Chapter 46:

CAPITULO 4 PARTE 16

Cronicas de Rigel


—”Encontrarlos fue fácil, encontrar el momento para intervenir fue más complicado con Kyou aquí...”

Ella murmuraba para sí misma, su rostro oculto por el velo que cubre su cabeza.

Con un chasqueo, Kyou alejó en su totalidad la niebla, su mirada se elevó sutilmente, viéndola de reojo.

—”¿Qué haces aquí, Selene?”

Ella estaba sutilmente elevada en el suelo, sus labios moviéndose apenas perceptibles.

—”Ah... yo... supuse que tenía que venir, falta muy poco para la reunión entre emisarios, entonces...”

—”¿Crees que no lo sé?”

Mientras conversaban, Kaede, adolorida por la explosión, aguantaba el peso del cuerpo de un Shiro cansado mientras trataban de esconderse.

—”Supuse que lo sabías, pero...”

Apareciendo entre las sombras, un cuerpo igual al de Selene emergió frente a Shiro y Kaede, vistiendo igualmente de monja.

—”¿Tú eres el recién nombrado? Me cuesta creerlo...”

Kaede soltó un leve grito ante la sorpresa, tratando de retroceder con Shiro rápidamente.

—”No vengo a matarlos... solo quiero llevarme a Kyou.”

—”Espera, ¿qué insinúas?”

—”Pues nos vamos, ¿vas a matar al nuevo y sus amigos?”

—”Eh... ¡pues sí! Ese es mi plan, aunque necesito el cuerpo de Mimosa intacto.”

—”Mimosa... espera, Mimosa...?”

Selene desvió sutilmente su mirada hacia Shiro, manteniéndose quieta, su velo ocultando lo que reflejaban sus ojos.

Kaede entrecerraba los ojos ante el esfuerzo de mover a Shiro en su totalidad; al estar cansada, era complicado.

—”No... no te acerques, ya tiene dueña...”

—”No lo veo con correa, además...”

Selene elevó ligeramente la mirada, un leve destello saliendo del interior del velo.

—”Tú... ¿estás en posición de tratarlo como tal? ¿Arrastrar a un recién nombrado emisario por el piso como a la basura?”

—”N-no sé de qué hablas...”

Kaede hizo un esfuerzo más para alejar a Shiro de ella, pero su espalda impactó con el pie del emisario Kyou.

—”No los mates, Kyou.”

—”No me das órdenes.”

—”Es sentido común... haremos esto.”

Kaede abrazó a Shiro, temblando levemente; ambas presencias, atrás y delante suyo, eran diferentes a las de los demás, inquietantes y poderosas.

Sin más, Selene elevó las manos sutilmente.

—”Ambos bandos olvidarán lo sucedido hoy. Propongo una tregua de un mes. ¿Después? Hagan lo que quieran, una semana es tiempo suficiente, además...”

Selene desvió ligeramente la mirada hacia la lejanía; resaltaba el cuerpo de Vladimir, el humano perfecto, inconsciente y con la respiración incontrolable. A su lado también inconsciente estaba la niña amiga de los demonios, Ria, en el mismo estado que Vladimir.

Al desviar la mirada nuevamente, observó a la elfa pelirroja, Kaya, apretando su estómago y tratando de dejar de sangrar al sentarse de diferentes formas; ella estaba tratando de ocultarse entre algunos pilares destruidos en el suelo. Un poco más a su izquierda, estaba la chica alta de pelo albino, Kira, brotando sangre de cualquier parte del cuerpo, totalmente herida.

—”... Ambos bandos están en total desventaja, dejen esto aquí y todos felices...”

—”T-todos felices...?!” gritó Kaya, su voz quebrada resonando.

Selene dirigió su atención a Kaya.

—”Sí. Todos felices, nosotros nos vamos de Ritharion y ustedes viven, creo que es suficien-”

—”¡Personas murieron y quedaron sin hogar...!”

No fue capaz de aguantar; empezó a soltar lágrimas.

—”Yo... viví aquí por mucho tiempo... todo para que vengan, lo destruyan y se vayan como si nada...?”

—”Eres una elfa, deberías estar acostumbrada a dejar cosas atrás. Además, si rechazan, me veré obligada a matarlos, aunque me cueste el castigo de matar a un emisario tiempo antes de la reunión.”

