Capítulo 7 - Crónica de un Mod de Trucos Anunciado

Aric miraba la pantalla con una felicidad tan pura y brillante que, de haber un narrador omnipotente, probablemente lo describiría como un niño en Navidad descubriendo que Santa existe de verdad y además le ha dejado una motocicleta con lanzamisiles.

Las misiones originales del sistema, esas infames tareas diseñadas para convertirlo en el próximo déspota del cosmos, habían desaparecido por completo. En su lugar, relucían con gloriosa absurdez nuevas misiones.

—Veamos, veamos… —Aric leyó en voz alta—. "Cuenta cuántas veces pestañeas en cinco minutos."

La descripción solo hizo que le brillaran los ojos de emoción: "Los ojos son el espejo del alma… pero ¿Cuántas veces se empañan? Solo los verdaderos maestros del autoconocimiento pueden responder esta pregunta."

—¡Esto es una obra maestra de la pereza! —exclamó sintiendo el aire puro de la libertad llenar sus pulmones. —¡Esto es arte!

El sistema, en cambio, estaba teniendo un aneurisma digital.

[¡¿QUÉ DEMONIOS LE HICISTE A MIS MISIONES?!]

Aric fingió no escucharlo mientras pasaba a la siguiente:

—"Sienta una silla en otra silla"…

[¡MISIÓN ESTÚPIDA! ¡ESTÚPIDA! ¡LAS SILLAS NO TIENEN NALGAS, INSENSATO!]

Aric se encogió de hombros, absolutamente fascinado.

—¿Quién sostiene a las sillas, eh? ¿Quién les ha dado su descanso merecido después de años de sufrimiento? —susurró con solemnidad, sintiendo una lágrima imaginaria recorrer su mejilla.

El sistema gimió como si su código estuviera colapsando.

[¡MIS GRANDIOSAS MISIONES SECUNDARIAS! ¡ERAN EL FRUTO DE EONES DE INVESTIGACIÓN PARA CONVERTIRTE EN LA EXISTENCIA SUPREMA! ¡NO EN UN MALDITO FILÓSOFO DEL MOBILIARIO!]

—Ajá, ajá, sí, sí… —dijo Aric, ignorando las quejas mientras pasaba a la siguiente misión.

"Cuenta 20 nubes con forma de algo reconocible."

La descripción era una joya: "Los antiguos sabios leían el futuro en las estrellas. Tú leerás el presente en las nubes. ¡Pero que sean formas reales, no solo ‘una nube con forma de nube’!"

Aric casi escupió de la risa.

El sistema, por otro lado, estaba al borde de un colapso.

[¡ESTO ES UNA HUMILLACIÓN! ¡UN INSULTO A MI CÓDIGO! ¡VOY A QUEJARME CON…!]

Aric contuvo la respiración, esperando el nombre del misterioso y temible ser superior que el sistema invocaría.

[…CON EL ALTO CONSEJO CELESTIAL DE LOS DESIGNIOS ARCANE-OMNIVERSALES Y DESTRUCTORES DE MORTALES QUE NO SABEN SEGUIR LAS REGLAS!]

Hubo un silencio.

—…Ese nombre es ridículo.

[¡CÁLLATE! ¡EXIJO QUE TE HAGAS RESPONSABLE, DEGENERADO!]

Aric apenas podía contener la risa. No solo porque la idea de completar semejantes idioteces enfurecería al sistema, sino porque esto probaba algo mucho más importante.

El Mod de Trucos funcionaba.

La carcajada que soltó fue tan fuerte que casi se atragantó con su propia saliva. Terminó en una ronda de tos violenta mientras el sistema lo maldecía con la furia de mil soles.

Pero Aric ya estaba en otro mundo, perdido en sus pensamientos. Estas misiones eran ridículas, sí, pero tampoco parecían difíciles. Y lo más curioso: sus recompensas de Puntos de Sistema (PS) nunca superaban los 50 PS. Sin embargo...

«Los 3.000 PS... » pensó para sí mismo, recordando la misteriosa cantidad que había aparecido junto a la Trampa, tras su activación. «¿Significa que puedo mejorarlo? Si mejoro esta versión... ¿tendré más misiones secundarias disponibles? ¿Podría hacer que las recompensas superen los 50 PS?»

Su mente saltó a las técnicas que obtuvo en el paquete de bienvenida del sistema:

Técnica de Formación del Corazón Etéreo: Suplicio del Alma Desgarrada.

Técnica de Refinamiento del Aliento del Mundo: Tormento de la Existencia Agónica.

—Pffff, sí claro, porque nada dice "bienvenido a este nuevo mundo" como nombres que parecen sacados de un ritual de tortura.

Sabía bien cómo funcionaban estos "regalos" en las novelas web. Parecían una bendición al inicio, llenándolo de poder y velocidad de progreso inigualables… pero con el tiempo, mostraban su veneno. Ira descontrolada, sed de sangre, o peor aún, lo empujaban a un camino sin retorno.

