Chapter 14:

Capítulo 14: El rey en la montaña

El Reino de las Garras: Tercera crónica, Red de Bruma - Volumen 3


Parte 1

Un enorme rugido resonaba por toda la montaña.

Viggo le grito a Alistair.

- ¡Ve rápido por las mujeres, debemos reunirnos, ahora!

- ¡Si capitán!

Mientras que Alistair se alejaba, Kenric y Gabriel se quedaron cerca de las paredes mientras el temblor pasaba.

- Mierda, ¿qué está pasando?

Alistair se balanceaba por la cueva mientras corría usando la pared como apoyo.

Eventualmente Alistair llego en el lugar donde las chicas se habían quedado y lo vio.

Piel blanca muy suave, senos bien formados, cabello rubio deslizándose sobre aquellos senos, cabello negro posándose sobre la curvatura de las caderas, ambas chicas estaban semidesnudas en la orilla del rio.

- ¡¿Eh?!

Ririna fue la primera en darse cuenta de la presencia de Alistair.

- Tu… ¡¿Qué mierda haces ahí, mirón!

Alistair esperaba una cachetada por esto, pero nunca espero lo que vino después.

*CRACK*

Alistair sintió el puño de Ririna impactando sobre su rostro, era más pesado de lo que pensaba, definitivamente Ririna no era una delicada dama.

La espalda de Alistair impacto sobre el duro suelo, un hilo de sangra salió de su nariz y su boca, luego su labio superior se empezó a inflamar ligeramente, el golpe de Ririna había chocado en la mitad de su rostro.

Mientras que Ririna se ocultaba los senos con su brazo izquierdo, Ana se ocultaba tímidamente detrás de una roca tratando de ponerse su ropa con prisa.

- ¡Nunca pensé que fueras esa clase de hombre, maldito Alistair!

- N-Ent-lo-d-go.

- No se te entiende nada.

Alistair intentaba hablar mientras se retorcía del dolor y sus labios se habían inflamado, el recordaba que en algún punto, Ririna se enfrentó a un oso, y gano.

Cuando Alistair se pudo reponer del impacto, tanto Ririna como Ana ya se encontraban vestidas y el temblor se había detenido en algún punto.

- Síganme, reunámonos más adelante con Viggo y los demás.

- Está bien.

Ana todavía no podía ver directamente a la cara de Alistair, y este se dio cuenta de ello y aún estaba sonrojado por la imagen que había acabado de tener, pero trato de mantener el control y guio a las dos chicas con el grupo.

Parte 2

Alistair llegó acompañado por Ana y Ririna (ya vestidas), todos notaron las heridas en el rostro de Alistair, Kenric fue el primero en preguntar.

- Oye, ¿qué te paso?

Alistair entro rápidamente en pánico mientras que Ririna lo miraba con furia.

- Ehhhhhhh, nada realmente, me caí por el temblor, jajaja…

- Eso es muy inusual en ti, pero veo que también eres un idiota a veces, jaja.

- Si…

Ya todos finalmente reunidos, Viggo empezó a dar las indicaciones.

- Bueno, de algo estamos seguros, el dragón está aquí adentro, no sé exactamente donde, pero al menos esos rugidos que ocasionaron el temblor son de nuestra presa.

El grupo rápidamente se preparó para la batalla, solo había un camino en esta cueva, hacia arriba.

Cada cierto tiempo la bestia rugía y los temblores invadían la cueva, pero esto no detuvo al grupo, tenían que seguir.

Parte 3

El sudor recorría el cuerpo de todos, el calor iba en aumento, cada vez se les dificultaba más respirar aun cuando llevaban un rato subiendo. Lo sintieron. Una corriente empezó a entrar desde lo que parecía ser el final del camino, un rayo de luz venía desde ese camino, así que el grupo decidió acelerar el paso hasta que Viggo, el capitán, dio la orden de detenerse.

- ¡Deténganse! Observen y hablen lo más bajo posible.

El camino había llegado a su fin, les esperaba una caída de al menos 10 metros, como mínimo, un enorme agujero estaba al frente, pero tenía un fin, pero eso no era lo que impresionaba al grupo, si no lo que estaba dentro del agujero.

