Chapter 5:
Fantasía.exe HA DEJADO DE FUNCIONAR (Español - Spanish)
Recuperando el aliento, Aric se pasó una mano por el rostro, como si eso pudiera limpiarle la estupidez del sistema.
—Está bien, genio—dijo con cansancio—. ¿Hay alguna manera de obtener PS por esta habilidad?
El sistema, ilógicamente sonando igual de agotado que él, dejó escapar un suspiro digital.
[Supongo que… podrías reciclarla.]
Aric entrecerró los ojos.
—¿Reciclarla?
[Sí, sí. Todo lo que obtienes del sistema, si eres demasiado tonto como para no valorarlo, puedes reciclarlo y recibir una pequeña cantidad de PS a cambio. Luego puedes usarlo en lo que consideres en la tienda del sistema.]
Aric cruzó los brazos, sintiendo cómo su desconfianza crecía exponencialmente.
—¿A qué te refieres con "una pequeña cantidad"?
[Bueno, ya sabes, solo una porción justa y equitativa.]
—Ja. Claro. Justa y equitativa—repitió con sarcasmo—. O sea, una miseria.
[¡Oye! No digas eso. Es un proceso perfectamente balanceado.]
—Perfectamente balanceado, como tu habilidad para mentir sin pestañear. —murmuró Aric, ya anticipando el robo del siglo.
El sistema hizo sonidos de calculadora antigua, como si estuviera sacando cuentas con un ábaco etéreo. Luego, con tono de quien cree estar revelando un premio, anunció:
[¡Después de deducir los impuestos, la reducción del valor por el uso y los costos de procesamiento… recibirás el generoso total de un 1% del valor original de la habilidad! ¡Vaya ganga!]
Hubo un silencio largo. Larguísimo. Lo suficientemente largo como para que alguien en otro universo terminara una tesis doctoral.
Aric parpadeó. Luego otra vez.
—¿¡CÓMO QUE 1%!? ¿¡ME ESTÁS TOMANDO EL PELO!? ¡ESO ES UN ROBO!
[¡Es lo justo!] protestó el sistema, fingiendo estar ofendido. [¡Yo solo sigo las normas y condiciones establecidas!]
—¡Las normas y condiciones de mi trasero!—gritó Aric—. ¡ESO SEGURO TE LO ACABAS DE INVENTAR!
[¡No, no! Mira, aquí está.]
Apareció frente a él una pantalla llena de texto con letra minúscula, densa y aparentemente infinita. La barra de desplazamiento era tan diminuta que bien podría ser decorativa.
[Por favor, léelo con calma y detenimiento. La transparencia es nuestra prioridad.]
Aric entrecerró los ojos.
—Esto… esto no estaba antes.
[Es que la sociedad avanza a un ritmo acelerado, Aric. Las normas y condiciones deben actualizarse constantemente.]
—Mentiroso… ¡Puedo ver cómo lo estás escribiendo ahora mismo! ¡Ni siquiera lo disimulas!—Aric señaló una línea en la que el texto seguía apareciendo como si lo estuvieran tecleando a la velocidad de la luz.
El sistema hizo un sonido de carraspeo incómodo.
[Ejem. Eso… es una ilusión óptica.]
Aric lo miró con una expresión que decía claramente: "¿En serio crees que soy tan idiota?" Y aunque el sistema no tenía ojos, Aric podía sentir cómo evitaba mirarlo directamente.
Finalmente, suspiró, decidiendo no perder más tiempo con este desgraciado. Entró directamente en la tienda del sistema para buscar el valor de la habilidad que había obtenido.
Por dentro, se dijo a sí mismo:
«Maldito cabrón, deja que consiga algunos PS y active los trucos. Vamos a ver qué haces después.»
Y se rio malvadamente.
[… No es por nada, pero esa risa me da escalofríos.]
—Eso es justo lo que quiero. Ahora cállate y déjame ver qué tan grande es tu estafa.
…
La tienda del sistema estaba sorprendentemente bien organizada. Dividida en distintas secciones como "Habilidades letales", "Técnicas prohibidas", "Objetos de destrucción masiva" y la encantadora "Paquetes de tortura y sufrimiento".
Todo tenía un aire a tienda online de lujo... si el lujo consistiera en productos diseñados por un supervillano con problemas de ira.
Pero lo peor, lo realmente monstruoso, eran los precios.
Aric sintió un escalofrío al ver los números. El artículo más barato costaba miles de PS. Y eso era una miserable "Piedra de afilar ligeramente maldita".
¿Qué clase de perverso psicópata había diseñado este sistema? Se preguntó cuántas misiones secundarias, logros imposibles y tareas absurdas tendría que completar para permitirse siquiera el producto más insignificante.
«Este sistema está hecho para mantenerme con una correa corta» pensó, con una mezcla de indignación y resignación. «¡Te muestra todo lo que podrías tener, pero te niega el acceso hasta que a ÉL le parezca bien!»
