Chapter 6:

Capítulo 6 Detalles bélicos y económicos (segunda parte)

El Enlazador Definitivo


-Galabro: Lo… lo siento, es cierto que me he excedido en mis funciones, acepten las más sinceras disculpas que puede ofrecer su humilde y modesto tesorero. Respondió titubeante mientras se arrodillaba rápidamente tratando de esconder su cara.

-Aridea Yomai: Levántese, por Lesio… no dé aún más vergüenza de la que ya ha dado, a fin de cuentas, está claro que no eran malas sus intenciones. Comentó con una sonrisa soberbia.

-Yzuro Alumar: Y por eso no te vamos a castigar.

-Galabro: ¡Gracias! Gracias, gracias… Repetía mientras hacía una ligera reverencia con cada agradecimiento.

-Yzuro Alumar: Pero no vuelva usted a ser tan cenizo, estoy harto de tener cobardes a mí alrededor.

-Yzuro Alumar: Aquí… se va a continuar con la guerra hasta el final, porque lo digo yo y se ha acabado el tema ¿Entendido?

-Galabro: ¡Entendido!

-Yzuro Alumar: Bien pues ahora háblame de lo que sabe, según tengo entendido, Maes también tuvo que pedir un préstamo a la Comisión de comercio y mucho más grande que el nuestro. Comentó.

-Galabro: ¡Exactamente! No sabemos cuánto más de grande exactamente, ni como lo están pagando pero lo que sí está claro, es que deben estar en peores circunstancias que nosotros, eso seguro. Respondió rápidamente aún algo nervioso.

-Yzuro Alumar: Entonces no tenemos de qué preocuparnos, a desgaste también vamos ganando, no hay problema.

-Yzuro Alumar: ¿Lo ves? Me alegras el día cuando me das buenas noticias. Respondió con una sonrisa amable.

-Galabro: ¡Sí señor! Y estoy contento por ello. Respondió inmediatamente con una suave reverencia y con una voz algo más calmada pero sumisa.

-Aridea Yomai: Además uno de los miembros de la realeza de Maes ha hablado con nosotros por carta y en breve quizá consigamos acabar con la guerra.

-Aridea Yomai: Como puedes ver, no tienes motivos para estar preocupado. Comentó con la dulce y cálida voz de una madre dirigiéndose a sus hijos para que se relajen pero en éste caso, hablando con el tesorero.

-Galabro: Ya veo mi señora… entonces mis miedos eran solo un espejismo… disculpe mi falta de visión. Comentó haciendo de nuevo una ligera reverencia.

-Aridea Yomai: No, pasa nada, de hecho lo que dice es cierto, debemos estar atentos a lo que hacen esas dos fuerzas que están acumulando poder… pero no es su falta de visión lo que me ha incomodado…

Su tono pasó al final de la frase, de un tono dulce y cálido a uno más áspero y duro…

-Aridea Yomai: Sino la insinuación de darnos un camino a seguir ¡A seguir! ¿Nosotros? ¿Quién es aquí el que tiene que seguir a quién?

-Galabro: ¡Yo señora! Yo soy el que debo seguir sus indicaciones. Se apuró a responder.

-Aridea Yomai: ¡No me interrumpas! Respondió con fuerza.

El tesorero volvió a agachar la cabeza temiendo por su futuro…

-Aridea Yomai: Sé lo que está pensando, que era solo un consejo… que era solo una sugerencia… que se le escapó esa palabra…

-Aridea Yomai: Lo único que necesitamos que nos diga es mera y pura información, la palabra “deberíamos” debería borrarla de su vocabulario pues lo que “deberíamos” hacer ya lo haremos nosotros.

-Aridea Yomai: No nos hemos puesto sobre los hombros la responsabilidad de llevar el país entero para que ahora nos vengas tú o cualquiera con “sugerencias” de lo que “deberíamos” hacer ¿Lo entiende?

-Galabro: Sí señora…

-Aridea Yomai: Bien... quería que quedara eso claro... Comentó terminando con su reprimenda.

-Yzuro Alumar: Puede retirarse señor Galabro, ya no necesitamos seguir escuchándole que la cálida brisa os envuelva. Ordenó con una despedida típica.

