Chapter 5:
El Enlazador Definitivo
-Yiselao: Ahh… que a gusto se está sin hacer nada, la verdad es que todo éste rollo de la guerra con Maes… no es más que un incordio…
-Yiselao: Menos mal que es mi padre el que se está ocupando de todo...
-Yiselao: Mejor así, yo solo quiero pasar el rato tranquilo sin… que… nadie… me… moleste. Comentó cerrando los ojos y estirando las palabras de gusto por su descanso personal.
Pasado un rato…
-¿¿??: ¡Eeeheeh! ¡Hoola Yiiiseee! Comentó una voz amistosa.
El joven abrió los ojos…
-Yiselao: Oghh… eres tú Iselia... me has fastidiado el descanso ¿Sabes?
-Iselia: Para eso estamos las hermanas pequeñas. Respondió guiñándole un ojo.
-Iselia: ¡Es mi deber oficial como tú hermana pequeñaaa! Comentó dándose dos golpes al pecho de forma solemne alargando la frase al final.
-Iselia: ¡¡Tocarte las nariceees!! Comentó animada mientras le tiraba para arriba del brazo obligando a su hermano a levantarse.
Se trataba de una chica de 16 años, de 1,54 metros de altura, de ojos amarillos rojizos, de piel un poco oscura y pelo rizado media melena, rubia con mechas rojizas, peinada de tal forma que la melena le caía de forma uniforme en todas direcciones.
La joven le dio un fuerte abrazo a su hermano mayor y un beso en la mejilla...
-Iselia: ¿Qué tal te fue en la prueba?
Preguntaba aún vestida con la ropa de arquero militar pero sin el casco ni la cota de malla de la cabeza.
-Yiselao: Me fue bien, conseguí el aprobado raspado que buscaba.
-Iselia: Vaa… ¿En serio? Deberías esforzarte más, no aprenderás nada si no te esfuerzas. Comentó con desilusión.
-Yiselao: ¿Y qué más da? Soy el hijo del rey…el heredero al trono... no necesito aprender nada… ya me lo darán todo masticado mis consejeros. Comentó con desinterés.
En ese momento se puso un poco más seria…
-Iselia: Ten cuidado con eso, ya sé que no eres como él pero… recuerda como acabó nuestro bisabuelo… ya conoces las normas de este reino… la carga de toda decisión recae sobre nuestros hombros e incluso… sobre nuestras vidas. Comentó algo seria.
-Iselia: Yo soy tu hermana, heredera de una de las tierras de este reino y no por ello me quedo sentada a esperar que me lo den todo hecho. Aconsejó con tono de preocupación y un poco de reprimenda.
-Yiselao: Lo sé, tranquila, sabré tomar las decisiones adecuadas para no acabar muerto, a fin de cuentas con que no hunda en la miseria al país llega para que no te ejecuten. Respondió con calma.
-Iselia: Sí, eso es verdad, pero sobre ti van a recaer responsabilidades superiores que te pondrán a prueba de una forma mucho más exigente porque serás el rey.
-Iselia: Por eso te digo que debes estar preparado, nosotros tenemos un sistema dictatorial en el que estamos O-BLI-GA-DOS a gobernar tanto si nos gusta como si no y si uno de nuestra familia no quiere gobernar o le cede su puesto de forma voluntaria a un familiar o es ejecutado también.
-Iselia: Por eso mismo si no te interesa gobernar quizá deberías…
-Yiselao: No te voy a dar a ti el puesto. Respondió tajante.
Tras unos segundos de silencio…
-Iselia: Vale me parece bien, pero entonces debes esforzarte y prepararte, lo digo por tu bien… no quiero verte en la guillotina… ya sabes que llegados a ese punto ya no hay vuelta atrás… Comentó algo preocupada y con cierta ansiedad sólo de imaginar la situación.
-Yiselao: Relájate jajajaja eso no pasará, ya me pulirá la experiencia cuando me toque…
-Iselia: Pues yo creo que no te lo tomas en serio. Cortó su hermana algo nerviosa.
-Iselia: Por favor hermano… nuestra forma de gobernar es seria, mucho más que la del reino de Maes. Comentó de forma seca y temblorosa.
-Iselia: Nosotros no tenemos la opción de marcharnos sin más si cometemos un error o si no somos capaces de afrontar un problema.
-Iselia: Nosotros estamos obligados a resolver cualquier problema que ocurra durante nuestro mandato y si no somos capaces, aunque no sea culpa nuestra, ese no es motivo para justificar el fracaso.
-Iselia: La decisión habrá sido tomada y si esa decisión conduce al país al desastre, será culpa del que haya dado la orden, lo que significa que si tomas una mala decisión porque no sabes cómo afrontar un problema porque no estabas preparado entonces…
-Iselia: Sería tu fin, significaría tu muerte…
-Iselia: ¡Por eso te digo que te prepares! Yo ya estoy estudiando estrategia militar y política con mi padre como maestro, tú también deberías hacer lo mismo. Comentó algo molesta y muy preocupada por su hermano.
-Iselia: Que sea tu hermana la pequeña la que tenga que darte éstos sermones es un poco raro ¿No crees? Comentó con cierta seriedad poniendo sus manos en las caderas y acercando su mirada a la cara de su hermano.
-Yiselao: ¡Wow! Más despacio yo hago lo que puedo, no me agobies. Comentó intentando quitarse de encima la reprimenda de su hermana.
-Iselia: Ahh… no tienes remedio… Comentó haciendo un aspaviento con las manos.
Después de relajarse un poco…
-Iselia: Estoy segura de que podrías mejorar si te esforzaras ¡Venga! La próxima vez quiero que seas el mejor, hermanito. Comentó con dulzura mientras abrazaba a su hermano.
-Iselia: Y no te vendría mal interesarte por varias cosas y ponerte al día de todo lo que pasa a tu alrededor porque estás tan en tu mundo que no te enteras de nada. Comentó aún abrazada.
-Yiselao: Sí… bueno… estoy en ello, pero necesito tiempo, soy una flor tardía… Se excusó devolviendo el abrazo y hablando con voz dulce.
-Iselia: ¡Ja! flor tardía dices… jajajaja eres muy gracioso hermanito.
-Iselia: Vengaa… esfuérzate un poco más… andaa... hazlo por mí. Comentó con cariño mientras se volvía a apartar un poco para dirigir una mirada adorable de deseo de admiración hacia su hermano.
-Yiselao: Bueeeno… se hará lo que se pueeeda…
-Iselia: ¡¡Yaai!! Saltó de alegría de nuevo hacia su hermano con un gesto muy tierno.
En ese momento, después de unos segundos de amor fraternal, empezaron a caminar hacia el este en dirección al castillo siguiendo el joven, los pasos de su hermana…
-Yiselao: Y… ¿Qué tal tu examen de ascenso?
