Chapter 13:

Capítulo 13: En la montaña

El Reino de las Garras: Tercera crónica, Red de Bruma - Volumen 3


Parte 1

El grupo conformado por Alistair, Kenric, Ana, Gabriel, Ririna comandados por Viggo ya se encontraban reunidos en el punto de reunión.

Se encontraban ahora frente a una enorme montaña, aunque no la escalarían, irían por la claustrofóbica cueva que se encontraba frente a ellos.

Ririna hablo.

- Según información de pueblerinos cercanos, la criatura que buscamos se encuentra en este bosque, pero con las pistas que reunimos, llegamos a la conclusión de que la criatura podría tener su nido dentro de esta montaña que es la más grande del área, y es perfecta para almacenar su comida.

Viggo puso una ligera sonrisa mientras le tocaba ligeramente el hombro a Ririna.

- Buen trabajo, sigue así y te espera un futuro brillante en el ejército, diría que hasta podrías convertirte en un soldado del patriarca.

- …

Ririna no dijo nada, simplemente miro hacia el suelo y luego con una expresión determinada siguió hablando.

- Entonces debemos entrar a la cueva sin nuestros compañeros ya que sería muy difícil para todos moverse ahí adentro.

Con Viggo al frente, todo el grupo avanzo hacia las profundidades de la cueva. Viggo rápidamente genero una chispa sobre su espada con un trozo de un metal que tenía antes en su bolsillo ocasionando que la espada se encendiera en llamas.

- Bueno, esto servirá como una antorcha.

Y así dieron el primer paso dentro de la cueva, pero eso fue suficiente. Por la luz, un grupo de dragones muy pequeños, no más grandes que un brazo de un hombre adulto salió volando fuera de la cueva, a lo que puso en guardia a todo el grupo haciendo que desenfundaran sus espadas y cortando algunos pero Viggo grito.

- ¡Alto!

Todo el grupo dejo de dar espadazos al aire.

De ahí Gabriel continúo mientras que los pequeños dragones volaban sobre ellos.

- Solo son una manada de anfípteros.

- ¿Anfípteros?

Alistair estaba confundido.

- Entiendo que estés confundido, estos seres no son muy comunes en las zonas más pobladas, sin embargo son considerados una plaga en los pueblos más alejados de las grandes ciudades.

- Ya veo…

- Son algo así como un subgénero de los dragones, como los wyvern o tu draken Rakasha, solo que los anfípteros tienen una contextura más delgada, comparten similitud con los wyvern al sus alas y patas delanteras ser una misma extremidad, pero no poseen patas traseras, y aunque suelen crecer más que los dragonettes, no se ven muchos anfípteros llegar a la edad adulta por ser plagas, básicamente los asesinan cuando son bebés.

Ana hablo luego de la explicación de Gabriel.

- Es una lástima, viéndolos más de cerca, son criaturas muy hermosas, como una especie de mariposas que el mundo no las deja florecer.

Ririna interrumpió la extraña metáfora de Ana.

- Sabes, lo que acabas de decir no tiene sentido.

- …

La motivación de Ana cayó de repente pero Kenric irrumpió rápidamente.

- Ana, lo que acabas de decir fue muy profundo, realmente me toco el corazón tu poema.

Ignorando a Kenric, Ana entro tambaleándose hacia la cueva.

Gabriel le dio una palmada en la espalda a Kenric.

- Mejor suerte para la próxima.

Mientras ponía una sonrisa cínica.

- No me ayudas para nada, tonto.

Alistair interrumpió la conversación.

- ¿Pero que son dragonettes?

Viggo respondió inesperadamente.

- Dragones pequeños incluso en su edad adulta. Ahora sigamos y no perdamos tiempo.

Parte 2

Ya habían pasado 10 minutos aproximadamente desde que entraron a la cueva.

La humedad se sentía en el aire y un intenso calor, entre más se profundo iban, más les costaba respirar.

Alistair hablo con dificultad.

- ¿Segura que… aquí encontraremos el dragón?

Ante la pregunta de Alistair, Ririna respondió con exasperación ante la duda de su amigo.

- Claro que sí, que razón tendrían los campesinos para mentirnos.

Luego de la respuesta de Ririna, la cueva tuvo una leve sacudida, y todos se dieron cuenta de esto, a lo que Viggo tomo el mando de la excursión.

- Debemos calmarnos, hablar lo menos posible y seguir avanzando, por más que nos cueste.