Escamas negras como la noche, las cuales tenían pequeñas grietas, cortes, cicatrices de sus batallas, la totalidad del cuerpo palpitaba fuertemente, un calor visible exhalaba de su mandíbula, múltiples cuernos salían detrás de su cabeza que tomaban curvaturas extrañas, incluso dos enormes colmillos sobresalían de la parte inferior de la mandíbula, era el dragón que estaban buscando, una bestia colosal como ninguna otra, y esa era la que debían capturar para el patriarca.

Viggo vio la enorme entrada por donde vino el dragón negro, a lo que este empezó a dar las instrucciones a su equipo.

- Escuchen atentamente, lo primero que debemos hacer es bajar este barranco, y luego salir de aquí, una vez afuera, nos reunimos con nuestros dragones y atacamos esta parte de la montaña desde afuera para hacer al dragón salir.

Todos asintieron, y empezaron a aferrarse con fuerza a las rocas para ir bajando lentamente por el abismo. Apenas empezaron a bajar sintieron un poco más ligeros sus cuerpos, y lo vieron, unas estalactitas hechas del cristal magnético, eso sin dudas los ayudaría a bajar más rápido.

Sus manos desnudas ya empezaban a sentir el peso de sus cuerpos mientras se sostenían de las rocas del abismo, pequeños cortes y raspones se empezaban a formar en las palmas de las manos de casi todos, exceptuando a Viggo, el cual ya tenía experiencia en el campo.

Aun con las dificultades y la falta de experiencia todos lograron bajar el acantilado, ahora solo debían caminar suavemente y sin hacer ningún ruido y salir del túnel. Gabriel podía ver como el dragón gigante respiraba agitadamente, como si algo le doliera, tenía algunos espasmos ocasionalmente pero siguió caminando, debía salir lo más pronto posible.

Aunque todos fueron cuidadosos, no contaron con un factor importante, la casualidad.

Una estalactita de desprendió de la parte superior de la cueva cayendo fuertemente en medio del grupo, pero aunque no daño a nadie, lo vieron.

Su enorme globo ocular de color rojo sangre los observaba directamente, vieron su imagen reflejada en el ojo del enorme dragón negro.

Viggo dio una orden contundente.

- ¡CORRAAAAAAAAAN!

Todo el grupo empezó la rápida huida de la cueva, ya no había más sigilo, solo sobrevivir al caos que se aproximaba.

El dragón negro empezó a sacudirse y a estirar sus articulaciones, y en ese momento antes de salir del nido de la bestia, Kenric lo vio, una espada clavada en el pecho de la bestia, luego, oscuridad total.

Ya no había ninguna fuente de luz como los cristales magnéticos o algo así, debían correr a ciegas, pero no fue por mucho, un choque de luz invadió la visión de todos.

Parte 4

Habían salido a un campo de flores, el cielo estaba más azul que nunca, era hermoso, pero los gritos de Viggo destruyeron esta paz.

- ¡Busquen rápido a sus monturas!

Pero antes de que el grupo pudiera reaccionar, estaban todos flotando, o al menos así lo sintieron.

*BOOM*

Una explosión venia de la salida de la cueva de la montaña, rocas volaron por el aire, arboles fueron destruidos, y el campo de flores fue convertido en una zona de guerra.

El dragón negro había salido.

La bestia extendió sus alas y pareciera que hubiera apagado el sol con su colosal tamaño, ahora era 3 veces más grande que antes.

- *¡GRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!*

El rugido que vino de la bestia parecía que iba a destruir los tímpanos de todos los presentes.

El grupo se separó rápidamente, si no serían un blanco fácil.

El dragón negro dio un manotazo en dirección de Ana.

- Maldici…

No tuvo tiempo de reaccionar.

Pero había esquivado el golpe, pero ¿Cómo?

Viggo estaba cerca y la empujo lo suficientemente lejos para que no sufriera el impacto directo, pero el caso de Viggo era distinto.

Ana rodo por el suelo generando raspones y abollando un poco la armadura, pero nada era grave.

Paso una sombra por el aire rápidamente.

Era Viggo, que había sido lanzado a gran velocidad por el impacto partiendo algunas ramas por el camino y finalmente siendo detenido por un árbol que también quedo a punto de partirse en dos.

La sangre brotaba en grandes cantidades por debajo de la abollada armadura de Viggo, incluso de su deformado rostro, probablemente esta sería su muerte.