-Iselia: Muy bien, de hecho ya tengo la segunda pluma de Lesio, por desgracia no he traído el casco para mostrártela…
-Yiselao: ¡Guau! Impresionante, tranquila, me lo creo, eres muy buena con el arco, prácticamente un prodigio diría yo.
-Iselia: ¿A que si? Dicen que soy la más joven en lograrlo. Comentó con alegría y orgullo.
-Yiselao: Ahora a por la tercera pluma. Comentó con una sonrisa picarona.
-Iselia: Uff… esa sí que va a ser complicada.
-Iselia: Ya para conseguir la segunda pluma tuve que darle a cinco blancos a treinta metros de distancia en menos de cuatro segundos, luego incendiar tres dianas de paja y madera a veinte metros en cuatro segundos y finalmente partir una flecha clavada en una diana además de la prueba a caballo que consiste en realizar una maniobra de huida con el caballo y lanzar flechas dándote la vuelta sobre la montura para alcanzar a tus perseguidores.
-Yiselao: Valla… ahí sí que no se andan con tonterías.
-Iselia: Y tanto, sobre todo si añadimos el hecho de que uno de los cinco objetivos a treinta metros está detrás de un muro y está prohibido durante la prueba lanzar por encima del muro.
-Iselia: Tienes que lanzar una flecha con trayectoria curva, colocando la flecha no al centro de la cuerda sino a una mano más o menos de distancia del centro de la cuerda.
-Iselia: Entonces la posición incorrecta hace que la parte trasera de la flecha se mueva hacia un lado y la resistencia del aire hace que la punta gire sobre sí misma generando un desvío algo pronunciado de la flecha.
-Yiselao: ¿En serio se puede hacer eso? Preguntó impresionado.
-Iselia: Sí, es algo básico que debes saber hacer si quieres tener la segunda pluma como muestra de que eres un arquero experto y no solo un arquero entrenado como lo serías con solo una pluma. Respondió con una sonrisa.
-Yiselao: ¿Y también puedes hacer eso con las flechas incendiarias? Preguntó sorprendido.
-Iselia: Con ésas es innecesario, esas flechas se usan para prender fuego a máquinas de asedio y a algunos lugares dentro de una fortaleza, por eso son de las que menos se llevan. Comentó mientras seguían su camino.
-Yiselao: Pero deberían servir para quemar a los soldados enemigos también. Comentó casi con rotundidad.
-Iselia: Jajaja, parece mentira que seas un alquimista de la llama… noo hermanito, no sirven para eso, las personas recubiertas de metal no salen ardiendo al contacto con las llamas.
-Iselia: Y es imposible que una flecha incendiaria se clave en una armadura puesto que vuelan más despacio al llevar más peso en la punta y además las llamas hacen que la propia flecha se estropee. Comentó mostrando una de las flechas incendiarias.
-Iselia: Por tanto solo sirven para incendiar maquinaria de madera, ni siquiera valen para cosas que no sean de madera o algo por el estilo.
-Yiselao: Con todo lo que sabes bien te podían dar la tercera pluma… Comentó con cierto aburrimiento por la cantidad de información.
-Iselia: Más quisiera pero, los maestros son capaces de partir una flecha en movimiento con la suya además de poder lanzar varias flechas de una sola vez a varios objetivos a una velocidad increíble, no como yo que necesito un segundo y algo para cada lanzamiento múltiple de flechas.
-Yiselao: Pues a mí me parece que exageran con las pruebas.
-Iselia: Díselo a ellos, maestros arqueros, los que obtuvieron la tercera pluma, son solo seis precisamente por el extraordinario manejo que se pide, expertos somos cincuenta y el resto, los de una pluma, son arqueros entrenados pero no tan buenos.
-Yiselao: Bueno ¿Qué te parece si dejamos de hablar de trabajo y nos damos un baño en el lago?
-Iselia: Bah… ahora no, llevo aún todo el equipamiento de arquero encima… además ya me bañé de madrugada por lo que ya estoy limpia.
-Yiselao: No, yo lo decía por… nada olvídalo, me gustaría que cambiemos de tema… la verdad es que me agota hablar siempre de temas relacionados con la guerra y el trabajo.
-Iselia: Es verdad, ahora que lo dices… ¿A qué viene esa falta de interés tan grande por la guerra? ¿No te das cuenta de que nuestro futuro depende del resultado de ésta guerra? Preguntó molesta sabiendo lo que iba a escuchar.
-Yiselao: Ésta guerra es un rollo…
-Yiselao: Que si Maes entró en nuestro reino con su comercio barato masivo de alimento y madera…
-Yiselao: Que si luego les empezamos a cobrar unos impuestos altísimos a sus comerciantes por pasar mercancía por nuestras tierras para forzarles a subir el precio de sus mercancías y así, conseguir que nuestro comercio no se resintiera y pudiera competir con el de Maes en madera y alimentos…
-Yiselao: Que si no quisieron pagar los impuestos y ellos se dedicaron al contrabando de madera y comida mientras nosotros nos dedicábamos a matar a todos los que no pagaban el impuesto y pasaban con su mercancía ilegal por nuestras tierras…
-Yiselao: Que si Maes se tomó esto último a mal y decidió atacar y luego nosotros nos tomamos la revancha contraatacando…
-Yiselao: ¡Un rooollo! Con lo fácil que sería poner un precio mínimo y decir “No se puede vender más barato por mucho material que tengas”
-Iselia: ¡Ja! Esa norma se la saltarían sin más como se saltaron el pago de los impuestos. Comentó bastante más seria que antes.
-Iselia: ¡El problema es que se negaron a pagar! Y además ¡Seguían pasando su mercancía! De ésta vez, de forma totalmente ilegal.
-Yiselao: Bueno… no hablemos de legalidad… que nuestros cobradores de impuestos fronterizos tienen lo suyo también… al menos Risher…
-Yiselao: ¿O es que ya no te acuerdas? Los rumores de que dejaba pasar mercancía ilegal a cambio de favores de Maes.
-Iselia: Sí que me acuerdo, nuestros padres fueron a investigarlo personalmente y al final, las cuentas de la recaudación y los registros cuadraron perfectamente, por lo que no se descubrió ningún fraude ni nada.
-Iselia: Por tanto, no hay pruebas de que Risher hiciera mal su trabajo, por lo que no es lógico que desconfiemos de él.
-Iselia: En mi opinión, hacen una labor excelente y si no fuera por ellos entrarían aún más comerciantes ilegales. Comentó con seriedad.
-Yiselao: Vale… lo que tú digas… ¿No hay posibilidad de que falseara las cuentas con dinero de su bolsillo? Preguntó escéptico.