Viggo ya se le notaba el agotamiento, a todos en general.

Luego de otros 15 minutos de caminata en línea recta donde la cueva se había vuelto más angosta tanto de alto como de ancho, llegaron a una zona de la cueva que era un lugar bastante amplio.

En la nueva zona se podían ver grandes rocas brillantes que alrededor tenían pequeñas rocas flotando levemente, los vellos y el cabello de todos empezó a apuntar hacia arriba, parecía haber una especie de campo electromagnético en el área generada talvez por aquellas rocas.

- Esto es increíble.

Esas eran las palabras de Kenric, pero eran los pensamientos generales del grupo. Pero al dar un paso en la zona, escucharon el crujir del suelo. El suelo estaba formado por una especie de cristal muy delgado, y ahora debían caminar muy despacio para seguir adelante, aunque el camino por primera vez se dividió en 3.

- Realmente tenemos un problema eh.

Gabriel aunque trataba de estar calmado como siempre, esta vez si se notaba algo de nerviosismo en su voz, pero Viggo tomo el mando nuevamente.

- Alejémonos un poco entre nosotros ligeramente para no hacer mucho peso en un solo lugar, puede fracturar el suelo más rápido, y caminemos muy despacio, un paso a la vez.

- ¿Y sobre el camino? ¿Cuál deberíamos elegir?

- Al ser un área desconocida, lo mejor es que vayamos todos juntos, mi instinto me dice que por el camino de la derecha es la mejor opción, además, pude detectar que de ese camino sale una ligera corriente de aire, ese será nuestro boleto de salida de esta montaña.

- Tiene razón, es muy perspicaz.

Gabriel sabía que estaba ante un profesional, incluso el reconocía eso.

*CRACK*

Algo se rompió.

Todo el grupo se dio cuenta de eso, pero fue demasiado tarde.

Una estalactita se cayó del techo, era lo suficientemente pesada para que no flotara por el campo electromagnético del área.

Eso fue suficiente.

Parte 3

La estalactita impacto contra el frágil cristal que componía el suelo.

*CRACK*

*CRACK*

*CRACK*

El suelo empezó a romperse rápidamente haciendo que los fragmentos de cristal quedaran flotando en el aire.

Viggo grito al punto que pensó que su garganta se desgarraría.

- ¡CORRAAAAAAAAAN!

El grupo rápidamente empezó a correr hacia las entradas, la idea inicial era ir por la derecha, pero durante el pánico el grupo se dispersó, pero eso no cambio nada.

El fuerte movimiento de todos corriendo aceleraron la ruptura del suelo, y cuando llegaron a las entradas, el suelo básicamente se fragmento en pequeños pedazos haciendo que estos flotaran por el campo electromagnético, pero el grupo claramente no fue apoyado por el magnetismo.

Todos cayeron.

Kenric grito.

- ¡MIERDAAAAAAAAA!

Parte 4

*SPLASH*

Todo el grupo cayo una tras otro en un rio interno que circulaba dentro de la montaña. La corriente del rio no era muy fuerte, parecía más un lago, a lo que el grupo tuvo tiempo de nadar hasta la superficie y seguir hasta la orilla.

Alistair miro hacia arriba y se dio cuenta que cayeron al menos unos 40 metros.

- Eso será un problema.

Viggo hablo.

- Bueno, las mujeres se quedaran aquí cambiándose y secándose la ropa y nosotros iremos a explorar los alrededores para que tengan tiempo a volverse a vestir.

Ana y Ririna accedieron con la cabeza, estaban sorprendidas de lo caballeroso que era aquel hombre que parecía una bestia salvaje en su actuar.

Con esto dicho, Viggo, Alistair, Kenric y Gabriel fueron a explorar los alrededores de la cueva.

Parte 5

En esta zona de la montaña, respirar era mucho más complicado que antes, ahora si estaban más profundo y debían encontrar una forma de salir.

Alistair simplemente quería romper un poco el hielo con su comandante así que empezó una charla casual.

- Oye, comandante Viggo.

- Capitán.

- ¿Eh?

- Soy su capitán, no su comandante.

- Es cierto, jajaja… (Aunque realmente no noto la diferencia) Me preguntaba, ¿cómo es que tu rostro termino todo chamuscado?

El silencio invadió todavía más el lugar, al parecer era algo que todos pensaban pero no querían preguntar, realmente no pensaban que alguno de ellos tuviera el valor de preguntar sobre eso.

