Chapter 9:
El Enlazador Definitivo
Mientras tanto, a esa misma hora ya por la noche…
-Aquio: Oye Talami… empiezo a pensar que quizá nos hemos pasado un poco al dejarlo solo…
La chica de los tirabuzones le lanzó una mirada d reojo, seria y de pocos amigos…
-Aquio: Es verdad que se lo tiene merecido por tratarnos como meras herramientas para su plan pero…
-Aquio: A fin de cuentas se va mañana y… no sé… no me gustaría que se fuera con el mal trago que le hemos hecho pasar…
-Talami: Su comentario ha estado fuera de lugar y tú fuiste el primero en levantarte de la mesa y con razón, no sé por qué motivo deberíamos volver a esa taberna…
-Talami: Mira que tratar de utilizarnos de esa manera… eso no se le hace a unos amigos. Comentaba enfadada.
-Talami: Si ese es el respeto que vamos a obtener de él cuando sea rey, prefiero no ser su amiga. Comentó con dureza mientras paseaban juntos por la calle sur (la calle llena de tabernas y posadas)
-Iselia: ¡Eh chicos! Llamó la atención del grupo la hermana del joven heredero, la cual, iba vestida con su traje de arquero con arco y todo pero sin el casco.
La joven salió corriendo hacia los amigos de su hermano seguida de seis guardias urbanos los cuales iban armados con espadas (en este momento envainadas) y escudos, éstos últimos, fabricados de chapa metálica, como las protecciones adicionales de sus armaduras de cuero duro.
-Talami: Ah, hola Iselia ¿Qué tal? Preguntó relajada.
-Iselia: ¡¿Qué hacéis por aquí solos?! ¿Acaso no ha estado mi hermano con vosotros? Preguntó con seriedad y preocupación.
-Aquio: Lo estaba… pero al final nos separamos…
-Talami: ¿Qué pasa? ¿Ocurre algo? ¿Por qué va contigo ese séquito de guardias urbanos?
-Iselia: Talami… parece mentira… soy la hija del rey y es de noche, es normal que lleve escolta, nunca se sabe… siempre hay alguien que le tiene manía a la casa real por cualquier motivo, lo que me lleva a mi pregunta…
-Iselia: ¿Dónde está mi hermano? Preguntó mucho más seria que de costumbre.
-Talami: Pues... no lo sabemos, quizá aún esté en la taberna en la que nos hemos reunido hace un momento… Contestó con incertidumbre.
-Iselia: ¿Llevaba escolta? Preguntó seria y expectante.
-Aquio: No que yo sepa… Respondió con tono de circunstancia.
-Iselia: ¡Pero qué os pasa! ¡¿No lo entendéis?! ¡¡Mi hermano es el heredero directo al trono!! ¡El protocolo dice que debemos estar siempre escoltados por la noche o acompañados! Exclamó de forma didáctica pero enfadada.
-Talami: Entonces ¿No sabéis aún nada de él? ¿No ha vuelto al castillo? Comentó algo sorprendida.
-Iselia: ¿Crees que te estaría preguntando todo esto si supiera dónde está? Preguntó enfadada y bastante nerviosa.
-Iselia: Pensé que volvería a casa antes de que llegara la noche como hace siempre, pero hoy… aún no ha vuelto... Preguntó y comentó preocupada y nerviosa.
-Iselia: Y eso es raro en él… además de preocupante… Comentó nerviosa y con miedo.
-Iselia: Sobre todo ahora que sé que no lleva escolta.
-Aquio: Venga, tranquila… seguro que no es nada… se habrá emborrachado más de la cuenta… eso es todo… Comentó recordando el trato que les propuso.
-Iselia: ¿Borracho? ¡¿Mi hermano?!
En la cara de la joven heredera se reflejó de repente un semblante mucho más serio e iracundo por momentos y en un acto reflejo cogió a Aquio de las vestimentas y…
-Iselia: Vuelve a insultar de esa forma a mi hermano y te juro que te muelo a golpes… ¿Entendido? Expuso extremadamente enfadada.
-Aquio: Vale, perdona, relájate… ¿Quieres? Así no nos ayudas… Comentó muy molesto y algo nervioso.
Talami observaba un poco nerviosa como se caldeaban los ánimos mientras la joven heredera soltaba a Aquio y trataba de calmarse.
-Talami: Venga… vamos a la taberna en donde nos separamos, haber si por casualidad aún está allí… Comentó nerviosa por la tensión que se mascaba en el ambiente mientras se le empezaba a pegar la preocupación de Iselia.