-Iselia: Pse… ¿Qué interés puede tener alguien en hacer un favor a Maes si luego tiene que poner dinero de su bolsillo? No tendría sentido.
-Yiselao: Puede que no fuera un favor monetario lo que buscaba por parte de Maes… yo ahí lo dejo… Comentó de forma más escéptica.
-Iselia: Ehm… no sé exactamente a dónde quieres llegar con eso, pero aún así... creo que le saldría muy caro a cualquiera que haga algo como eso.
-Iselia: La traición se paga con la muerte, ya lo sabes, igual que la mala toma de decisiones por nuestra parte.
-Iselia: Si algún día, nosotros tomásemos una decisión que arruinara al país, la cabeza del miembro de nuestra familia que tomase dicha decisión rodaría.
-Iselia: Por tanto, en esta dictadura, los que sirven están obligados a servir de forma honrada y sin indicios de traición mientras que nosotros, los que dirigimos el país, estamos obligados a tomar decisiones adecuadas que garanticen un futuro al menos “normal” a nuestro país.
-Iselia: Porque si tomamos una mala decisión, cualquiera de nosotros, deberá ser ejecutado, así son las normas. Comentó con dureza.
-Iselia: No creo que a Risher le merezca la pena traicionarnos como a nosotros tampoco nos conviene cometer errores graves en nuestro mandato.
-Iselia: Además, ese es tu problema hermanito… basas tus conclusiones en fantasías y no en hechos…
-Yiselao: Vale… entendido… no te voy a convencer… está claro…
Pasaron unos segundos de silencio…
-Yiselao: Pero… haber… el intercambio de recursos entre Sodran y Maes es obvio, las tierras de Maes son escasas en piedras y metales mientras que las nuestras, son escasas en madera y nos cuesta mantener la agricultura por la falta de agua.
-Iselia: Claro, eso lo sabemos todos, el problema es que nosotros cuando vamos a sus tierras vamos vendiendo los metales y la piedra al precio de allí, en otras palabras, vamos con nuestros abundantes recursos y los vendemos a su precio, no a nuestro precio reducido.
-Iselia: Pero ellos, con su ardiente codicia y su deseo de querer vender más, venían aquí con su precio reducido, destruyendo el mercado de madera y de alimento de nuestras tierras y haciendo que nuestros comerciantes fueran incapaces de competir con sus precios.
-Iselia: ¡Le estaban haciendo la competencia desleal a nuestros negocios! No podemos permitir eso, porque si llegan a cerrar todos los comercios de madera y alimento de nuestras tierras…
-Iselia: Y si las granjas de nuestra tierra dejan de ser productivas para nuestros ganaderos y agricultores y se ven obligados a venderlas…
-Iselia: Entonces estaríamos a merced de lo que Maes decidiera hacer con nosotros en lo que a madera y alimento se refiere… y hay que tener en cuenta que nuestras catapultas y armas de asedio son todas de madera…
-Iselia: Y también que el mercado de alimento de nuestra tierra… es fundamental mantenerlo en alza para ser independientes.
-Iselia: Si dependiéramos de Maes para fabricar armas o para alimentar a nuestra gente… podríamos quedarnos a dos velas en cuanto ellos lo desearan.
-Iselia: Solo tendrían que cortar el comercio con nosotros y ya nos tendrían de rodillas.
-Yiselao: Ellos sí que lo deben estar pasando mal ahora… a fin de cuentas sus acorazados de combate son prácticamente todo hierro y ellos escasean en hierro… y estamos en guerra…
-Iselia: ¡Que se fastidien! Ellos empezaron, si no quieren continuar que se rindan y cedan sus recursos.
-Yiselao: ¡¿Eh?! Como que ¿Ceder sus recursos?
-Iselia: Estamos en guerra hermanito, si se rinden tendrán que recibir un castigo por lo que han hecho. Respondió seria.
-Yiselao: Pero… en su día fuimos aliados contra Endigoumo y… algunos de la familia real de Maes como… Belina y Venjeroy… éramos amigos.
-Yiselao: Me resulta extraño que no quieran negociar la paz… Comentó un poco para sí mismo en esta última frase.
-Iselia: Eso es cosa del pasado… ya nos han demostrado lo que están dispuestos a hacer en una guerra… y no se lo vamos a permitir… Respondió con frialdad.
-Yiselao: Pero haber… lo que propones es una cremación flagrante de sus derechos como reino soberano ¿Nuestro padre opina lo mismo?
Iselia asintió firmemente.
-Yiselao: Oh, por el amor de Lesio en llamas sagradas... haber hermana… ¿Cómo te sentirías si ahora perdiéramos la guerra y nos exigieran regalar el hierro y la piedra e incluso el oro de nuestras tierras a cambio de nada?
El silencio se hizo por unos segundos…
-Iselia: No vamos a perder… Respondió con firmeza y rabia.
-Yiselao: Eso aún no lo sabes. Respondió con firmeza también.
-Yiselao: Además ya deberías saber el peligro que corremos en esta guerra. Como familia real, todos nosotros somos sus principales objetivos, pues si lograran quitarnos de en medio, podrían hasta reclamar nuestra tierra.
-Iselia: ¡Silencio! Jamás ocurrirá eso. Respondió nerviosa mientras por un momento casi se le saltan las lágrimas de los ojos imaginándose su posible muerte o captura.
-Yiselao: Bueno… si seguimos así, a uno de los dos bandos le va a tener que pasar eso y dudo que la familia real de Maes, los Ánquima, piensen que vallan a perder.
-Iselia: ¡Los Alumar prevaleceremos! Respondió con energía tratando casi más de convencerse a sí misma que otra cosa.
Su hermano movió la cabeza a los lados con un gesto y una mirada incrédula y apagada…
-Yiselao: Sinceramente hermana… si tú y nuestro padre pensáis que lo mejor es la guerra abierta a cualquier precio, entonces creo que os estáis equivocando.
-Yiselao: Creo que por una vez, empiezo a tener ganas de tomar parte en esta guerra, no tenía ni idea de lo mal que se estaban llevando las cosas hasta que he hablado contigo, gracias por sacar el tema. Respondió con firmeza y algo de gratitud.
-Iselia: Yo sigo pensando que es nuestro deber defender los intereses de nuestro comercio. Respondió con convicción.
-Yiselao: Y yo también opino lo mismo hermana, pero hay maneras más lógicas de defenderlo, si no quieren pagar impuestos podríamos simplemente vender a un coste reducido nuestros recursos y hundir su mercado de hierro y piedra.
-Iselia: Si claro… regalar nuestros recursos… ¡JA! Ni loca.
