Chapter 2:
El Reino de las Garras: Cuarta crónica, Batalla del Crepúsculo - Volumen 4
Parte 1
Ya habían pasado algunos días desde el encuentro con Myrrene y Lysera, ahora Alistair estaba ayudando a guardar los caballos en las pesebreras.
Naira, la abuela de Nilo, se encontraba supervisando que las labores de la aldea se realizaran con normalidad, era algo rutinario, cuando de repente, llegan apurados unos nativos de la aldea con Naira.
- ¡Lamento interrumpir, pero debe venir rápido, hay problemas!
Naira rápidamente fue a la fuente del problema, Alistair se percató que había problemas, y los siguió tomando distancia.
Naira llego al punto que le indicaba el aldeano asustado, y vio varios hombres lastimados sobre una carreta empujada por un caballo también con varias heridas.
- ¡Mi señora! ¡Los bandidos del desierto! ¡Nos atacaron cuando veníamos de hacer las compras en la ciudad, perdimos dos de nuestros hombres y todo lo que comerciamos! Lo perdimos todo…
Aquel hombre estaba de rodillas frente a Naira mientras lloraba de frustración, más que estar lastimados o perder algunos de sus compañeros, estaba frustrado de no proteger las provisiones para la aldea, era su único medio para sobrevivir, comerciar en las grandes ciudades con lo poco que producían, y lo habían perdido todo.
Naira apretó sus puños al punto que empezó a salir sangre de ellos, claramente se sentía enojada.
- ¡Yo lo hare!
La voz venia de Alistair, había escuchado todo lo sucedido.
- Tu…
- Yo vengo del reino de la Lluvia, soy un soldado experimentado, tengo experiencia en combate a diferencia de ustedes, sin ofender.
Naira lo miraba asombrada, claramente ya se había recuperado casi por completo de sus heridas, así que fue una buena decisión que fuera como escolta.
- Está bien, en una semana haremos un nuevo viaje, tú serás el escolta de la caravana.
Nilo se encontraba atrás de una tienda escuchando toda la conversación, a lo que inmediatamente hizo acto de presencia frente a los demás.
- Yo… ¡yo también iré!
Su abuela estaba impresionada pero inmediatamente rechazo la petición de Nilo.
- No iras, es muy peligroso, hemos perdido a algunos de nuestros hombres.
- Pero el me protegerá, estoy segura.
Alistair inflo su pecho en señal de orgullo, sentía que había avanzado un poco desde la última vez.
- ¡Akutah sin duda me protegerá!
Así que hablaba de su dragón.
Alistair estaba claramente deprimido mientras que el dragón a lo lejos ponía un rostro de satisfacción y muy poca humildad, parecía que escucho toda la conversación.
Naira hablo nuevamente.
- Había querido evitar usar a Akutah lo más posible para no llamar la atención, pero estamos en una situación crítica, cabe la posibilidad de que con un dragón ni siquiera haya un enfrentamiento directo.
Nilo tenía una cara determinada, rara vez había salido de la aldea, un par de veces de pequeña, al parecer algo también había cambiado en ella luego de conocer las dos chicas desnudas.
- Está bien, en una semana saldremos, hagan los preparativos.
Parte 2
Y así, llego el día de la partida.
El sol no estaba tan fuerte al ser de mañana.
Dos carretas estaban llenas de materiales para comerciar en la ciudad más cercana, habían decidido no hacer un viaje tan largo para evitar muchos problemas, aunque esto haría que sus materiales se vendieran más baratos, priorizaron la seguridad sobre cualquier otra cosa.
El dragón purpura había sido cubierto con una enorme sabana para que pasara medianamente desapercibido. Alistair tenía puesto una armadura en el pecho y en los brazos, era una armadura vieja que tenían de algún soldado que murió en el desierto. Nilo tenía puesto un haori (una chaqueta larga) de cuadros amarillos para que combinara con el desierto, y 10 hombres más con un par de caballos arrastrando las carretas.
El sol se reflejaba en los lentes de Nilo, y con una despedida de la abuela Naira y los otros habitantes de la aldea del Sol, Alistair y su grupo partieron.
Parte 3
Ya llevaban algunas horas de viaje y el sol estaba pegando más fuerte que antes, de momento el grupo no se había topado con nada fuera de lo normal más que arena en todas las direcciones.
- Más adelante hay una zona montañosa.
Estas palabras venían del dragón bajo las sabanas.
- Podríamos rodearlo pero nos tomaría mucho más tiempo.
Todo el grupo se miraban entre sí, mientras que Akutah hablaba.