El sistema hizo un ruidito de notificación, como si quisiera responder, pero Aric lo ignoró con todas sus fuerzas. Siguió explorando, hojeando técnicas con nombres absurdamente grandiosos como "Golpe de Aniquilación Dimensional" o "Resurrección Profana del Dios Caído: Versión Premium".
Finalmente, después de minutos de desplazamiento eterno, encontró lo que buscaba.
Llamas del Juicio Silencioso - 50,000 PS
Sonrió. Era un precio alto, pero con la ridícula estafa del reciclaje todavía conseguiría 500 PS, lo suficiente para activar el truco que tenía en mente. Y le sobraría un poco para otra cosa.
Todo marchaba bien. Empezó a reír, una risa satisfecha y triunfal.
Hasta que vio la notificación.
Entonces sintió cómo su alma abandonaba su cuerpo por un instante.
Se frotó los ojos, cerró la tienda, la volvió a abrir.
No, no era un error.
La habilidad Llamas del Juicio Silencioso tenía de repente un brillante letrero dorado parpadeante que decía:
¡OFERTA RELÁMPAGO! ¡80% DE DESCUENTO!
Y justo debajo, en letra pequeña pero lo suficientemente malvada para que la leyera sin problema:
Motivo de la oferta: Se celebran los 10 millones de muertes causadas por fuego en el multiverso. ¡Conmemore este hito con su compra!
Aric sintió una mezcla de indignación y absoluta incredulidad.
—¿¡QUÉ CLASE DE RAZÓN ESTÚPIDA ES ESA!?
El sistema carraspeó, con el tono de quien explica algo completamente razonable.
[Es una fecha conmemorativa, Aric. Debemos honrar a los pioneros que hicieron de la incineración un arte.]
Aric se pasó ambas manos por la cara, sintiendo la ira burbujeando en su interior.
—Me estás diciendo… que si no hubiera reciclado la habilidad, aún valdría 50 mil PS. Pero porque la pusiste en oferta justo ahora, cuando me dispongo a reciclarla, su valor actual es solo… 10 mil PS.
[¡Correcto! Un descuento increíble, ¿verdad?]
—Eso significa que el 1% que me darás ahora es…
Aric hizo los cálculos en su mente. No necesitaba hacerlo, ya sabía la respuesta. Pero su cerebro se negaba a aceptarlo.
100 PS.
De 500 a 100 malditos PS.
Hubo un silencio sepulcral.
Aric respiró hondo. Se dijo a sí mismo que la violencia no era la respuesta. Que él era un hombre racional.
Luego, ignoró por completo su propia lógica y golpeó el aire con tanta furia que si hubiera habido una pared cerca, habría tenido que pagar por daños estructurales.
—¡HIJO DE PUTA! ¡Eres la peor entidad en la existencia del universo!
El sistema hizo un ruido que sonó peligrosamente parecido a un intento de silbar con indiferencia.
[Bueno, técnicamente hablando, existen entidades mucho peores. Como el Sistema del Adepto de la Injusticia o el Sistema de Deudas Cósmicas…]
—¡CÁLLATE, MALDITO TRUCHO ESTAFADOR!
Aric estaba tan furioso que si no necesitara los PS de las Llamas del Juicio Silencioso, las habría usado en el sistema mismo.
—¡Devuélveme el precio original! ¡Esto es abuso de poder! ¡Es explotación sistémica!
[Lo siento, pero las reglas son las reglas.]
—¿QUÉ REGLAS? ¡ESTÁS CAMBIÁNDOLAS MIENTRAS HABLAMOS!
[La sociedad avanza a un ritmo acelerado, Aric. Las normas y condiciones deben actualizarse constantemente.]
Aric casi estalló.
—¡ESA ES LA MISMA EXCUSA DE HACE CINCO MINUTOS, MALDITO LADRÓN!
El sistema rió de forma incómoda.
[Ejem. Coincidencia, supongo.]
Aric tembló de rabia. Sus ojos ardían con un deseo de venganza tan intenso que probablemente en otro universo un dios de la destrucción sintió escalofríos sin razón aparente.
Respiró hondo, tratando de calmarse. No podía hacer nada ahora… pero cuando tuviera PS suficientes y activara su truco, este desgraciado lo pagaría.
Y lo haría con intereses.
—Bien… muy bien. Dame mis miserables 100 PS antes de que cambies de opinión y reduzcas la tasa al 0.1% porque "la economía interdimensional entró en recesión".
El sistema tosió.
[Je, je… qué idea tan loca…]
—¡LO PENSASTE, NO LO NIEGUES!
Aric recogió sus miserables PS con el rostro sombrío de un hombre que acababa de ser víctima de un robo a plena luz del día y con la complicidad de la policía.
Mientras tanto, en su interior, tramaba un millón de maneras de arruinarle la existencia al sistema.
Please log in to leave a comment.