-Iselia: Si les damos eso, sería como regalarles a los de Maes el alma de nuestro país y eso no lo podemos consentir, jamás venderemos nuestros recursos a precio regalado, no somos tan arrastrados como ellos.
-Yiselao: Vale, pero es nuestro padre el que tiene que decidir eso, no nosotros… y cuando nos toque a nosotros, me tocará decidir a mí, pues yo soy el sucesor directo a la corona, no tú. Respondió con dureza con una mirada firme y autoritaria como pocas veces pone.
-Iselia: ¿Sí? Pues más vale que durante tu reinado no hagas tal cosa, porque si lo haces, ¡Tendrás que vértelas conmigo! Comentó con seriedad y brusquedad.
Ambos se miraron fijamente el uno al otro durante un segundo sin decirse nada, un segundo que se sintió eterno con la tensión que había surgido de la conversación…
-Yiselao: Hermana… cuidado con lo que dices… si yo fuera rey ahora mismo… Comentó tratando de ponerla en su sitio de la forma más amable que se le ocurría.
-Iselia: Si tú fueras el rey ¡¿Qué?! Replicó encarándose con seriedad alzando la cabeza con las manos en la cadera colocándose casi de puntillas para tratar de ponerse a la altura de su hermano.
El joven monarca mostró una leve sonrisa por lo graciosa que le parecía la pose de su hermana pero no tardó en volver a ponerse serio…
-Yiselao: ¿Sabes una cosa? Siempre supe que eras una cría arrogante…
-Iselia: ¿Cómo que cría? Sólo tengo un año menos que tú. Replicó agitando ligeramente los puños con rabia mientras se ponía un poco más de puntillas.
-Iselia: Y no soy arrogante, sólo orgullosa. Continuó.
-Yiselao: “Risilla” Deja de hacer eso anda… quedas bastante ridícula tratando de ponerte cara a cara conmigo.
Su hermana se puso de nuevo con los pies en posición normal…
-Yiselao: Siempre supe que eras un poco “orgullosa de más” pero no sé en qué momento te has vuelto también una insolente, deberías cuidar un poco más tus palabras, no sé si lo sabes pero cuando sea rey tendré que dar ejemplo.
-Yiselao: Y no me gustaría tener que encerrarte por contrariar una orden real, como tú misma has dicho, los actos de traición se pagan con la muerte, por lo que meterte en una celda sería ya un privilegio. Comentó con seriedad.
-Iselia: No… ¡No serías capaz! Respondió sorprendida y algo titubeante.
-Yiselao: Eres mi hermana y es verdad que hacerlo no sería de mi agrado. Respondió.
-Yiselao: Pero por tu bien, te sugiero que no provoques el enfrentamiento. Comentó tratando de ponerla definitivamente en su lugar.
-Iselia: Tsk… aún así… no permitiré que regales nuestros recursos... atacaré a los carros comerciales con mercenarios si es preciso. Comentó nerviosa dirigiendo una mirada pérfida de reojo a su hermano.
-Yiselao: Vale, veo que así no vamos a ningún lado… entonces dime ¿Qué brasas se te ocurre que hagamos? Si no te parece buena mi solución, entonces propón tú una. Preguntó algo más serio y molesto incitando a su hermana a poner una solución sobre la mesa.
-Iselia: Continuar con la guerra y comprometernos más, sobretodo tú, puesto que eres el heredero directo al trono, deberías ser el primer interesado en derrotar a Maes. Respondió secamente.
-Yiselao: ¡¿Y a mí que chispas me cuentas?! Sois vosotros, nuestro padre y tú los interesados en pelear.
-Iselia: ¡Ese es el problema! ¡Tú también deberías estar interesado en pelear! Como tú mismo has dicho, el peso de la corona recaerá sobre ti algún día. Contestó gritando con furia.
-Yiselao: ¿Algún día? En mi opinión, creo que ahora mismo ya me está pesando la corona. Respondió enfadado señalándose a la cabeza mientras se encaraba a su hermana.
-Iselia: ¿Y qué propones entonces? ¿Dejarles traficar a través de nuestras tierras? ¿Sin normas? ¡¿Sin nada?! Comentó enfadada señalando en dirección norte hacia Maes.
-Yiselao: Déjame en paz… yo sólo digo que deberíamos hablar con el nuevo rey, se supone que es el hijo de los antiguos reyes de Maes, Venjeroy, con él nos llevábamos bien de pequeños, quizá él esté tan harto como yo y decida solucionarlo pacíficamente con algún trato comercial que sea bueno para ambos. Comentó seriamente.
-Iselia: Je… lo dudo… ya le mandé una carta en respuesta con lo que opinaba de sus “tratos” pero bueno, si quieres verte cara a cara con él, quizá podamos arreglar algo… ¿Qué te parece si lo hablamos con nuestro padre?
-Yiselao: Venga, acabemos con esto cuanto antes…
-Iselia: Sí, cuanto antes rebajemos el fuego, antes podremos cocinar sobre las brasas. Comentó con algo de alegría por ver a su hermano interesado en hablar de la guerra con su padre.
-Yiselao: Déjate de refranes… Respondió con algo de incomodidad.
-Iselia: Ya verás, papá te convencerá de que lo mejor es acabar con ellos. Comentó con alegría y seguridad mientras le guiñaba un ojo de forma cariñosa a su hermano.
-Yiselao: Ya veremos hermana… yaaa… veremos… Respondió con seriedad y frustración en respuesta al gesto de su hermana.
Mientras ambos continuaban con su charla informal, en la puerta norte…
-Guardia de la puerta 1: Vamos… pasad de una vez no tenemos todo el día.
Gritaba un guardia que estaba dejando pasar a una caravana de comerciantes.
Entre la enorme cantidad de comerciantes de Sodran, se encontraban unos pocos de Maes que habían pagado el impuesto y llevaban el sello de la comisión de comercio además de nueve harapientos con vestimentas grisáceas y encapuchados, dos de ellos mujeres…
-Guardia de la puerta 2: ¡Eh vosotros! Si no sois comerciantes de Sodran, ni tampoco sois de la comisión de comercio y no habéis pagado el impuesto correspondiente dependiendo de quién seas, no podéis entrar. Gritó con severidad al grupo de harapientos.
-Harapiento: Señor… comprenda nuestra situación… no tenemos a donde ir… Comentó melancólicamente uno de los harapientos quitándose la capucha y mostrando su pálido rostro de desaliñado aspecto y su barba de varias semanas.
-Harapienta 1: Por favor señor… déjenos quedar solo por este día… la guerra nos lo ha quitado todo... Suplicó una de las harapientas con voz melancólica arrodillándose, sollozando y sacándose la capucha mostrando su pelo rizado desaliñado y su rostro blanco lleno de cicatrices y desencajado por el sufrimiento y la tristeza.