Gabriel y Ririna atacaron en dos direcciones distintas al dragón con sus espadas, pero estas no perforaban sus gruesas escamas, y con un ligero aleteo, mando a volar a ambos haciéndolos caer de mala forma contra la tierra.

Ahora el dragón dio un coletazo contra la tierra con gran fuerza haciendo que todos salieran volando por el aire.

Alistair no identificaba que era arriba y que era abajo.

- (Mierda, enserio moriré aquí, no poder arreglar nada, absolutamente nada…)

El cuerpo de Alistair empezó a sentir nuevamente la gravedad y las mandíbulas del dragón abriéndose de par en par para devorarlo por completo, el no sería más que un pequeño dulce para esta colosal bestia.

Parte 5

Los habitantes de un pueblo cercano a la montaña hacían sus labores diarios, cuando escucharon una enorme explosión seguida por un rugido demoniaco.

Las madres entraron a sus casas a los hijos.

Ya sabían lo que se avecinaba.

Parte 6

Un grupo de bestias se encontraban jugando en un bosque, un grifo que se encontraba dormido, rápidamente se puso de pie y miro fijamente en dirección de una montaña, luego de hacer el sonido como de un águila, alerto a las otras bestias que se encontraban ahí, un dragón de 2 pares de alas emplumadas, un wyvern de color azul, un dragón blanco con rayas negras y un lagarto gigante sin alas, un Drake.

Todas las bestias miraron en una sola dirección, de donde múltiples aves empezaron a volar para escapar.

Parte 7

Alistair sabía que iba a morir, todo fue una fracción de segundo, pero grito, ya se estaba volviendo una costumbre.

- ¡RAKASHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

El dragón negro cerró la mandíbula con fuerza para devorar a Alistair, pero no devoro nada.

Como un destello, como si saltara por el aire, Rakasha había llegado al rescate de su compañero, como si diera saltos en el aire, Rakasha atrapo a todos en el aire en su tan icónico modo, Dios del rayo.

Parte 8

Rakasha había aterrizado lejos del dragón negro con todos sobre su lomo, bajándolos con cuidado, donde los esperaban sus monturas esperándolos.

Alistair y Gabriel bajaron con cuidado a Viggo hacia el suelo, seguía vivo, pero había perdido demasiada sangre, debían volver y acabar con el dragón negro, ya domesticarlo o capturarlo no era una opción, era el mal encarnado. Aunque matarlo no sería pan comido.

- Kenric, quédate aquí con Viggo, nosotros iremos por el dragón.

- ¡¡!!

- Listo chicos, en marcha.

- ¡Espera! ¿Por qué me tengo que quedar?

- No tienes una montura, solo serias una carga, créeme, no me gusta decirlo, pero esa es la realidad.

La realidad había golpeado fuertemente a Kenric, en este momento lo mejor que podía hacer era quedarse y no estorbar, él lo sabía, pero aun así…

Kenric solo pudo apretar sus puños al punto que empezaron a sangrar y maldecir su debilidad.

Todas las criaturas con sus jinetes empezaron a alejarse.

- Maldición… ¡MALDICIÓN! ¡AHHHHHHH!

- Lo entiendo…cof…

- ¡¿?!

Kenric giro la mirada de donde venía la voz.

Era Viggo, había despertado, irónicamente podía abrir su ojo quemado pero no el que estaba antes en buen estado.

- Entiendo tu debilidad… yo me sentí igual cuando perdí a… mi mejor amigo… y mi capitán…

Kenric solo lo miraba mientras que la sangre seguía filtrándose desde su mirada.

- Haz lo que tengas que hacer… para… que… no te arrepientas después.

Con esto dicho, Viggo cayo inconsciente, Kenric rápidamente se acercó y se aseguró que estuviera vivo, una vez lo confirmo, se puso de pie y miro en dirección de dónde venían las explosiones y rugidos, y apretando sus dientes, corrió en esa dirección.

Parte 9

Scratch con Hera estaban lanzándole fuego al rostro del dragón negro, mientras que Rakasha lanzaban rayos de su mandíbula impactando con las patas de la bestia, y a su vez, Ángelus y Grif mordían y rasguñaban su lomo.

Era un ataque conjunto, claramente la bestia estaba recibiendo daño pero no era suficiente.

El dragón estaba cediendo, poniéndose de rodillas, pero de un fuerte espasmo, abrió nuevamente por completo sus alas y lanzo a todos en diferentes direcciones.