—Sí, no, gracias. No me interesa convertirme en el típico protagonista maldito con cara de intenso.

El sistema se quedó en silencio.

Aric no le presto atención. Antes de hacer cualquier cosa, necesitaba algo más esencial: información.

Aún no comprendía del todo este mundo. Su predecesor, el dueño original de este cuerpo, había sido un don nadie. Solo tenía 48 horas de recuerdos inútiles que no le daban ninguna pista real sobre cómo funcionaban las cosas aquí. Sabía que la gente formaba un Corazón Etéreo, refinaban el Aliento del Mundo en Aéther y usaban esa cosa para hacer magia y volverse sobrehumanos.

Pero eso no le servía de nada sin contexto. Necesitaba aprender antes de hacer cualquier movimiento.

Y para ello, tenía justo la herramienta indicada.

Volvió a sonreír.

Pero antes de ponerse serio… debía probar si estas misiones locas realmente funcionaban.

Se puso en pie, respiró hondo y miró a su alrededor.

—Muy bien… vamos a buscar dos sillas.

Y así, con la dignidad de un monje en búsqueda de la iluminación, emprendió su viaje hacia el mobiliario más cercano, dispuesto a desafiar las leyes del sentido común.

El sistema, por su parte, estaba al borde del colapso existencial.

…

El aula A33 tenía el encanto de una época en la que la iluminación era un lujo y las sillas estaban diseñadas para torturar la espalda de generaciones enteras. Los altos ventanales, filtraban la luz de manera dramática, como si la escena estuviera siendo dirigida por un artista con delirios de grandeza. Los muebles de madera oscura rechinaban con cada leve movimiento, y el aire olía a libros antiguos, tiza y una pizca de desesperación académica.

La puerta del aula se abrió lentamente con un chirrido y Aric entró con la delicadeza de un ladrón de guante blanco, escaneando el aula con ojos de halcón.

Su misión era clara: evitar al viejo vestido de mayordomo con mal carácter. Un encuentro con ese anciano cascarrabias y su vida no pasaría de la primera noche.

Y no era exageración. Si algo tenía claro de los recuerdos del anterior dueño de este cuerpo era que su vida era desechable.

Cuando se aseguró de que el aula estaba desierta, su mirada se posó en las sillas con una solemnidad digna de un héroe en vísperas de batalla.

—Es momento de hacer historia.

El sistema, en cambio, no estaba de acuerdo.

[¡BASTA! ¡DETENTE, PEDAZO DE IRRESPONSABLE! ¡NO TE DARÉ NI UN SOLO PS POR ESTO!]

Aric, impasible, caminó entre las filas de pupitres, examinando cada silla con el ojo crítico de un experto.

—Demasiado coja…

[¡ESO NO IMPORTA!]

—Demasiado cuadrada…

[¡LAS SILLAS SON CUADRADAS, BESTIA!]

—Demasiado… demasiado.

[¡¿QUÉ DIABLOS SIGNIFICA ESO?!]

El sistema dejó escapar un sonido que solo podía describirse como el equivalente digital de alguien dándose de cabezazos contra la pared.

[¡ESCOGE DOS CUALQUIERA Y TERMINEMOS CON ESTA FARSA!]

Aric sonrió. Se agachó, levantó una silla con ceremoniosa precisión y la depositó sobre otra con la solemnidad de un sacerdote en un ritual sagrado.

[JAJAJAJAJAJAJA… ¡MIRA QUÉ ESTÚPIDO TE VES! ¡NO TE VOY A DAR NADA! ¡YO DECIDO QUIÉN RECIBE PS Y TÚ, INFELIZ, NO TE LOS MERECES!]

El sistema estaba en su apogeo de arrogancia, disfrutando anticipadamente la humillación de Aric.

[BIENVENIDO A "CÓMO RECUPERAR TU PS EN 3 SIMPLES PASOS"

Vuelve a poner las misiones como estaban.

Explícame detalladamente cómo lograste este caos.

Durante 33 noches, haz una danza ritual con velas aromáticas mientras recitas mi grandeza.]

Aric se cruzó de brazos, esperando.

Y entonces…

Ding.

[¡FELICITACIONES! Has completado la misión: "Sienta una silla en otra silla". Recompensa: 25 PS.]

Silencio.

El sistema se congeló.

Aric dejó escapar un suspiro de alivio. Ese maldito sí que lo había asustado por un momento. Si realmente tuviera control sobre los PS y decidiera no dárselos, estaría bien jodido.

—Uf… pensé que no lo lograría. —Colocó una mano en su pecho, como si acabara de sobrevivir a una batalla contra un dragón.

Por otro lado, el sistema estaba teniendo un colapso existencial.

[¡¿PERO QUÉ CARAJOS?! ¡YO NO AUTORICÉ ESTO! ¡¿QUÉ ME HICISTE, DESGRACIADO?!]

Si tuviera un cuerpo, sin duda se lanzaría sobre Aric con la furia de un dios primigenio ofendido a destrozarlo con las manos desnudas..

Pero por suerte… solo era una pantalla flotante.