-Guardia de la puerta 2: ¿Por qué habríamos de dejar pasar a unos piojosos y miserables Maesianos? Preguntó con dureza el guardia de la puerta de Sodran.
-Guardia de la puerta 1: ¿Eso fue lo que les dijisteis a los recaudadores de las fronteras? Preguntó con dureza también.
-Guardia de la puerta 1: Me extraña que Risher… no, es imposible que ese avaricioso les dejara pasar... debieron entrar por otra puerta. Comentó para sí mismo.
-Guardia de la puerta 2: A mí también me parece raro que les dejaran pasar… Comentó con desconfianza.
-Guardia de la puerta 1: Bah… vamos a dejarlo estar… si están aquí es porque ellos ya confirmaron que no son peligrosos. Comentó dirigiéndose a su compañero.
-Guardia de la puerta 2: ¿Qué? ¿Insinúas que les dejemos entrar? ¡¡Son Maesianos!! ¡Son basura! Respondió con odio.
-Guardia de la puerta 1: Oye… no seas así… podemos acogerlos por un día… si los de las puertas de la frontera les dejaron pasar… ya que más da… tener ya los tenemos dentro de nuestro territorio.
-Guardia de la puerta 2: Por eso mismo, deberíamos detenerlos y ponerlos bajo juicio de la casa real o expulsarlos directamente sin más.
-Guardia de la puerta 1: La casa real tiene asuntos más importantes que atender y expulsarlos nos va a costar un esfuerzo considerable además de que tendríamos que cerrar la puerta hasta nuestro regreso y no creo que a los comerciantes que están esperando para entrar les haga gracia.
-Comerciante de Sodran: ¿Eh? ¿Van a cerrar la puerta?
-Comerciante de Sodran 2: ¡A mí me dejáis pasar! No pienso perder el día solo porque se os dé la gana de cerrar la puerta. Protestó otro comerciante.
Las quejas no se hicieron esperar y todos los comerciantes que esperaban ante la puerta empezaron a reclamar su derecho a entrar…
-Guardia de la puerta 2: ¡Vale! Está bien… entendido…
-Guardia de la puerta 2: ¡Pero solo os quedaréis hoy! Luego tendréis que marcharos, esa es la máxima hospitalidad que ofrece Sodran en Salro, su capital. Respondió con dureza dirigiéndose a los harapientos Maesianos.
-Harapienta 1: ¡Muchas gracias! Buen hombre, los Sodrios sois buena gente. Respondió con una emotiva y alegre sonrisa mientras se limpiaba las lágrimas.
-Guardia de la puerta 2: ¡Esfumaos antes de me enfade de verdad y os mate aquí mismo! Respondió con cierta molestia y resentimiento acumulado.
Los harapientos al oír dichas palabras, entraron a la carrera y sin mirar atrás...
Después de entrar, en un callejón oscuro cercano…
-Harapienta 2: Bien, comencemos la búsqueda, vosotros cuatro, peinad toda la ciudad, tenemos que dar con ellos, cuando los encontréis avisad. Comentó la otra harapienta con la capucha puesta de tal forma que no se le veía nada más que la boca a un grupo de cuatro harapientos.
-Harapienta 2: Nosotras nos vamos a una posada con vosotros tres, tenemos que hacernos con una posada para el plan y de paso acicalarnos y maquillarnos todos para ocultar nuestro aspecto, en marcha.
El grupo se dividió y empezaron a moverse por la ciudad.
Mientras tanto...
Los hermanos monarcas, después de rodear el lago entero comenzaron a caminar por la zona este de la ciudad, una zona arenosa como toda la ciudad, con excepción de las carreteras adoquinadas por las que pasaban los carros de los taberneros y comerciantes locales, las cuales, llevaban directamente a las zonas importantes de comercio y políticas de la ciudad.
La gente del lugar paseaba por la calle con las clásicas vestimentas de estilo árabe, indú y egipcio del país.
-Yiselao: Uff siempre me resulta un tanto pesado recorrer a pie la gran distancia que ocupa el lago, esta ciudad a veces se hace demasiado grande para mí…
-Iselia: Jajajaja… que exagerado eres, bueno míralo por el lado bueno, todo el agua de la ciudad sale del “Espejo de Lesio” sin ese lago no haríamos nada. Comentó con alegría y orgullo.
-Iselia: Además siempre es bonito ver como se reflejan los rayos del sol en el agua, de ahí el nombre del lago. Comentó sonriente mientras inspiraba el aire con fuerza.
-Iselia: Ahh… sí… sin duda otro motivo más para ganar la guerra… ¿No estás de acuerdo? Preguntó con picardía mirando de reojo a su hermano.
-Yiselao: Jejejeje… estás enamorada de tu tierra…
-Iselia: Como para no estarlo, vivimos en el paraíso.
-Yiselao: Ala… y luego soy yo el exagerado jajajaja.
Unos minutos después, en el lado este de la ciudad, se acercaron a la puerta del castillo, en la cual, ondeaba a los lados de la misma, dos banderas de Sodran.
A los lados del castillo se encontraban en su lado izquierdo, el cuartel y los establos, dicha zona se trataba de una construcción enorme en forma de “U” de dos plantas.
En la planta baja, se encontraban los arsenales de armas, unas construcciones grandes pero simples hechas para guardar las armas, situadas en las esquinas del emplazamiento.
La zona de entrenamiento se trataba de una explanada central con múltiples muñecos y obstáculos para caballos y personas.
También había herramientas de entrenamiento de todo tipo.
La sala del cuartel general, se encontraba situada al fondo de la construcción, en cuyo interior había unas lámparas para iluminar la sala además de unas ventanas románicas por las que entraba el aire y la luz del sol y una mesa central en donde se reunían los líderes militares para dialogar.
Y finalmente en el mismo emplazamiento, se hallaban los establos, los cuales se encontraban pegados a las paredes derecha e izquierda de la construcción, los cuales servían para guarecer a las monturas y ofrecer diversos cuidados a dichas monturas a cargo de cada caballero.
La planta de arriba de la construcción en forma de “U” estaba enteramente compuesta por edificios de habitaciones que eran habitadas por los soldados y sus familias.
Todas las salas estaban construidas con un diseño de arquitectura similar al románico con ventanas en forma de arco de medio punto y pilares sosteniendo la parte de arriba´
Las puertas que daban a las escaleras para ir a la parte superior, situadas cerca de los establos, también tenían el clásico arco de medio punto y estaban hechas de madera mientras que toda la construcción estaba amurallada por el exterior y construida en piedra.
En el lado derecho del castillo, se encontraba la fragua, la fábrica de armas de asedio y el campamento de tiro con arco en el que practicaban y hacían las pruebas los arqueros.