Todos habían caído nuevamente, tanto jinetes como monturas estaban lastimadas.

Luego, aunque era obvio, no pensaron que algo así volara, pero lo hizo, el dragón negro estaba en el aire y lo que vino después, fue todavía más obvio.

Exhalo fuego de su mandíbula.

Lo que inicialmente era un campo de flores, luego un campo de batalla, ahora era el infierno en la tierra.

Todo el paisaje se había transformado en algo totalmente distinto, parte del bosque estaba completamente carbonizado. Todo el grupo observaba la enorme bestia sobre el cielo, el humo había ocultado por completo el sol.

El dragón ignoro a los lastimados guerreros y voló hacia el pueblo más cercano.

Alistair se encontraba recostado sobre una roca al lado de Rakasha, este había recibido la mayor parte del impacto.

Gabriel estaba saliendo por debajo de su grifo lleno de heridas y quemaduras.

- Mierda… gah… Definitivamente necesitamos una estrategia más elaborada para derrotarlo.

El dragón emplumado de Ana se sacudía las cenizas mientras que su jinete se apoyaba sobre ella para intentar ponerse de pie.

- Debemos salvar a las personas de ese pueblo, así que solo debemos atacar hasta que el muera.

- O nosotros.

La respuesta ante la declaración de Ana venia de Ririna. Su hombro izquierdo se encontraba quemado y la sangre brotaba de su piel hirviendo, pero aún se mantenía en control para poder hablar con normalidad.

Del humo se escuchaban pasos.

Alguien se acercaba, y todos ya lo habían detectado.

- ¿Qué haces aquí Kenric?

- Déjenme intentarlo, sé que no tengo una montura, pero debo intentarlo, además, ustedes ya no pueden seguir.

- ¿Y tú que harás solo?

- Estas muy duro últimamente Alistair, pero te equivocas, si eres un idiota, no estoy solo.

- ¿De qué…?

- Los tengo a ustedes, y puedo usar a Scratch como montura para acercarme al dragón. Solo necesito que me apoyen, permítanme llegar al dragón, yo hare el resto.

Kenric tenía una sonrisa llena de seguridad y una mirada con el fuego de la pasión, entonces, extendió su mano derecha hacia Alistair.

- Ayúdame a derrotar al dragón, Ali.

Alistair solo miraba aun en el suelo.

Luego de un respiro y una ligera sonrisa, Alistair agarro la mano de Kenric y se puso de pie.

- Parece que nuestros papeles se invirtieron.

Kenric no entendía lo que decía Alistair.

- Recuerdas, el examen de ingreso, yo te derrote, y en esa ocasión, el que estaba en el suelo eras tú.

Kenric recordó ese momento, como intento matarlo, pero aquí estaban, eran compañeros.

Kenric se montó en el lomo del dragón blanco y negro de Viggo, ahora él estaba al mando.

- Vamos.

Parte 10

El pueblo se encontraba envuelto en llamas, muchas personas se encontraban en el suelo quemadas o en partes.

El dragón negro estaba atacando el pueblo, las personas huían, el caos ahora gobernaba el lugar, pero los aldeanos los vieron.

Figuras venían desde la montaña que se encontraba en el centro del bosque.

Eran jinetes de dragones con sus compañeros.

El dragón negro los y de un rugido lanzo una llamarada en su dirección.

Todo el grupo lo esquivo y atacaron en respuesta, desde la tierra, Rakasha lanzaba relámpagos hacia las alas del dragón para que este cayera, mientras el resto atacaba hacia los ojos, debía caer.

Kenric estaba volando sobre Scratch.

- ¿Ven esa espada en su pecho?

Todos se dieron cuenta de eso, aunque solo Kenric lo había visto desde antes, pero ¿Cuándo?

- ¡Démosle un fuerte golpe en la cabeza a ese maldito! ¡Yo me encargo del resto!

Entonces todas las bestias voladoras se acercaron rápidamente a la cabeza del dragón negro, a lo que este en respuesta, lanzo una llamarada, o eso se suponía, pero desde el suelo y a gran velocidad, Rakasha en su modo Dios del rayo, salto y golpeo la parte inferior de la mandíbula del dragón haciendo que este no pudiera atacar, luego sus compañeros chocaron al mismo tiempo con el cráneo del dragón haciendo que este finalmente perdiera el equilibrio y cayera en picada contra el suelo levantando una gran nube de polvo y rocas.