-Galabro: Que la cálida brisa los envuelva también. Se despidió aún con el sabor amargo de la reprimenda.

El tesorero hizo una gran reverencia, se despidió y se marchó de la sala del trono mostrando alivio en su rostro como si le hubieran quitado la guillotina del cuello pero aún con la amargura en el cuerpo…

-Yzuro Alumar: Parece que de vez en cuando no nos queda más remedio que poner en su sitio a los nuestros... es increíble... mira que atreverse a decirnos lo que “deberíamos” hacer...

-Aridea Yomai: A veces... es necesario moldear al rojo vivo a quienes te rodean, hay que grabar a fuego en sus mentes que aquí solo hay una palabra válida y esa palabra es la nuestra, para eso hemos continuado conjuntamente el liderazgo dictatorial de tu familia. Respondió secamente.

-Yzuro Alumar: Je… hice bien en casarme contigo, sin duda sabes estar a la altura de tu posición.

En ese momento, mientras el tesorero salía por la puerta, los jóvenes hijos de los reyes entraron ya con sus atuendos cambiados.

Yiselao llevaba una toga larga con mangas cortas que le llegaba a los pies, de color azul marino, un cuello de estilo egipcio dorado, llevaba también unos pantalones negros de tela y su aspecto en general era sencillo, por lo que apenas llevaba adornos salvo el coletero violeta que le ataba la coleta.

Por otro lado, su hermana llevaba un vestido de estilo egipcio de dos piezas, la de arriba era prácticamente un top sujeto a su espalda y al cuello que le tapaba toda la zona del pecho hasta un poco antes del vientre, de color rojo y gris con adornos dorados en los bordes, en el cuello llevaba también un collar que le cubría el cuello y parte de la clavícula de color naranja con adornos dorados y el símbolo de Sodran.

La segunda pieza se trataba de una falda de estilo egipcio dorada con un cinturón rojo sujetándola, en los brazos llevaba unas mangas de seda que cubrían desde su muñeca hasta un poco antes del hombro, llevaba también unas sujeciones doradas en el final de las mangas cerca del hombro y en las muñecas e iba maquillada por la parte de arriba de los ojos de azul cían y por la parte de abajo de rojo formando un pico al final de cada ojo, también llevaba unas sandalias de tacón como las de la reina.

-Yiselao Alumar: Hola a todos. Saludó de forma relajada.

-Iselia Alumar: ¡¡Tito Doloma!! Gritó la chica lanzándose a los brazos de su tío.

-Doloma Alumar: ¡EI! ¡Sobrina! ¿Qué tal? Respondió con una sonrisa abrazando a su sobrina.

-Doloma: ¿Sabes? Tus primos han venido también, están deseando volver a verte. Comentó con cariño.

-Iselia: ¡¿En serio?! ¡¿Dónde están?! Respondió con entusiasmo.

-Doloma: Se quedaron jugando por cerca del lago.

-Iselia: Pues me pasaré por allí al final de la conversación. Comentó con alegría.

-Doloma: ¿Conversación? Preguntó extrañado.

-Iselia: Sí, la de mi hermano.

Doloma miró a Yiselao durante unos instantes…

-Yzuro: Hola hijo, ¿Qué tal te ha salido la prueba? Preguntó con ánimo.

-Yiselao: Pues bien… hice lo básico y saqué un cin…

-Iselia: ¡A MI! ¡A MI! ¡A MI! ¡¡Pregúntame a mí!! Exclamó con alegría la pequeña de los Alumar dirigiéndose hacia su padre.

-Yzuro: JAJAJAJAJA ¡¡Mírala!! Como presume, jejeje ¡Esa es mi pequeña! Estoy seguro ya solo por tu alegría de que lograste la segunda pluma de Lesio. Comentó sacudiendo el pelo de su hija con la mano de forma cariñosa.

-Iselia: ¡Ay! ¡Para! Me estás despeinando… y sí, lo conseguí. Comentó con alegría.