El campamento de tiro con arco, se trataba de una explanada con una construcción de edificios de habitaciones en forma de “L” cercana al castillo, cercada por el lado descubierto por el foso del mismo castillo, siendo la parte corta de la “L” en la construcción, la parte que mira al sur y la parte oeste sería la parte larga de dicha “letra” teniendo en cuenta que la mitad de la parte corta son arsenales de arcos y flechas y también el lugar en donde se halla la puerta del emplazamiento.
En el centro, se encontraba la zona de entrenamiento con dianas entre otras cosas.
Continuando más hacia la derecha del castillo nos encontramos con la fragua…
Se trata de un edificio cubierto pero bien ventilado y lleno de artilugios para la fundición y la trata del metal.
Pegada a la fragua, se encontraba la fábrica de armas de asedio, otro edificio enorme (lo suficientemente grande como para albergar las grandes maderas de los lanza piedras) cerrado, lleno de todo tipo de herramientas, materiales y todo lo necesario para la fabricación de armas de asedio.
Ambos rodeados por una fila de edificios de habitaciones en forma de “U” también como residencia de los ingenieros de asedio y herreros.
El castillo estaba formado de una estructura fortificada dentro de una montaña enorme que cubría la ciudad por el este y hacía de media muralla natural.
Dicha fortificación solo tiene una entrada frontal que se trataba de una puerta metálica que hacía de puente levadizo sobre un foso de brea que se prendía a modo de defensa en caso de ataque.
La puerta era de más de veinte metros de altura y de cinco metros de ancho del mejor acero de Sodran.
El castillo de Salro, capital de Sodran, es uno de los castillos más grandes debido a que la montaña había sido excavada por dentro para que hubiera sitio para diferentes salas, sin embargo, la estructura de la montaña no fue debilitada gravemente en el proceso debido a que los ingenieros de minas se encargaron de asegurarse de no debilitar la montaña para que siguiera siendo una defensa infranqueable.
Siendo así, la única posibilidad de entrada, un ataque directo contra la muralla de Sodran y luego otro ataque contra la poderosa puerta del mismísimo castillo provocando así el hecho de que nunca ha sido conquistado.
Desde el exterior se podían observar los miradores en su muralla por los que los soldados podían sacar unos fuelles enormes con los que lanzar fuego a sus enemigos si estos se acercaban demasiado, un fuego que no se podía apagar con agua, todo, desde una posición muy segura rodeados de piedra.
Por otro lado las saeteras del castillo intercaladas entre los miradores, proporcionaban una defensa perfecta a los expertos arqueros los cuales tenían una posición más que privilegiada para realizar su tarea en caso de un ataque enemigo.
Sin embargo el punto fuerte del castillo, son, ni más ni menos que sus entrañas.
Dentro del propio castillo, justo debajo, hay dos zonas.
En lo más profundo del castillo, se encontraba una zona de minería de la que se extraen minerales de todo tipo del subsuelo de los alrededores de la ciudad, cuidando siempre de no debilitar las defensas del castillo.
También en esa misma zona, se encontraban las celdas de las mazmorras y en esa misma zona, había una pared secreta con una puerta de hierro cerrada detrás que daba a la cámara del tesoro del rey.
Y por otro lado, al oeste de esa zona, hay un sistema de túneles de huída que también pueden ser utilizados para atacar por sorpresa al enemigo por la retaguardia en caso de asedio.
Finalmente el castillo también dispone de un enorme mirador en su parte más alta también dentro de la montaña, desde el cual, se lanzan proyectiles de escorpiones pesados enormes con los que el castillo puede defenderse perfectamente de lanza piedras, catapultas y otras armas de asedio.
-Yiselao: Hola, buenos días.
-Guardia de Salro: Hola señor, ¡Bajad el puente!
En ese momento el pesado puente descendió de forma lenta y controlada hasta asentarse en el suelo…
Después de entrar por la entrada principal del castillo, ambos se encontraron con el puente colgante de cuerda con forma de escalera que conectaba con la explanada interior de la planta baja, la cual, estaba tres metros más abajo del nivel del suelo.
Dicho puente pasaba por encima de un abismo oscuro excavado el cuál era una medida más de defensa en caso de que consiguiera entrar el enemigo.
En la explanada de la planta baja se encontraban dos pasillos laterales rectos que llegaban hasta el fondo del castillo, a la izquierda del pasillo de la izquierda se encontraban las entradas a la enorme cocina, al comedor de los sirvientes y una gran sala de reuniones para la nobleza, por otro lado, a la derecha del camino de la derecha se encontraban las entradas a unos edificios de piedra de dos plantas los cuales eran los dormitorios de los sirvientes.
En el centro de la planta baja, se encontraba una enorme escalera de caracol que descendía de la que salían a veces algunos vapores y polvo hacia arriba.
Al fondo de los caminos, se encontraba una escalera de caracol que iba a la planta superior.
-Yiselao: ¿Qué tal van las cosas en el subterráneo del castillo?
-Iselia: Bien, la verdad, la recogida de minerales sigue su ritmo habitual, sobre todo ahora que cogemos a los traficantes de Maes y los ponemos a trabajar como parte de su condena.
-Yiselao: Si… bueno… un día tendremos que hablar de eso…
-Iselia: ¿También te vas a poner sentimental con esa gentuza? Preguntó algo seria.
-Yiselao: No se trata de sentimentalismo… se trata de que… el trabajo de las minas es un trabajo duro… habrá que mirar una manera de compensar sus esfuerzos al menos.
-Iselia: ¿Te molesta que utilicemos a esos asquerosos ladrones Maesianos de ese modo? Preguntó con aún más seriedad.
-Yiselao: En parte sí, una cosa es usar a condenados a muerte por asesinato y otra es condenar a la esclavitud a unos simples comerciantes. Respondió.
-Iselia: ¿Simples comerciantes? ¡¡Hermanito!! Gritó dándole una colleja.
-Iselia: No seas estúpido, son traficantes que estarían dispuestos a hundir la economía de nuestro país para su propio beneficio sin importarles nada.
-Iselia: Son gente despreciable que se salta todas las normas de nuestro país y vienen a vender sus productos de forma ilegal, creo que no hace falta que te diga nada más. Comentó casi regañando a su hermano.
-Iselia: Por eso debemos ganar la guerra contra Maes, es la única manera de que nos tengan respeto puesto que está claro que nos han perdido el respeto.
-Yiselao: Sigue sin parecerme justo, yo creo que todos debemos tener derecho a corregir nuestros errores, hablaré acerca de esto en la reunión, espero que el rey de Maes esté dispuesto a negociar porque creo que todo esto se podría resolver simplemente con un pacto en el que ambos pongamos unos precios justos a nuestros productos.