Kaya se quedó en silencio; decir todo lo que debía, el aceptar el trato, era inevitable.

Selene levitaba sutilmente, avanzaba hacia Kyou, pasando a su lado, tomó en brazos a una Ria inconsciente.

—”¿Tomaste una niña como estrella...?”

—”Sí, el otro es un adolescente de 15.”

—”Cuando te dije que eligieras pensando en el futuro no me refería a esto...”

—”...Da igual, son buenos en lo que hacen, y ya me caen bien.”

Kyou posó el cuerpo de Vladimir en su hombro, sin usar mucha fuerza, usando la otra mano para invocar un portal rojizo.

Selene hizo que el emisario tomara con el brazo a Ria.

—”Espérame un momento...”

Selene empezó a levitar nuevamente entre escombros, sus manos pálidas posadas en sus muslos, avanzaba hacia Kaede y Shiro.

Kaede simplemente le miraba con desconfianza, apretando su agarre hacia Shiro.

Selene hizo algunos movimientos sutiles con los dedos de la mano derecha, haciendo que Shiro levitara sutilmente, lo suficiente para ver el rostro de Selene.

—”¿Cómo te llamas?”

—”Oye, no lo hagas hablar, está cansado...” murmuró Kaede, plantándose frente a Shiro, cubriéndolo.

—”Se llama... Shiro Mimosa, es mi compañero...”

—”Shiro Mimosa... lo recordaré, apártate por favor, no planeo hacerle daño.”

—”...Está bien.”

Kaede dio leves pasos lentamente, sin despegar su mirada hacia ella, le dio suficiente espacio.

Selene veía directamente a Shiro a los ojos; tenía los ojos entrecerrados, estaba sudado y le temblaba el cuerpo por el cansancio.

—”Shiro, ahora tienes un cargo... tienes que conocer todo.”

—”C-conocer...?”

—”Sí, conocer cómo, por qué, y desde cuándo estás aquí.”

—”¿Desde cuándo...?”

—”¿Recuerdas cómo moriste?”

Kaede vio de reojo a Shiro; su pulso la traicionaba, sus ojos se agrandaban con cada palpitación, y su mirada era levemente pensativa.

Shiro, por su parte, abrió completamente sus ojos; estaba nervioso, trataba de apretar el puño, no lo sentía, estaba completamente entumecido, trataba de alejarse, no podía, totalmente sometido en el aire.

—”C-como morí...? ¿Cómo morí...?”

Selene acercó su mano derecha a Shiro, tocando sutilmente su frente; un resoplando verde emergió, y ella empezó a alejarse.

Cuando finalmente llegó al portal, dio un paso adelante y este desapareció.

Shiro estaba arrodillado en el suelo, el cuerpo flojo y atontado; el destello se separó de su frente y empezó a envolverlo. El viento movía fuertemente su cabello y chaqueta.

Sus ojos soltaban lágrimas ante tal viento a sus ojos; era como un tornado creciente a su alrededor.

Kaede, preocupada, movió las manos alrededor, buscando qué hacer. Como un movimiento instintivo, abrazó a Shiro por detrás.

—”¿Por qué todo lo malo nos pasa desde que nos conocemos...?”

Los ojos de Shiro eran completamente blancos en esos momentos; el viento se volvía más fuerte, destruyendo con los escombros de Ritharion, y así, Shiro se desmayó.

Tal vez murió; no podía sentir nada, como si su cuerpo sin alma fuera transportado artificialmente, como si vagara por un mar desconocido, no sentía nada.

—”Alma Rigel, ¿nos vamos?”

Abrió los ojos y pudo verlos a lo lejos, en medio del desierto donde el viento amenazaba la zona, ellos estaban ahí parados:

El espadachín Hinokami

El último hermano Alhena

La mujer abandonada por los Kaminari

El dragón enviado por el rey de su raza, Rhydros

Y el... su antiguo compañero, quien sufrió más que nadie por salvar a todos, Touka

[...]

Fin del capítulo 4

—”Y así, retrocedemos en el tiempo hace más de medio siglo, donde parte del mundo se dio cuenta que fueron abandonados por Dios.”

Chaos
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