-Aridea: Ven aquí hija, que te peino, tu padre es un poco tosco a la hora de dar mimos. Comentó con una sonrisa un poco maliciosa mirando de reojo a su marido.

-Yzuro: ¿Yo? Que va… jajajaja, Yiselao… Su voz y su rostro cambiaron de repente a un tono un poco más serio.

Mientras tanto la reina trató de repeinar a su hija con las manos mientras la tenía sobre su regazo...

Al inclinarse, la melena de la reina cayó algo más sobre su cuerpo tapándola un poco como si de un manto dorado/rojizo de seda se tratara.

-Yzuro: Deberías aprender un poco más de tu hermana… ella solo es la heredera de una parte del reino y sin embargo se esfuerza en mejorar.

-Yzuro: Como heredero directo a la corona que eres, no pido que seas el mejor del reino, pero al menos me gustaría ver que te esfuerzas por algo. Comentó con tacto y preocupación pero sin perder la seriedad.

-Yiselao: Ya… hice lo justo para aprobar…

-Yzuro: Y tan justo, un cinco ibas a decir ¿No? Menudas notas…

-Yzuro: Se supone que eres un miembro de la resplandeciente nobleza de éste país y nada menos que el heredero al trono.

-Yzuro: Todos los ojos están fijos en ti, ¿Qué ejemplo le estás dando al pueblo? Si ven que su futuro líder solo se esfuerza “lo justo” no sé si entiendes por donde voy, tu deber es también dar buen ejemplo.

La sala se quedó en silencio unos segundos mientras la pequeña de los dos hermanos cerraba los ojos relajada y acurrucada sobre el regazo de su madre la cual ya había terminado de peinarla y ahora abrazaba a su hija.

-Yiselao: Yo creo que… Comentó notando bastante presión en el pecho.

-Yzuro: ¿Qué crees hijo? Preguntó con algo más de relajación y un tono mucho más amable.

-Yiselao: Creo que hay mejores maneras de demostrar mi valía que haciendo mezclas en un taller, padre, la verdad no estoy nada interesado en la alquimia.

-Yzuro: Entiendo… y… ¿Qué es lo que te interesa? Preguntó sorprendido.

-Yiselao: Pues por ejemplo la guerra contra Maes. Respondió con seriedad y firmeza.

Toda la sala se quedó en silencio mientras el hermano del rey miraba de reojo al joven con cara de expectación, la reina le dirigía una mirada directa sorprendida y el rey se quedaba en shock.

Las palabras del joven heredero causaron conmoción en toda la sala…

El chico dirigió una mirada firme principalmente al rostro de su padre asintiendo con la cabeza con decisión como reafirmando lo que acababa de decir…

-Yzuro: ¿En serio? ¿Es verdad lo que acabo de oír? Comentó cada vez más sonriente.

-Yiselao: Claro que sí, de hecho querría hablar ahora mismo de…

En ese momento su padre saltó de la silla y se lanzó a abrazar a su hijo interrumpiendo lo que estaba diciendo…

-Yzuro: ¡¿Han escuchado eso?! ¡¡POR FIN!! ¡Por fin mi hijo se interesa en algo que está directamente relacionado con la corona! Hoy es un día glorioso. Comentaba totalmente fuera de sí mientras levantaba a su hijo.

-Yiselao: ¡Papá! Papá bájame, nos está mirando todo el mundo. Comentó avergonzado.

-Yzuro Alumar: Bah… que miren lo que les salga de las brasas, eres mi hijo y nada me hace más orgulloso que ver que por fin te has decidido a luchar a mi lado contra esos impresentables de Maes. Comentaba con euforia.

-Yiselao: Ehm… de eso quería hablar… si me sueltas claro… Comentaba con cierta molestia.

-Yzuro: Dime chaval ¿Has pensado ya en alguna estrategia militar que quieras poner a prueba? Yo te puedo ayudar a pulir las tácticas antes de…

-Yiselao: ¡Que no! No he pensado en ninguna estrategia… déjame hablar. Comentó aún más molesto.

-Yzuro: Venga dime. Comentó expectante con una sonrisa de par en par mientras se volvía a sentar en el trono.