-Aquio: Chicas… relajaros un poco… verás cómo al final nos lo encontramos allí. Comentó despreocupadamente tratando de relajar el ambiente de tensión que se había generado.
Entonces, la joven heredera salió corriendo de repente…
-Talami: ¡Eh! Espéranos, tú no sabes cuál era.
-Iselia: Pues apurad y poneros delante. Respondió con rotundidad.
Después de unos pocos minutos de carrera, llegaron a la taberna en donde se habían reunido…
Entraron por la puerta de golpe y miraron a todos los rincones pero lo único que vieron fue un montón de mesas vacías y un par de hombres sentados frente a la barra además del barman detrás de la barra y el camarero que limpiaba las mesas…
-Iselia: ¡Señor! ¿Sabe dónde está mi hermano? Preguntó al barman de detrás de la barra.
Pero en su lugar le respondió el camarero…
-Camarero: Lo siento, han llegado tarde, se acaba de ir con una chica llamada Aisha y con una señora con un velo blanco que la cubría entera que decía tener un lugar para él en una posada. Comentó de forma rápida el mismo camarero que atendió a su hermano.
-Iselia: ¡¿QUEEE?! ¡Dime que estás de broma! Exclamó exaltada y asustada de preocupación.
-Camarero: No, no lo estoy, el señorito se emborrachó y esa señora tan amable accedió a llevarlo a una posada. Comentó relajadamente.
-Iselia: ¡¡MIENTES!! ¡Mi hermano no es un borracho! Exclamó furiosa.
-Iselia: Como heredera de la nobleza… ¡¡Te ORDENO que retires lo dicho inmediatamente y te disculpes por insultar a mi hermano!! Gritó llena de ira.
Después de un momento de silencio, el camarero se puso serio…
-Camarero: No sé a dónde se llevó esa mujer a tu hermano, solo sé, que se lo llevó porque no se tenía en pie, de lo asquerosamente borracho... Respondió con tono de desprecio absoluto lanzando una mirada seria y soberbia a la heredera.
Cuando de pronto, un relámpago atravesó el aire que los separaba a ambos.
Se trataba del puño de Iselia dirigiéndose al rostro del camarero el cual impactó de tal forma que no sólo la fuerza del golpe combinado con el metal del guante lo dejó aturdido sino que tampoco se esperaba una reacción tan rápida y espontánea por parte de la chica.
-Iselia: ¡¡Maldito seas!! Exclamó justo cuando iba a volver a golpearlo de esta vez con el puño izquierdo.
Pero justo cuando iba a golpearlo de nuevo, sus compañeros la sujetaron…
-Talami: ¡Quieta Iselia! No seas estúpida.
-Aquio: No hagas nada de lo que puedas arrepentirte.
Decían sus compañeros mientras trataban de hacer que entrara en razón…
Entonces, en ese momento, el camarero no tardó nada en devolverle el puñetazo a la joven heredera mientras en su rostro se reflejaba cierto nivel de resentimiento y odio.
La chica empezó a sangrar por la nariz a causa del duro golpe y justo cuando iba a continuar golpeándola…
-Barman: ¡Basta! ¡Parad ya los dos! Gritó el hombre de detrás de la barra que parecía ser el dueño del local mientras saltaba por encima de la barra para frenar y separar al camarero.
-Iselia: ¡Soltadme! ¡Lame brasas de mierda! Gritó a sus amigos.
-Iselia: ¡¡COMO TE ATREVES!! ¡¡ESTÚPIDO COME CARBONES DE MIERDA A INSULTAR DE ESA MANERA A MI HERMANO!! Exclamó extremadamente furiosa dirigiéndose al camarero.
-Iselia: ¡¡¿Y AÚN POR ENCIMA TE ATREVES A DESAFÍAR LA AUTORIDAD DE LA HIJA DEL REY?!! ¡¡TE VOY A MATAR!! Gritaba mientras trataba de coger el arco.
Entonces sus amigos le quitaron el arco de las manos por la fuerza…
-Iselia: ¡¡REBELDES COMO TÚ QUE DESAFÍAN LA AUTORIDAD DE NUESTRA DICTADURA NO SON BIENVENIDOS EN ESTE REINO!! Gritó después de que le quitaran el arco, en sustitución de su idea repentina de lanzarle flechas por el ataque de ira que le estaba dando.
-Iselia: ¡¡TÚ ESPERA A QUE MI PADRE SE ENTERE DE ESTO!! ¡¡ESPERA A QUE MI PADRE SE ENTERE DE QUE NO SÓLO TE REBELASTE ANTE UNA ORDEN REAL!! ¡¡¡SINO QUE ADEMÁS ME GOLPEASTE DE FORMA VENGATIVA E INJUSTIFICADA!!!
