!"

Los consejos de la pequeña niña dejó a todos con una gota de sudor recorriendo su sien.

"¡Esto es una estupidez!" El chico delgado y de cabello lacio pateo la el césped verde debajo de sus pies. "¿Quisieras al menos decirnos donde estamos? Está empezado a hacer calor y me un poco... maldita sea, muy mareado".

Borus observó como el chico limpiaba su frente con el dorso de la mano.

Tiene razón, empieza a hacer calor y siento la respiración entrecortada. Estar de pie se vuelve cada vez más difícil. Sin embargo, hay algo que debo decir...

Pensando eso, Borus levantó la mano tímidamente. Todos notaron esto y lo miraron con curiosidad.

"O-oigan, disculpen. Hace un momento ella dijo que en este mundo... No logro recordarlo bien; pero al referirse como "otro mundo", ¿eso significa que estamos en lugar diferente al que deberíamos o...?

La pregunta que había hecho llegó a oídos de todos los cercanos, y cuando Borus miró al rostro de cada uno de ellos se encontró con miradas confundidas y otras encogidos. Por otra parte, los ojos de la niña resplandecieron junto a sus dientes cuando esbozó una sonrisa de oreja a oreja. Un sudor frío recorrió su espalda al mirar.

De manera inesperada un golpe asestó Justo en la parte posterior de su cuello haciéndolo soltar un, "¡ay!" frotar el lugar con su mano. Cuando se giró se encontró con el chico de cabello lacio con la mano levantada y el ceño fruncido.

"¿Una parte dentro de ti se quedó dentro de la cueva o algo así, Borus? ¡Hermano, solo mira a tu alrededor! ¡Nada de estos es normal! ¡Solo mira el gran tamaño de esos árboles! ¡Mira el cielo y esas inmensas nubes! ¡Ni siquiera se puede observar el sol a simple vista!"

Había agarrado a Borus por los hombros, agitándolo. Luego, apartó una de sus manos y la extendió hacia la lejanía, exclamando lo anterior. Borus observó árboles gruesos que superaban fácilmente los cincuenta metros de altos, un cielo que, a pesar de presentarse rayos de luz solar entre las fechas que las nubes creaban, era imposible mirar mucho más allá.

Él está diciendo un montón de cosas que no entiendo realmente... Dice que nada de esto es normal, pero, ¿qué puede ser lo normal y anormal para mí? En ese caso, si ellos consideran todo esto fuera de lo común, ¿para mí debería ser más agravante? Todos me miran como si fuera un extraño, y realmente lo soy.

Tomando la única mano que se sostenía de él y apartándola, Borus miró hacia un lado con el rostro encogido de pesadez.

"¿Borus?" Cabello lacio lo llamó por su nombre.

"¿Te sucede algo, Borus? Haz estado callado desde hace rato". Notando la preocupación del chico de cabello lacio, cabello rizado avanzó unos pasos con la preocupación invadiendo su rostro.

" ¿H-hay algo que te sucedió allí dentro, ?" La chica que usaba lentes también comenzó a acercarse con pasos suaves.

Dejándose todos llevar por la preocupación y otros por la duda, uno a uno, a excepción por el chico de tez morena, quien se cruzó de brazos y miró hacia el horizonte, se acercaron a ¿Borus?

"¡Oigan, oigan! ¡Yo soy el centro de atención aquí!"

Las quejas de la pequeña niña no llegaron a los oídos de nadie. Y su puchero se perdió en miradas que nunca llegaron.

Esto es demasiado presión... no me está gustando. Todos están tan cerca. No me miren con esas caras de preocupación. Ni siquiera los conozco. No hagan que se preocupan por mí.

"... Lo siento, pero..." ¿Borus? Apretó los puños con fuerza y miró a cada uno de ellos.

Lo siguiente que se escuchó, marcó un silencio sepulcral. El viento dejó de soplar y las hojas de los inmensos árboles se abstuvieron de intervenir.

"Quienes... ¿Quiénes son ustedes?"

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