La mirada del padre lo decía todo pues estaba en esos momentos que se le caía la baba por su hijo…

-Yiselao: Quiero reunirme con el actual rey de Maes y proponer un pacto comercial para terminar con la guerra de forma pacífica. Comentó de forma seca y contundente.

La cara embobada del rey pasó a convertirse en una cara seria y apagada…

-Yzuro: ¿Tú también? ¡¿Tú también te vas a poner a contrariarnos?! Preguntó enfadado.

-Yiselao: ¿Acaso alguien más lo hizo? Preguntó firmemente y sin retroceder un ápice.

-Yzuro: Esa no es la cuestión, la cuestión es ¿Por qué? ¿Por qué quieres negociar con esa gentuza? Preguntó molesto tratando de contener su rabia.

-Yiselao: Porque creo que esta guerra se nos está yendo un poco de las manos y además considero que hemos entrado en guerra por una tontería que se puede resolver de forma diplomática. Respondió con convicción.

-Yzuro: Ahh… jojojojo ya veo… eres un ingenuo… jajajaja te has pasado tanto tiempo mirando revirado hacia las brasas que no te has dado cuenta de los detalles que están prendiendo la llama, es comprensible. Respondió de forma condescendiente.

-Yzuro: Mira hijo… si esos come cenizas de Maes quisieran negociar... ¡Ya estaría todo resuelto! Este problema es culpa suya, ellos fueron los que se saltaron las normas. Comentó sonriente de forma didáctica y con cierta molestia a la vez.

-Yiselao: Sí, ya me contó mi hermana.

-Yzuro: ¿Habéis estado hablando de la guerra? Preguntó sorprendido mirando a su hija.

La joven princesa asintió con una sonrisa tierna…

-Yzuro: Valla… bueno pues eso… facilita las cosas… en definitiva, esto no puede resolverse de otra manera que no sea acabando con ellos. Comentó más secamente.

-Yiselao: ¿Estás seguro? Me gustaría saber qué opina el nuevo rey de Maes.

-Yzuro: ¿Te refieres a Venjeroy? ¿Ese crío insolente y bobo que no es capaz ni de alimentar el espíritu de su ejército? Es tan lame brasas como su padre, créeme, hablar con él es como hablar con un trozo de carbón.

-Yiselao: Ya bueno… pero puede que eso fuera porque habló contigo, quizá yo pueda convencerlo. Comentó con una sonrisa soberbia.

-Yzuro: ¡Epa! ¡Apaga ese fuego chaval que te estás quemando! ¿Ahora te crees mejor negociador que tu padre? Jajajajaja lo que hay que oír… aún tienes muchos veranos que pasar para ser como yo. Respondió con orgullo y condescendencia mezclada.

-Yiselao: No sé de qué te ríes padre, está claro que valgo para esto. Comentó de forma decidida.

-Yzuro: Tú te debes pensar que negociar con esa gente es como hablar con tu padre… no hijo no, esa gente es tosca como la corteza de un árbol, no te van a escuchar, como tampoco quisieron escucharme a mí.

Entonces la mirada del rey se iluminó de repente…

-Yzuro: Pero bueno… si quieres que te dé una oportunidad… ya que has venido tan voluntariamente…

-Yzuro: Podrías ir a hablar con Belina Ánquima, cuando éramos aliados de Maes, ella y vosotros dos erais muy amigos y jugabais a pillar y todo eso junto con su hermano.

-Iselia: Es verdad… yo siempre me lo pasaba bien en sus cumpleaños... Comentó con nostalgia.

-Yiselao: Y siempre traía buenos regalos a los nuestros, aún recuerdo esos veinticuatro de marzo de mis cumpleaños y esos veintisiete de julio de tus cumpleaños, Iselia, en los que siempre nos traía un juguete de vapor de esos tan chulos que sólo se fabrican allí.

-Iselia: ¡Como el carro de vapor que trajo! En el que nos pasábamos horas montados. Respondió con nostalgia y emoción.