-Iselia: Ayy… eres demasiado blando. Comentó con desaliento.
-Iselia: No tienes remedio… ¿No ves que ya se han saltado las normas una vez? ¿Qué te garantiza que no lo van a volver a hacer? Solo queda una solución a esto y esa solución se llama victoria. Comentó nuevamente con firmeza.
-Yiselao: Bueno, ya veremos qué opinión tiene de nosotros el actual rey de Maes y luego hablamos. Comentó con seriedad.
Mientras hablaban, recorrieron el camino hacia la escalera de caracol ascendente…
Nada más subir la escalera, ambos hermanos comenzaron a recorrer el trayecto que se presentaba ante sus ojos.
Se trataba de un enorme pasillo de piedra iluminado por lámparas de aceite portátiles con los fuelles lanzallamas mirando hacia el exterior y custodiado por varios guardias que patrullaban entre dicha zona y la planta baja.
También se observaban los miradores y las saeteras por las que entraba algo de luz y aire.
Pasado todo el pasillo de defensa, se encontraron con la última escalera de caracol que daba entrada a un pasillo enorme en el cual, había ocho entradas, la primera a la izquierda era la entrada a la habitación de los reyes, la primera a la derecha daba a la habitación del hijo, la contigua a ésta daba a la habitación de la hija y las siguientes cuatro eran para posibles invitados y la última entrada a la derecha al fondo, daba a la sala del trono.
Al final del pasillo se encontraba la escalera que daba al mirador donde se encontraban los escorpiones pesados.
-Yiselao: Bueno yo… voy a quitarme el uniforme y todo lo que llevo encima y a ponerme algo más cómodo…
-Iselia: Me has leído el pensamiento jajajaja llevar esta armadura cansa la verdad…
Entonces mientras ambos se iban a sus respectivas habitaciones a cambiarse, se podía escuchar a lo lejos, una conversación en la sala del trono…
La sala del trono se hallaba iluminada por una serie de lámparas de aceite independientes fabricadas de vidrio, cuadradas, enromes y muy adornadas con rizos metálicos bañados en oro y un enorme candelabro de velas en el centro del techo que cumplía la misma función que las lámparas.
La alfombra que llevaba de la puerta al trono era de quince metros de largo (casi tan larga como toda la habitación) y un metro de ancho, de color rojo borgoña con adornos dorados en paralelo a los bordes.
El suelo de la sala era de madera tratada para no pudrirse en años, colocada sobre el suelo de piedra y las paredes eran geodas de amatista abiertas para que se viera la amatista del interior y algo de granito entre medias.
Los cristales de amatista reflejaban un brillo relativamente intenso a la luz de las lámparas y el candelabro ofreciendo una luz morada tenue al ambiente.
En ésos momentos, el rey de Sodran se encontraba en una reunión...
-Doloma Alumar: Majestad, por lo que nos dicen nuestros soldados, en la Torre Ertor, la batalla contra la avanzada está en punto muerto debido a que no estamos usando la nueva arma que compramos para atacar, si conseguimos asentarnos en ese lugar tan al noreste, podremos avanzar hacia Tese y entonces solo nos tendríamos que quitar de en medio la Fortaleza de Sinteriesca y si nos hacemos luego con Lajous, el reino de Maes quedará cercado por todos lados.
-Doloma: Por eso solicito el uso de dicha arma para atacar ¡Es el momento de ir a por todas!
Comentó fervientemente un hombre de unos 48 años, de ojos verdes, de piel algo oscura, de pelo casi todo gris y algo rubio con toques castaños, de peinado alisado, con una coleta y unos flecos por los lados que le llegaban al pecho, tenía una barba blanca y algo rubia, espesa y con una trenza.
Era de 1,72 m de estatura y de aspecto fuerte, iba vestido con una armadura negra de acero que le cubría solo el pecho, unos guantes de acero negros, pantalones y botas de cuero negros con protecciones de placas y una capa violeta con el símbolo de Sodran en la espalda.
-Yzuro Alumar Lamla, Rey de Sodran: Entiendo tu modo de ver las cosas hermano, pero te recuerdo que esa arma no es invencible, está claro que nos daría la ventaja que necesitamos sin lugar a duda, pero no podemos correr el riesgo de que caiga en manos enemigas.
-Yzuro Alumar: Por ese motivo debemos mantener la calma y actuar con cabeza, admiro tu audacia a la hora de elaborar planes pero creo que en este caso es más conveniente para nosotros mantener esa posición a la defensiva hasta que acabemos con la fortaleza de Sinteriesca. Respondió con seriedad sentado en el trono.
-Yzuro Alumar: Quizá deberíamos haber comprado más armas de esas… Comentó para sí mismo en voz baja.
El rey de Sodran es un hombre de cuarenta años, algo moreno de piel, de ojos azules, con el pelo rubio, un poco largo y rizado con alguna cana, peinado de forma algo alborotada como la melena de un león y con un mechón de barba que le cubría la barbilla.
Su estatura era de 1,78 m de aspecto entrenado y juvenil para su edad, iba vestido con una capa negra y unas hombreras con adornos dorados similares a las de un sumo sacerdote egipcio, iba con el pecho al descubierto mostrando sus fornidos pectorales y llevaba una capa y unos pantalones negros de tela holgados, con una falda egipcia marrón por encima de éstos, adornada con un cinturón y adornos dorados, también llevaba varias joyas y pulseras del mismo estilo y un aro de oro a modo de corona con el símbolo de Sodran en el centro.
-Tesorero Galabro: Si pero, majestad, he de advertirle que la guerra nos está pasando factura, ya tuvimos que pedir prestado dinero a la Comisión de comercio...
Comentó un hombre joven de aspecto fibroso de 1,70 m de altura, de unos veinte y algunos años, pelo negro peinado hacia fuera, de piel algo morena y ojos marrones vestido con una camisa de seda de color gris muy oscuro casi negro sin mangas, llevaba también una falda de estilo egipcio blanca, también llevaba unos pantalones negros por debajo de la falda y unas sandalias del mismo estilo como los demás miembros de la corte, además de llevar unos pendientes de aro en las orejas y algunas pulseras de oro.
-Yzuro Alumar: No te preocupes tanto por eso, tengo entendido que los de Maes están aún más endeudados, además, gracias a un colaborador estamos a punto de acabar con la capital de su reino.
-Yzuro Alumar: Dentro de poco... todo será nuestro, por eso merece la pena esperar.
-Galabro: Si, pero los intereses de la Comisión de comercio son altísimos… están haciéndose con unas sumas de dinero escandalosas…
-Galabro: A éste paso… me preocupa que se hagan con el control de la isla.