Todos aterrizaron suavemente en el suelo, Kenric bajo del lomo de Scratch mientras todos lo observaban, el miro a Alistair, más que un compañero, un amigo, este era el final, vivir o morir.

La nube de polvo empezó a alterarse y de ella salió el dragón negro que abrió sus alas pero no voló, se quedó mirándolos a todos.

Kenric miro devuelta a la bestia y lo siguiente que hizo.

Corrió.

Corrió tan rápido como pudo.

El dragón negro empezó a agitar sus alas para alejarlo, pero Kenric se cubrió del viento con un escudo que había encontrado en el suelo mientras corría.

Ahora venía una llamarada, pero sus compañeros trajeron un enorme árbol para cubrirlo del impacto directo poniéndolo entre él y la llamarada del dragón negro, pero quemando a sus compañeros. Todos cayeron al suelo pero Kenric corrió sin mirar atrás, no había tiempo para ello.

- (Lo siento, chicos)

Otra llamarada vino al instante, pero desde atrás vino un rayo que impacto cerca de Kenric, lanzándolo más rápido hacia al frente, lo justo para esquivar la segunda llamarada del dragón negro. El rayo venia de Rakasha, el último ataque de Rakasha.

Siguió corriendo.

Todos sus compañeros gritaron mientras que las monturas rugían con todas sus fuerzas.

- ¡VAAAAAAAAAAAMOOOOOOOOOOOOS!

- ¡VAAAAAAAAAAAMOOOOOOOOOOOOS!

- ¡VAAAAAAAAAAAMOOOOOOOOOOOOS!

- ¡VAAAAAAAAAAAMOOOOOOOOOOOOOS!

Todos lo apoyaban, era ahora o nunca.

- ¡Maldición!

El dragón negro lanzo una tercera llamarada, pero estaba demasiado cerca en este punto para que fuera un golpe certero, y aunque quemo un poco su espalda, Kenric llego hasta el pecho de la feroz bestia.

Casi tenía aquella espada en el pecho del animal a su alcance.

Solo un poco más.

Su dedo medio estaba a pocos centímetros de la espada.

El dragón con sus patas delanteras, golpeo fuertemente el suelo haciendo que este volara en pedazos y luego dio un fuerte coletazo destruyendo todavía más el área y lanzando a Kenric por el cielo.

Kenric se estrelló contra el suelo haciendo que escupiera sangre por la boca.

Todos sus compañeros solo podían mirar en silencio, hace mucho habían rebasado su límite de lo que podían hacer.

Parte 11

La sangre brotaba debajo de su armadura contra el suelo, sus rodillas temblaban, el humo todavía no se dispersaba, el lugar estaba en silencio.

El dragón negro no hacia ningún movimiento.

Una sonrisa.

- Je…

Sus manos ensangrentadas se aferraban con fuerza para ponerse de pie, pero ¿a qué se aferraban?

El humo se dispersó y todos lo vieron con asombro.

La espada que antes se encontraba enterrada en el pecho del dragón ahora se encontraba en las manos de Kenric.

Un lastimado Gabriel lo miraba a lo lejos.

- ¿Ahora que harás? ¿No se suponía que ibas a terminar de apuñalar su corazón con esa espada?

A su lado se encontraba Ririna.

- ¿No es obvio? Hará justo lo que vinimos a hacer.

Luego de dar una ligera mirada a Ririna, volvió a dirigir la mirada en dirección del dragón negro y Kenric.

Kenric no se encontraba totalmente de pie, y todavía le temblaban las rodillas, pero aun así camino tambaleándose hacia el dragón negro mientras arrastraba la espada.

- (Mierda, mierda, mierda, me voy a desmayar, pero no puedo rendirme ahora, mis compañeros confiaron en mi)

El dragón negro solo lo observaba acercarse en silencio.

Ahora ambos estaban justo frente al otro, a pocos centímetros, Kenric tenía la frente de la bestia justo al alcance de su espada.

Y lo siguiente que hizo, nadie se lo podía esperar, aunque él era así.

Soltó la espada y estiro su mano derecha hacia el dragón.

Puso suavemente la palma de su mano en el hocico del dragón y hablo suavemente.

- Serás… Zarkhul, el colmillo negro.

Y con estas palabras, Kenric perdió el conocimiento.