-Yiselao: Sí, ese que al final, en una de nuestras andadas, terminamos tirándolo por un barranco sin querer y acabó hecho trizas jajajaja que tiempos…

-Iselia: La verdad es que se echan de menos sus regalos… la tecnología de vapor de Maes es increíble ¡Cuando ganemos la guerra pienso montarme en uno de sus acorazados de vapor otra vez! Comentó con ilusión.

-Yiselao: ¡Oye! Pensaba que lo que más te gustaba de sus cumpleaños era el tiempo que pasábamos con Belina. Comentó extrañado tras la respuesta del acorazado de su hermana.

-Iselia: Haber, es verdad que es una buena chica en general y que me cae un poco bien pero… en sus cumples lo que más me gustaba, era montarme en todos los cacharros de vapor de Maes, todos son una pasada, el tren, los carros, el acorazado de vapor en el que nos dejó montarnos, el barco de vapor…

-Yiselao: Hace un momento decías que nuestra relación con ellos era cosa del pasado… Comentó dirigiéndose a su hermana.

-Iselia: Y lo es… por culpa de la guerra pero, eso no quiere decir que no recuerde los buenos tiempos. Le guiñó un ojo.

-Iselia: Y sigo diciendo que sus cacharros de vapor son muy bonitos. Comentó con una sonrisa.

-Yzuro: Oye que nosotros estamos fabricando una máquina voladora muy chula que funcionará en breves…

-Iselia: ¿Te refieres a esas bolsas que tratas de llenar de aire caliente para que tiren de esa cascara de barco hacia arriba? Eso no funcionará nunca… Comentaba con tono de desprecio.

-Yzuro: ¡Funcionará! Solo nos falta…

-Iselia: ¿Que vuele quizá? Comentó de forma escéptica y burlesca.

-Yzuro: Eso mismo, que vuele, es todo lo que falta, con eso iremos a por los barcos de vapor de Maes y los hundiremos lanzándoles fuego desde el cielo, se quedarán a verlas venir jajajaja y también acabaremos con sus acorazados terrestres con más facilidad.

-Iselia: Bah… llevas diciendo eso desde hace ocho meses… ¿Por qué no aceptas que el mar es dominio de Maes? Y que lo máximo que pueden hacer nuestros barcos es bordear la costa y ya.

-Yzuro: ¡Jamás! Les derrotaremos hasta en el mar, ya lo verás.

-Yiselao: Ejm… yo quería negociar y todo eso… ¿Hola? ¿Alguien se acuerda de mí?

-Yzuro/Iselia: Sí, nos acordamos de ti… Respondieron al unísono con una mirada de falta de interés en sus ojos.

-Yiselao: Ya veo que estáis tan en la misma hoguera que vuestras llamas no se diferencian la una de la otra…

-Yzuro: Bueno tú si quieres ve y habla con la hermana del rey de Maes, Belina, dentro de tres días si mal no recuerdo será su cumpleaños y ella siempre lo celebra en Lajous.

-Yiselao: Lo sé, de todos modos mandaré un halcón con una carta para presentarme a su fiesta y así sabrá que voy en son de paz. Comentó relajado.

-Yzuro: Haz como veas, es tu misión, solo asegúrate de volver sano y salvo, para ello pondré a tu disposición un ejército para que te proteja pero aún así, procura no adentrarte demasiado en Maes.

-Yzuro: No sabemos lo que esa gentuza puede tramar a nuestras espaldas y tú… al fin y al cabo eres el heredero directo al trono.

-Yiselao: Lo sé padre, conozco los riesgos.

-Yzuro: Buena suerte. Comentó respondiendo a Yiselao pero guiñándole el ojo izquierdo a su hija.

-Iselia: ¡Eh! ¡¿Y qué hay de mí?! ¡Yo también quiero ir! Comentó de repente al ver el guiño de su padre.

-Yiselao: Pero tú… ¿Qué humos has respirado de repente? ¿No ves que es una misión de negociación? Te vas a aburrir mucho. Comentó tratando de quitársela de encima.

-Iselia: No, no me voy a aburrir, voy a ver los trastos de vapor de Maes ¡Quiero volver a verlos!