-Iselia: ¡¡TE ACABAS DE GANAR EL DESTIERRO COMO MÍNIMO!!
El camarero, se quedó paralizado por momentos, algo asustado por la amenaza de decirle lo ocurrido al rey...
Mientras tanto…
-Barman: ¡¡BASTA!! ¡Callaos de una vez los dos! Exclamó con su voz gruesa y resonante el fornido dueño del local.
-Barman: ¡Tú! Quiero que te largues a casa… ya has hecho bastante, mañana hablaremos sobre tu despido por golpear a un cliente. Replicó al camarero.
En ese momento, el camarero avanzó a zancadas por el bar mostrando estar enormemente furioso mientras atravesaba furtivamente la puerta de salida sin mirar a nadie…
-Iselia: ¡TÚ ESPERA A QUE SE LO DIGA A MI PADRE! ¡Ya verás! ¡¡Te van a dar de latigazos hasta que YO les diga que paren!! Exclamó totalmente fuera de sí.
-Barman: ¡¡Tú!! Chica, sé perfectamente quién eres ¡Pero me da igual! A mi bar se viene a beber y a comer no a montar jaleo… si tienes ganas de pelea entonces ¡Largo de aquí! Exclamó señalando la puerta.
El silencio se volvió a hacer en la sala y el barman se relajó al ver que la joven asintió con la cabeza sin decir nada pero con la ira aún reflejada en sus ojos…
-Barman: ¿No tienes nada que decir? Preguntó aún con seriedad.
Después de otro momento de silencio…
-Iselia: Entiendo su postura señor… y admito que mi comportamiento ha sido inadecuado… disculpe… Respondió amable pero entrecortadamente por culpa de la sensación de rabia que aún conservaba.
-Iselia: Hoy está siendo un día muy duro… no encuentro a mi hermano por ningún lado y… con eso en la cabeza me estoy poniendo cada vez más nerviosa… ¡Y aún por encima ese tipejo…!
-Barman: ¡Shh! Relájate, te entiendo… Cortó el dueño del bar ya de forma más amable al ver el cambio de actitud de la joven heredera.
Mientras tanto, se sacó un pañuelo del bolsillo y se lo puso en la nariz a la chica para que dejara de sangrar mientras posaba una de sus manos de forma cálida y amable sobre uno de sus hombros.
-Barman: Y por eso debo disculparme yo también, admito que he sido duro con mi reprimenda pero comprenda, que tengo un negocio y... Comentó mientras le sacaba finalmente el pañuelo de la nariz al ver que ya no le sangraba.
-Iselia: Le entiendo perfectamente señor y no tiene de qué disculparse, la culpa fue mía… Comentó aún con cierta rabia interna por todo lo que le había pasado pero tratando de forzarse a sí misma a tragarse esa sensación amarga y de mantener la compostura de una mujer de la nobleza.
En ese momento, un cliente que estaba sentado en la barra presenciando todo lo acontecido, comenzó a hablar…
-Hombre de la barra: Mi señora… ya sé que… yo no soy quién para meterme en este asunto pero… el camarero tenía razón en una cosa… Comentó un hombre gordo con vestimentas árabes opacas y desgastadas y con pinta de ser un hombre de campo.
La joven heredera le miró con cara de pocos amigos esperando la resolución de la frase del hombre de la barra…
-Hombre de la barra: Su hermano participó en una competición de ver quién bebía más y por eso acabó… bueno ya sabe… Comentó con voz inocente y de pueblo tratando de ser lo más amable y respetuoso posible.
Entonces la joven heredera se relajó parcialmente para tratar de entablar una conversación calmada con ese señor…
-Iselia: Amable señor… podrías decirme pues ¿A dónde ha ido mi querido hermano? Comentó con una amabilidad algo forzada hacia el hombre de la barra pero aún notándose que estaba muy resentida por todo lo que había acontecido.
El hombre de la barra se mostró algo sorprendido por el respeto de las palabras de la joven princesa y respondió…
-Hombre de la barra: Pues… la verdad es que no, mi señora, no sé absolutamente nada… yo solo estaba ahí cuando pasó lo de la competición.
-Hombre de la barra: Pero luego, cuando se terminó, me senté en este sitio y no me moví para nada salvo para levantar el vaso. Comentó mostrando su bebida.
-Iselia: Vale, nos vamos… está claro que aquí ya no tenemos nada que hacer…
Comentó de forma mecánica mientras recuperaba su arco y algunas flechas de las manos de sus amigos y daba media vuelta sin mirar a nadie mientras se dirigía a la salida.