Pero aun así, Viggo respondió con total serenidad.

- Eso ocurrió hace mucho tiempo, diría que unos 20 años, todavía no pertenecía a la guardia patriarcal, estaba al mando del capitán Sir Stephan, un hombre fuerte, habilidoso y muy bueno con la espada, aunque ese día todo lo que podía salir mal…

Todos estaban escuchando su historia con gran atención.

- Salió mal.

Parte 6

Hace 20 años.

Sur del Reino de Espinas.

Cerca de las costas del Reino del Hielo.

Unos 15 barcos del reino de la Lluvia se dirigían a las costas del Reino del Hielo, pero el clima no era el indicado.

Una fuerte tormenta azotaba el lugar, las olas golpeaban con gran magnitud las naves, la lluvia parecían pequeñas rocas golpeando con la piel, y aun asi, con estas condiciones, los 15 barcos se encontraban funcionando gracias a los hombres del reino de la Lluvia que los manejaban, esto no era nada para ellos, era una suave brisa marina.

Y al frente de toda la flota se encontraban de pie, aquel hombre, Cabello largo oscuro, barba prominente, enormes músculos, cicatrices por las partes visibles de su cuerpo y un tatuaje de un cráneo en su brazo derecho, su nombre era Stephan, Sir Stephan.

Al lado de aquel hombre de aspecto robusto se encontraban sus más leales hombres.

Un hombre algo musculoso, pero no demasiado, cabello rubio, un rostro con una piel suave, bien parecido, al que todas las prostitutas de la ciudad quisieran cogerse aun si fuera gratis, ese hombre era Sir Viggo.

El otro hombre era más delgado, basaba su combate en la agilidad, había sido encontrado por Sir Stephan cuando era más joven, tenía una cola de caballo y su largo cabello café le llegaba hasta la cintura, su nombre era Yahuarquén.

Viggo y Yahuarquén eran considerados la espada y el escudo de Sir Stephan respectivamente.

Sir Stephan grito tan fuerte que su voz parecía que rompiera la fuerte lluvia para llegar a los oídos de sus hombres.

- ¡VAMOS POR ESOS HIJOS DE PUTA!

- ¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!

- Excelente, creo que ya estamos motivados, porque ahí vienen.

Viggo y Yahuarquén miraron hacia al frente, unas sombras se acercaban entre la tormenta, eran barcos con bordados dorados, y lo que parecían ser varias pieles de distintos animales adornando la cubierta, incluso aquellos hombres sobre las naves vestían pieles de animales, enormes cascos con cuernos que sobresalían demasiado, eran hombres corpulentos, altos, todos con barbas prominentes, armados con espadas, lanzas, hachas, algunos con mazos y escudos.

Eran soldados del Reino del Hielo.

Pero eso no era todo.

Cuando se dieron cuenta los de la Lluvia, estaban rodeados por naves del Hielo.

La proporción era de 10 a 1.

El ejército de la Lluvia no tenía oportunidad, pero aun así decidieron pelear.

Por la fuerte tormenta, un remolino empezó a formarse rápidamente en medio del océano, tragándose tantos a barcos del Hielo como de la Lluvia.

Cañonazos empezaron a ser disparados unos contra otros, los impactos de las balas de cañón hacían eco contra la madera e incluso contra la carne y huesos de los soldados. Los barcos se encontraban girando en el torbellino mientras que soldados de ambos bandos saltaban con sogas hacia las naves enemigas, al llegar muchos empezaban a rebanar la carne y huesos con sus espadas, mazos, hachas e incluso escudos, mientras que otros nunca llegaban a los barcos enemigos, caían en el remolino para nunca ser vistos nuevamente.

Uno de los barcos del Hielo tenía un dragón de cobre en la parte del frente, parecía ser la nave del capitán de la flota, Sir Stephan la vio y se lamia sus labios.

- Ahí es donde iremos, ¡Vamos, hacia el dragón de cobre!

El barco de Stephan uso el remolino para impulsarse atravesando los escombros de las otras naves, tanto aliadas como enemigas.

Mientras tanto Viggo se aferraba fuertemente a uno de los bordes del barco mientras miraba a su amigo Yahuarquén que se encontraba con dos dagas en las manos observando el barco enemigo acercarse.

Llego el impacto.

Ambas naves chocaron, haciendo que los soldados salieran volando hacia la dirección donde habían chocado.

