Chapter 4:
Fantasía.exe HA DEJADO DE FUNCIONAR (Español - Spanish)
Aric no perdió más tiempo lamentándose por estar enlazado con este sistema turbio. Si iba a estar atrapado en esta locura, al menos aprovecharía lo que tenía a su disposición.
—Dime, sistema sospechosamente entusiasta, ¿cómo funciona la Lotería del Abismo?
El sistema se iluminó de inmediato, rebosante de emoción.
[¡Oh, qué excelente pregunta! ¡Me encanta tu espíritu aventurero! ¡Permíteme presentarte la maravillosa, espectacular y absolutamente legítima Lotería del Abismo!]
Una ráfaga de luces carmesí y efectos visuales exagerados inundaron la pantalla. Trompetas invisibles resonaron en el aire, seguidas de una música épica que parecía sacada del tráiler de una película de acción de dudoso presupuesto. Entonces, justo frente a Aric, apareció la manifestación de lo que solo podía describirse como la máquina tragaperras de un casino barato… si los casinos estuvieran administrados por demonios con problemas de imagen.
Era alta, macabra y emitía un aura que gritaba “timo” a los cuatro vientos. La estructura negra y ornamentada con detalles rojos tenía un solo carrete en el centro, lo que la hacía más parecida a una ruleta que a una máquina tragamonedas convencional. En la parte superior, un par de ojos brillantes parecían observarlo con una mueca burlona.
Aric cruzó los brazos y la miró con la misma expresión de alguien que acaba de encontrar una rata en su sopa.
—Ajá… y cómo funciona esta “maravillosa y absolutamente legítima” lotería.
[¡Fácil! Solo inserta tu Ficha de Lotería del Abismo en la ranura y jala la palanca. ¡Y voilà! La fortuna decidirá tu destino.]
—Mhm… —Aric entrecerró los ojos—. ¿Y esto es completamente aleatorio?
El sistema se quedó en silencio por un segundo demasiado largo.
[¡Por supuesto que sí! ¡Es una lotería! ¡No sería una lotería si no fuera aleatorio! ¡Este sistema es un modelo de integridad y justicia!]
—Claro, claro… —Aric frunció el ceño—. No sé qué es peor, que creas que soy un idiota o que ni siquiera te esfuerces en ocultarlo.
«¡Maldito sistema!»
No había que ser un genio para saber cómo funcionaban estas cosas. Vamos, era el ABC de todo juego tramposo, novela o anime con mecánicas de gacha: la primera tirada siempre era gloriosa, una obra maestra del engaño, el anzuelo perfecto para engancharte y hacerte babear por más. Pero luego, ¡oh, sorpresa! Todo se iba al carajo.
Lo que al inicio parecía un premio legendario terminaba siendo un arma oxidada con fecha de caducidad en la batalla final. Este era el típico truco psicológico para volverlo a uno un adicto sin dignidad.
Aric suspiró. ¿En qué clase de relación tóxica se había metido con este sistema?
—Bueno, ya estamos en esto… —murmuró, tomando la ficha y acercándola a la ranura de la máquina.
En cuanto la insertó y jaló de la palanca, una notificación apareció frente a él:
[¡Has utilizado 1x Ficha de Lotería del Abismo!]
De inmediato, el entorno se llenó de una música vibrante, el tipo de melodía que encontrarías en un casino de mala muerte. Sin embargo, había algo extraño en ella…
[¡Plop-plop-plop!]
Aric frunció el ceño y afiló el oído.
[¡Whoosh-whoosh! ¡Bzzzzz!]
—…Espera un momento. ¿Estás TARAREANDO?
Efectivamente, la música no provenía de ningún instrumento. Era el sistema tarareando de la forma más ridículamente entusiasta posible.
[¡Tan! ¡Tan tan tan! ¡Tantantan! ¡Tantantan! ¡Tantantantaaaaan!]
—¡¿Qué demonios es eso?! ¡¿Estás haciendo el tema de Rocky ahora?!
[¡No, no, no! ¡Es el tema de Aric, el invocador de la suerte! ¡Chaka-chaka-chaka-chaka! ¡Wooooo!]
[¡Doo-doo-doo! ¡La suerte está de tu lado, Aric! ¡Vamos, vamos, rueda de la fortuna, rueda la emoción!]
El ojo de Aric tembló de irritación.
[¡El destino gira, la ruleta danza, la gloria está a solo un giro de distancia! ¡¿Qué te traerá el abismo?!]
—Sistema…
[¡La suerte es un concepto relativo! ¡Pero en esta lotería, todo es posible! ¡Oh, qué tensión, qué emoción!]
Aric se tapó los oídos, pero el sonido parecía venir directamente a su mente.
—¡BASTA! ¡¡NO QUIERO ESCUCHAR MÁS!!
El sistema hizo una pausa dramática.
[Cof, cof ]—Tosió artificialmente—[¿Escuchas eso? Es el sonido de mi corazón roto. Uno trata de hacer ambiente y así es como lo agradeces. Qué decepción, Aric, qué decepción.]
Aric masajeó sus sienes.