-Yiselao: Hermana… estamos en guerra…

-Iselia: ¡Quiero ir a verlos! Si dejamos pasar a algunos comerciantes de Maes que cumplen el pago de impuestos, entonces a nosotros nos tienen que dejar montar en sus maquinitas. Comentó con ansia.

-Yiselao: ¡Arrea! ¡Por Lesio! Que vicio tienes con esa tecnología… vaaale está bien, vente… pero no molestes ¿Vale?

Iselia asintió con la cabeza con una sonrisa boba en la cara…

-Yzuro: Bueno pues, está decidido, cuida también de tu hermana.

-Yiselao: Que remedio… aunque creo que con su arco puede cuidarse ella sola pero bueno… mejor que se mantenga al margen y que no dé problemas.

-Doloma: Bueno pues… yo me voy a dirigir el ataque contra Sinteriesca, que la cálida brisa os envuelva.

-Yzuro: Igualmente.

-Yiselao: Yo me voy a mi habitación a preparar la carta para que me dejen pasar a la negociación.

El rey asintió con la cabeza mientras esperaba a que se fuera su hijo a su cuarto.

En el momento en que éste parecía haberse ido…

-Yzuro: Ve a mirar. Le dijo a su hija en voz baja.

En ese momento la joven se acercó a la puerta de la sala del trono y miró de reojo.

Parecía que no había nadie por los pasillos por lo que procedió a cerrar la puerta despacio y sin hacer ruido para luego regresar con su padre…

-Iselia: Vale ya estamos solos ¿De qué quieres que hablemos? Preguntó con seriedad y de forma directa.

-Yzuro: Pues precisamente de esa “negociación” que en realidad, no quiero que sea una negociación, al principio me pareció mal que mi propio hijo me propusiera esa idea pero luego se me ocurrió algo interesante…

-Yzuro: ¿Y si alguien de buena fe como Yiselao se acercara a esa tonta y gracias a ese acercamiento alguien consiguiera matarla?

-Yzuro: En otras palabras, el acercamiento lo provocaría Yiselao, alguien que en un principio, ni siquiera estuvo presente en las batallas importantes de la guerra.

-Yzuro: Y luego vas tú acompañando a tu hermano fingiendo que quieres lo mismo que tu hermano con el pretexto de la nostalgia, para luego que dos de nuestros soldados más leales, con una orden previa dada por mí, aprovechen un momento en el que tú y tu hermano abandonáis la sala de la reunión, para que después de unos minutos, terminen realizando el asesinato de la tonta esa.

-Iselia: Pero… sería una misión suicida, esos soldados no saldrán con vida.

-Yzuro: Por eso van a ser lo más leales, porque será una misión suicida para ellos efectivamente.

-Yzuro: Ni que decir tiene que se pagará una buena suma de oro a sus familias y se les dará un título nobiliario honorífico para que cobren un sueldo sin tener que volver a trabajar nunca más en sus vidas, a cambio de dicha heroicidad sin precedentes.

-Yzuro: Pero, sólo imagina por un momento… la hermana del rey muerta… luego Sinteriesca arrasada… y luego Tese…

-Yzuro: Y si me sale bien, que me saldrá bien sin duda, lo que tengo pendiente con cierta persona de la casa real de Maes…

-Yzuro: El rey estará perdido, no tendrá a nadie a su lado, se quedará solo y rodeado, no tendrá escapatoria. Comentó esbozando una sonrisa maliciosa.

-Iselia: Un buen plan sin duda, pero ¿Cómo escapamos de allí?

-Yzuro: Ese no es problema, para ello deberíais mirar a vuestro alrededor con la excusa de hacer turismo de maquinitas de vapor como a ti te gusta.

-Yzuro: Para buscar un carro de vapor comercial que lleve unos buenos sacos de mercancía.

-Yzuro: Y cuando lo encontréis, tendréis que pedirle a uno de vuestros soldados que negocie con el dueño del carro para que se quede de forma permanente al lado de la sala de reuniones, para ello llevaréis una buena suma de oro con vosotros.

-Yzuro: En el momento que salgáis de la sala, tendréis que meteros entre los sacos y salir de allí sin que os vean.