- Tienes razón, Akutah, debemos arriesgarnos, cruzar la zona montañosa, seriamos un blanco fácil pero nos tomara mucho menos tiempo que rodearlo, así que la opción es clara ¿verdad?
Ante las palabras de su escolta, Alistair, los demás hombres asintieron con algo de duda.
Con esto dicho, el grupo siguió hacia adelante sin desviarse del camino.
El grupo ya había entrado a la zona montañosa por un camino angosto rodeado de enormes riscos. Nilo pudo ver en los bordes de los riscos algunas sombras moviéndose, a lo que Alistair le dijo que no hiciera escándalo, que ya se percató de su presencia, pero en este lugar sería imposible ganar una batalla, solo lucharan si es necesario, a lo que Nilo simplemente movió la cabeza en señal de afirmación.
Toda la caravana siguió avanzando por el angosto camino por bastante tiempo, hasta que luego de algunas horas siendo acechados por enemigos desconocidos, pero sin hacer nada realmente, salieron de la zona montañosa otra vez encontrándose en un área despejada.
Parte 4
La noche había caído, la caravana decidió montar el campamento en el campo abierto, el dragón purpura decidió dormir en lo alto de una roca para poder estar atento a cualquier irregularidad.
La fogata ya se había apagado, todos los presentes habían comido y estaban descansando, todos excepto uno.
Alistair.
Este se encontraba despierto sentado sobre una roca cerca del campamento, donde podía ver todo el desierto.
Un hermoso cielo estrellado estaba adornado por una enorme aurora de múltiples colores que se extendía desde lo más lejano del norte hasta lo más lejano del sur. Esto se sentía extrañamente nostálgico para Alistair, toda esta calma era algo que llevaba mucho sin experimentar, todo había sido últimamente guerras, caos, pruebas sangrientas y traiciones.
Alistair vio a la muerte muy de cerca, tanto que se había vuelto algo normal, no podía evitar recordar a sus viejos compañeros del reino de la Lluvia.
- Sé que estas despierto.
Era Alistair hablándole a Akutah, a lo que este simplemente abrió medianamente un ojo.
- Eres bastante perceptivo, casi como un dragón.
- ¿Tú crees? Bueno, no importa. Hay algo que quiero preguntarte.
- …
- Hace muchos años, conocí a un chico, Daegal o algo así.
Al escuchar este nombre, Akutah no puedo evitar entre cerrar su único ojo abierto, sus escamas se movieron de una forma extraña, definitivamente conocía al usuario de ese nombre. Alistair siguió hablando.
- Ese chico… Daegal, está muerto, ¿verdad?
Akutah cerró su ojo,
- Si, así es, murió, hace años.
Alistair movió ligeramente sus puños, y continuo con las preguntas hacia el dragón purpura.
- ¿Al menos tuvo una buena vida? ¿Vivió mucho?
- No… murió joven, siendo un niño, fe masacrado junto a toda su aldea por unos caballeros negros, yo…
Tanto Alistair como el dragón purpura envuelto en tierra apretaron sus puños, la rabia era palpable en el ambiente.
- Yo… lo siento.
Alistair se estaba disculpando, aunque el realmente no tenía nada que ver, pero se sentía culpable de todas formas.
- No podías hacer nada, yo si pude, y falle, luche, perdí y escape.
La aurora que cubría el cielo estrellado ya no era algo nostálgico, era un paisaje bastante triste, para ambos.
Parte 5
El calor de la tarde era abrazador, incluso para un dragón que estaba empujando la carreta de suministros, Nilo se encontraba acostada sobre aquellos suministros, claramente no podía seguir caminando.
Ya casi se acababa el agua que habían traído para el viaje, pero eso denotaba que hubo la tranquilidad para poder beberse el agua, fue un viaje sin dificultades.
Un hombre con un telescopio apuntando hacia el norte pudo ver algo.
- ¡Llegamos! ¡Ahí está! ¡La ciudad más cercana!
Todos se pusieron ansiosos, su viaje de algunos días había llegado a su destino, una pequeña ciudad se veía a lo lejos, encerrada por un muro de roca que se veía bastante desgastado.
La caravana seguía avanzando y Nilo se había bajado de la carreta, quería caminar lo que quedaba del viaje, la energía había vuelto a su cuerpo.
Toda la caravana estaba totalmente motivada caminando cada vez más rápido, incluso una bestia cuyo fuerte es sobrevolar los cielos, estaba emocionado de alguna forma.
Y con esto, todos habían llegado a la pequeña ciudad.
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