Yahuarquén volaba por el aire y clavo sus dagas en el cuello de un soldado del Hielo usando a este como cojín para amortiguar el impacto.

Viggo había entrado por una ventana de la nave del Hielo, al parecer se había dislocado con el impacto y se encontraba rodeado de 3 hombres del hielo, pero aun así, Viggo desenfundo su espada y con una gran maestría, corto las piernas de un hombre, la cabeza de otro y al último le enterró su hoja en el pecho, todo eso con un solo brazo.

Viggo salió a la cubierta principal donde la sangre formaba lagunas mientras todo se sacudía por el remolino, para Viggo, no había forma de ganar esta batalla pero entonces lo vio.

Sir Stephan tenia agarrado del cuello al que parecía ser el capitán de la flota, un hombre corpulento igual que el con un cabello largo gris y una enorme barba. Ambos hombres sonreían mientras que la lluvia y los relámpagos caían.

Sir Stephan saco una daga de su manga y la clavo en el cuello de aquel hombre y luego apretó con tanta fuerza su cuello y de un estirón, arrancando la cabeza de este sacando su espina dorsal todavía pegada a su cráneo.

Había ganado.

Varias espadas atravesaron el cuerpo de Yahuarquén.

Viggo lo vio pero antes de correr, una flecha impacto su pierna y estirando la mano en dirección de su amigo, la cabeza de Yahuarquén fue separada de su cuerpo. Un rugido invadió la nave.

- ¡GAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!

Viggo agarro un mazo con una mano y con su espada en la otra, se dirigió en dirección de Yahuarquén mientras que aplastaba y rebanaba soldados enemigos, era una carnicería total.

Pero antes de llegar donde su amigo, un muro de llamas apareció frente a el, los refuerzos enemigos habían llegado.

Enormes dragones robustos igual que sus jinetes se habían unido al campo de batalla.

El torbellino seguía destruyendo las naves que se acercaban a su centro.

Estos enormes dragones acorazados con armaduras estaban destruyendo como si no fueran nada el ejército de la Lluvia.

Viggo se encontraba de rodillas en un mar de sangre.

- ¿Por qué? Esto no debió pasar, fuimos muy ingenuos, a una guerra de dragones pero sin dragones, el que controla los dragones controla el mundo, pero que tan estúpidos fuimos… ¡RAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGGGGG!

Otra llamarada impacto con el barco y rozo ligeramente el rostro de Viggo quemándolo. Mientras Viggo se retorcía de dolor entre sangre y ceniza, la flota de la Lluvia había sido casi destruida.

Ya sin las llamas en su cuerpo, Viggo se arrastró en dirección de Yahuarquén. La sangre hervía en su rostro, claramente ya no era el hombre guapo que era, pero eso no le importaba en lo absoluto, solo quería verlo una vez más, a su amigo.

- Yahuarquén…

El cuerpo de su amigo seguía inmóvil en el mismo lugar a pesar de todo el movimiento del torbellino sobre el barco.

Pero otra desgracia llego.

Un enorme iceberg surgió del torbellino partiendo la nave en dos, alejando por completo a Viggo de su fallecido amigo, no pudo siquiera darle un último adiós, pero antes de hundirse en el torbellino, pudo ver a su capitán, Sir Stephan partido en dos con sus entrañas volando por el aire, probablemente por el impacto del iceberg.

Ese día, Viggo lo perdió todo.

Parte 7

Esa batalla seria conocida como ‘’la batalla del ojo del huracán’’.

Parte 8

Tiempo después, Viggo seria encontrado sobre una tabla medio carbonizada por unos pescadores del reino Tortuga.

Las heridas de Viggo serían atendidas por aquellos pescadores y luego sería trasportado nuevamente al reino de la Lluvia.

- Y así fue como quede con el rostro de esta forma, espero que eso haya aclarado tus dudas, joven Alistair.

Alistair había quedado sorprendido por la gran historia de Viggo, realmente era un hombre admirable.

- Bueno, sí, fue una gran historia y se ve que eres una persona bastante honorable que se preocupa por sus compañeros, entonces…

- …

- …No entiendo porque trabajas para alguien como el patriarca.

El ambiente se puso tenso nuevamente, Alistair tenía una mirada sombría al igual que Viggo, pero no había tiempo para eso.

Un temblor seguido por un rugido inundo la montaña.

- Estamos cerca.