-Iselia: Umm… bueno puede funcionar…

-Yzuro: Funcionará… solo buscar un carro bien grande y bien lleno de sacos de lo que sea y meteros debajo de todos los sacos, nadie se molestará en quitarlos todos.

-Yzuro: Y para cuando se den cuenta, vosotros ya estaréis fuera porque ni siquiera el dueño del carro sabrá que estáis ahí. Comentó volviendo a mostrar una sonrisa maliciosa.

-Iselia: No está mal… bueno entonces quedamos así, yo me encargo de la muerte de Belina, mi tío arrasa Sinteriesca, los de la torre Ertor acaban con los de Tese y con el tío del rey de Maes y luego tú negocias con el único que queda.

-Yzuro: Exactamente, será un ataque sin precedentes por todos los frentes, no podrán recuperarse de esto.

Mientras tanto… en ese momento el joven heredero salió de su habitación y escuchó la voz de su padre y su hermana decir algo acerca de “un ataque sin precedentes” por lo que decidió confirmarlo acercándose a la puerta para escuchar mejor.

-Iselia: Me encargaré entonces de mi parte del ataque.

-Yzuro: Y bueno ni que decir tiene que tu hermano no debe saber nada acerca de esto, podría echarlo todo a perder con su interés por negociar.

-Iselia: Tranquilo papi, no sabrá nada.

-Aridea: No sé si me gusta que utilicéis así a Yiselao… él solo trata de hacer lo que cree correcto. Comentó la reina algo preocupada.

-Aridea: Creo que sería mejor que habláramos con él directamente y planificáramos todo esto juntos, al fin y al cabo le vamos a hacer partícipe de un asesinato sin comerlo ni beberlo y no sé si eso podría afectar a su estado emocional en el futuro.

-Aridea: Lo último que querría sería crearle un trauma de por vida o una desconfianza eterna hacia nosotros.

-Yzuro: A mí también me gustaría tratar este tema con él, pero ya le has visto, tenía en los ojos esa mirada cabezota que pone siempre, está claro que no lo íbamos a convencer por las buenas…

El joven heredero estaba escuchándolo todo con la oreja puesta en la puerta, por un lado la rabia le corroía las entrañas y deseaba entrar y gritarles a todos pero por otro lado sabía que eso no iba a resolver nada, ya había confirmado sus sospechas, su hermana le iba a acompañar para matar no para negociar.

El joven heredero regresó a su cuarto a esperar a que saliera su hermana al pasillo…

-Yzuro: Bien pues… ya no hay nada más que decir… vé y reúnete con tu hermano, haber si ha terminado ya de escribir la carta.

Iselia asintió con la cabeza y se marchó corriendo…

-Iselia: ¡Hermanitoo! ¿Hola? ¿Cómo te va con la carta? Preguntó de forma animada y dinámica.

-Yiselao: Espera un segundo, estoy terminando las últimas frases. Mintió.

Entonces, un minuto después, se abrió la puerta de la habitación de Yiselao y salió el joven heredero con la carta en la mano sellada por el sello de Sodran grabado en cera.

-Iselia: Ah… esa es la carta que vamos a enviar.

-Yiselao: Sí. Respondió con amabilidad tratando de ocultar su enfado.

-Iselia: ¿Puedo verla?

-Yiselao: No, está sellada, de todos modos solo es una petición formal de negociación para poder entrar en Lajous sin que nos acribillen a tiros.

-Iselia: Ajá… ya veo, vale, pues vamos a mandarla entonces. Comentó con alegría.

Mientras paseaban por los pasillos camino a la puerta levadiza del castillo…

-Yiselao: Oye habéis estado un buen rato solos en la sala del trono ¿De qué habéis estado hablando?

-Iselia: De nada. Respondió mordazmente.

-Yiselao: ¿Tanto tiempo y no habéis hablado de nada? Qué raro…

-Iselia: Bah si… hablamos de lo bien que manejo ahora el arco y cosas por el estilo, tonterías del día a día ya sabes. Comentó tratando de cerrar el tema.

En ese momento, el joven monarca sintió un fuerte dolor en el pecho como si le estuvieran atravesando con algo.

This Novel Contains Mature Content

Show This Chapter?