—Solo dime qué carajos me tocó.
La ruleta se detuvo con un sonido mecánico, y la pantalla se iluminó con letras doradas, revelando el resultado:
[¡Felicidades! Has obtenido: ???]
—…
Aric entrecerró los ojos con desconfianza.
—¿Por qué carajos hay signos de interrogación?
El sistema rió nerviosamente.
[Oh, ya sabes, un toque de misterio. ¡Hace todo más interesante!]
Aric apretó los dientes.
—Dímelo. Ahora.
[¡Pero si es sorpresa!]
—¡SISTEMA!
[¡Okay, okay! ¡Qué impaciente!]—La pantalla parpadeó y finalmente reveló el premio—[Has obtenido: "Llamas del Juicio Silencioso"]
Aric arqueó una ceja.
—…¿Eso suena útil o suena a que me voy a incendiar vivo?
[¡Exactamente!]
Aric repitió en su mente el "Exactamente" con incredulidad.
¿Qué clase de respuesta era esa? ¡Ni siquiera había habido un intento de explicación! Ignorando al poco fiable sistema, abrió el panel de la habilidad Llamas del Juicio Silencioso y leyó la descripción.
Llamas del Juicio Silencioso
Las llamas eternas que consumen sin ruido y juzgan sin piedad. Su ardor trasciende lo físico, calcinando lo que esté en deuda con el destino. No pueden ser apagadas, no pueden ser detenidas... a menos que lo sean. Su veredicto es absoluto, su poder incuestionable, su uso... altamente restringido.
Limitaciones:
No funciona si la persona juzgada no se siente culpable.
No se puede usar contra usuarios con un contrato con el sistema.
Puede apagarse con agua bendita, agua del grifo, agua con gas y en ciertos casos, con la saliva de un héroe puro.
Un solo uso al día. O dos si lo ruegas.
Aric parpadeó.
—… Esto es una broma, ¿verdad? ¿QUIÉN diseñó esta basura?
[Oye, oye, un poco de respeto. ¡Es una habilidad legendaria! ¡Solo imagina el terror que inspirará en tus enemigos!]
—¡Si es que admiten su culpa antes! ¡Y no se les ocurre tirarles un balde de agua!
[Los verdaderamente culpables lo saben en su corazón.]
—… Y lo ignoran sin remordimientos, como toda buena escoria.
Aric cerró el panel y masajeó sus sienes. Este sistema definitivamente estaba defectuoso. Incluso si fuera diseñado para hacer de él un villano mediocre destinado a la humillación eterna, esto ya era demasiado. No había forma de que alguien pudiera sobrevivir un mes con este sistema sin perder la cordura.
—Dime ¿Tienes algún apartado donde pueda vender habilidades o artefactos?
[... ¿Perdón?]
—Vender. Deshacerme de esto. Ganar PS. ¿Puedes mostrarme el apartado de venta?
El sistema pareció quedarse en silencio un momento, como si su procesador estuviera sobrecalentándose por la pregunta.
[Oh, Aric, Aric, Aric... ¡Mi querido y poco visionario usuario! ¿Por qué querrías deshacerte de esta habilidad? ¡Es una joya! ¡Un tesoro! ¡Cualquiera en esta miserable ciudad se volvería loco por tenerla!]
Aric lo miró con expresión de absoluto escepticismo.
—Sí, claro. Y cualquiera también se emocionaría por encontrar un sándwich gratis en la basura, pero eso no significa que sea buena comida.
[Oye, no minimices la belleza del reciclaje...]
—Sí, sí, claro, lo que digas. Pero yo tengo mis propios pensamientos. Solo dime dónde está la opción para vender habilidades.
El sistema titubeó.
[…Eh… Bueno… Eh…]
—¿Qué?
[Es que… yo… no tengo un apartado para vender cosas.]
La voz del sistema se hizo tan baja que Aric apenas pudo entenderlo.
—¿Perdón? ¿Puedes hablar más alto?
[¡Que no tengo un apartado para vender cosas, solo una tienda para comprar!]—confesó el sistema con una mezcla de vergüenza y fastidio.
Aric parpadeó, luego dejó que una sonrisa cruel se extendiera por su rostro.
—Oh, vaya… vaya, vaya, vaya. —Se cruzó de brazos con satisfacción—. ¿Así que no puedes comprar nada, solo vender? Qué decepción. Hasta los sistemas de segunda categoría tienen opciones de venta. ¡Qué clase de sistema eres! ¿Uno defectuoso? ¡Un beta de beta!
[¡Cómo te atreves! ¡Yo no soy cualquier sistema! ¡Soy único! ¡Soy especial! ¡Y he tenido usuarios mucho más talentosos, más guapos y con penes más grandes que tú! ¡Pero aquí estoy, resignándome a la decepción de usuario que me tocó!]
Aric se detuvo en seco.
—... Retira eso
[No quiero.]
—¡Admite que es grande!
[¡Jamás diría una mentira tan descarada!]
Y así, por los siguientes 15 minutos, Aric y el sistema se enfrascaron en una discusión completamente absurda y sin sentido.
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