-Yzuro Alumar: Bah… exageras… a esos tipos solo les importan los negocios, no la guerra.
-Galabro: Pero… ¿Y si estuvieran haciendo de la guerra su negocio? Preguntó preocupado.
-Yzuro Alumar: Es verdad que están haciendo algo de negocio con la guerra porque en los demás negocios ya no se gana tanto dinero pero en cuanto todo esto termine, todos ellos volverán a sus negocios normales, sino ya lo verás.
-Yzuro Alumar: A esas ratas usureras solo les interesa el oro.
-Yzuro Alumar: Una prueba de ello es que los pequeños comerciantes están deseando que se acabe la guerra, además, no tienen ejército propio… ¿Qué piensas que van a hacer con ese dinero?
-Yzuro Alumar: Pues lo de siempre, invertirlo en otro negocio cuando todo esto termine, siempre hacen lo mismo. Comentó despreocupadamente.
-Galabro: De todos modos, sigo estando preocupado, jamás habíamos llevado la guerra hasta estos extremos, nos jugamos literalmente la destrucción de uno de los dos reinos.
-Galabro: El primer enfrentamiento que hubo fue en Tarenfro y fue tan brutal que la ciudad quedó arrasada, no quedó piedra sobre piedra, además de que ambos bandos lo perdimos casi todo y tuvimos que armarnos de nuevo desde cero solo para volver a estar preparados.
-Galabro: Últimamente nos hemos dedicado a lanzar un ataque tras otro, que por suerte, parece que les estamos presionando lo suficiente para que no lancen contraataques severos.
-Galabro: Seguramente también se debe a la repentina muerte del rey de Maes justo unos meses después de empezar la guerra pero…
-Galabro: Me preocupa pensar en ¿Qué pueden estar guardándose bajo la manga? Puede que solo se estén reservando... y que en realidad estén preparando un ataque brutal con todo. Comentaba preocupado.
-Galabro: Y aunque es verdad que estamos pagando los intereses de la deuda sin problemas gracias al oro de las minas de Ordado… no puedo dejar de pensar en qué ocurriría si… además de lo de Maes, la Comisión de comercio o el imperio decidieran usar todo lo que tienen contra nosotros ¡Sería nuestra perdición! Comentó casi arrancándose la cara con las uñas.
-Yzuro Alumar: El imperio Endigoumo… desde que lo detuvimos en su guerra expansionista uniendo fuerzas con Maes, ya no quiere saber nada de nosotros, apenas abre sus fronteras para el comercio tanto con Maes como con nosotros y no quiere saber nada de guerras.
-Yzuro Alumar: Por otro lado, seguramente tengamos que pedirles ayuda para levantar cabeza cuando ganemos, por lo que estoy seguro de que están esperando a poder hacer leña del árbol caído con parte del territorio de Maes sin arrojar ni una sola viruta a las brasas.
-Yzuro Alumar: No te preocupes, cederemos sin problema parte de ese terreno a cambio de algo de ayuda para la recuperación económica de nuestro territorio y entonces entablaremos la alianza con Endigoumo.
-Yzuro Alumar: Y es por eso que no se meten ni se meterán, porque a fin de cuentas les sale mejor negociar y llevárselo prácticamente gratis que atacar. Comentó con seriedad.
-Galabro: Bueno vale, confío en sus habilidades negociadoras, de hecho, ya de paso, doy las gracias de que todos en la isla hablemos el mismo idioma y tengamos la misma moneda pues hará más fácil la negociación… pero... aún así…
-Yzuro Alumar: ¡Por Lesio, señor Galabro! De verdad, deje de ser tan cenizo, ahora no es momento para estar preocupado, es momento de tomar acciones. Comentó molesto.
En ese momento el tesorero dio un paso atrás sorprendido ante la reacción brusca del monarca para luego hacer una ligera reverencia sin decir ni una palabra durante el incómodo silencio que se había formado de repente.
-Yzuro Alumar: Además si fuera verdad eso que dice, el imperio ya nos habría barrido a los dos en el momento en que perdimos la mayor parte de nuestro armamento en esa primera batalla infernal que tuvimos.
-Yzuro Alumar: Por otro lado, seguramente la ayuda económica la verán como un favor aún cediendo parte de las tierras de Maes, por lo que siempre estaremos en deuda con ellos.
-Yzuro Alumar: En otras palabras, el poder del emperador Sying Tai será absoluto sobre esta tierra y el rey que sobreviva seguramente quedará bajo su mando.
-Galabro: No sé… yo creo que todo esto es una advertencia de que la guerra nos está desgastando demasiado económicamente... quizá deberíamos…
-Yzuro Alumar: ¿Deberíamos qué? Señor Galabro… Preguntó incorporándose aún sentado en la silla del trono, dirigiendo una mirada ardiente y afilada de rabia hacia el tesorero.
En ese momento, el silencio se hizo en la sala mientras la reina, que escuchaba atentamente todo lo que se hablaba en esa reunión sin mostrar ninguna emoción, de pronto también afiló su mirada dirigiéndola hacia el tesorero.
La reina es una mujer de 1,70 m de altura, de treinta y cinco años, de ojos verdes, piel algo morena, de pelo largo hasta la cintura rubio/rojizo peinado con algunas ondulaciones rizadas por la parte de arriba y dejado caer liso, su mirada era aún más seria que la del rey y más elegante al mismo tiempo, llevaba un vestido de estilo egipcio de una sola pieza, de color blanco que la cubría del cuello (donde se sujetaba con un acabado adornado) a los pies, el cual, dejaba entre ver su excelente figura, llevaba un cinturón que se trataba directamente de una cintura hecha de oro, también llevaba una tiara de oro con el símbolo de Sodran cubierto por su cabello salvo en la frente, un collar con dos piedras preciosas en el centro entre otros adornos y sus sandalias, las cuales eran de tacón de tres centímetros.
Todos en la sala se quedaron en silencio mientras ambos monarcas dirigían sus miradas al tesorero…
-Yzuro Alumar: ¿Qué le pasa señor Galabro? ¿Se ha quedado mudo? Deberíamos, qué… Preguntó con rabia.
El tesorero continuó sin decir una sola palabra tragando saliva…
-Aridea Yomai Ercela, reina de Sodran: Lo que debería hacer, señor Galabro, es dedicarse únicamente a informarnos de los números de la economía del país y no venir a decirnos lo que tenemos que hacer con el dinero. Respondió muy seria.
-Aridea Yomai: Llevo ya muchos años gobernando y jamás había visto semejante falta de respeto por parte de un subordinado, solo el hecho de insinuar lo que deberíamos hacer hubiera sido motivo de expulsión de su cargo en mi oasis, en Tenardia.
Continuará.
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