Unos segundos después, se quitó los guantes y echó un vistazo a su enlazador.
Se quedó parada frente a la puerta y…
-Iselia: ¡Aquio! ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que os fuisteis de la taberna? Exclamó y preguntó secamente.
-Aquio: No lo sé exactamente pero… más de una hora seguro ¿Por qué? Preguntó extrañado.
Entonces una sensación de impotencia y rabia mezcladas se apoderó de la joven la cual recordó unas palabras del enlazador “sólo unos minutos hacia atrás”
En ese momento, tras pisar el suelo de la calle, dio unos pasos más hacia adelante ante la mirada de incertidumbre de la escolta que la esperaba en el exterior y…
-Iselia: ¡¡YYAAAAGGHH!! ¡¡HERMANOO!! ¡Hermanito! ¡¿Dónde estás?! Gritó con gran desesperación y rabia al cielo mientras empezaban a brotar lágrimas de sus ojos.
Entonces, mientras sollozaba, la desesperación se apoderó totalmente de ella haciendo que entrara en pánico y mostrando una mirada desquiciada se dirigió al grupo que la escoltaba…
-Iselia: ¡¡Guardiaaas!!¡¡Desplegaos y peinad la ciudad entera!! Gritó haciendo un gesto horizontal con el brazo izquierdo.
-Iselia: ¡¡Avisad a los demás guardias!! ¡¡Haced sonar el cuerno en señal de alarma!! ¡¡QUIERO A MI HERMANO DE VUELTA!! ¡¡Y LO QUIERO YA!! ¡¡¡ES UNA ORDEN!!! Gritó con rabia y desesperación.
-Guardias urbanos: ¡¡A SUS ORDENES!! Respondieron con firmeza dándose un ligero golpe con el puño en el pecho antes de salir corriendo cada uno hacia una esquina diferente de la ciudad.
-Talami: ¿No decías que el protocolo decía que tenías que llevar escolta por las noches? Preguntó sorprendida.
-Iselia: ¡¡A LA MIERDA EL PROTOCOLO!! ¡Mi hermano está en paradero desconocido! ¡¿Y me vienes hablando del protocolo?! Replicó con furia.
A la chica de los tirabuzones le dio un vuelco al corazón al ver los ojos furiosos de la joven princesa.
Entonces Iselia, sin previo aviso, agarró de las vestimentas a la chica de los tirabuzones y la estampó contra la pared de la taberna…
-Iselia: ¡¿Acaso quieres llevarte una buena paliza?! ¿O prefieres que ordene que te encierren en un calabozo? Quizá hasta puedo enviarte a la mina más peligrosa de Ordado a picar por el resto de tu vida… ¡¿Quieres eso?! Exclamó furiosa.
La mirada de la joven princesa reflejaba un estado de profunda demencia y pérdida del buen juicio por culpa de la situación que estaba viviendo, una mirada asesina que haría temblar al más valeroso de los soldados de la isla…
Talami, en ese momento, sintió escalofríos recorriendo su cuerpo, su mente no era capaz de pensar con claridad y sus labios eran incapaces de moverse.
Lo único que pudo hacer fue girar la cabeza de lado a lado de forma tímida y temblorosa…
-Iselia: Pues deja de hablarme de mierdas de protocolos ahora que mi hermano está desaparecido… ¡¿Entendido?!
La chica de los tirabuzones, ya con más capacidad motriz física, empezó a asentir de forma compulsiva y nerviosa.
Entonces, en cuanto Iselia la soltó, la chica de los tirabuzones salió corriendo despavorida de allí y sin mirar atrás…
-Aquio: ¡Talami! Joder… Exclamó y dijo después de tratar de seguirla unos segundos para luego darse cuenta de que no iba a poder detenerla.
-Aquio: Haber Iselia… entiendo que estés nerviosa, pero relájate ¿Vale? Enfadarte no te va a servir de nada. Comentó intentando que entrara en razón de una vez por todas.
-Iselia: Esa estúpida de mierda… Comentó aún mirando hacia el lado al que había salido corriendo su compañera.
-Aquio: No es una estúpida. Comentó con seriedad.
Entonces Iselia se giró hacia él con su mirada asesina aún en los ojos…
-Aquio: ¡Vale sí! Tienes razón… su comentario fue muy estúpido… Comentó tratando de apaciguarla.
-Aquio: Pero… ¿En serio crees que has conseguido algo? Mira a tu alrededor… ahora tienes a una persona menos a tu lado.
-Aquio: Una persona que quizá ni siquiera quiera volver a verte nunca más, todo porque te has molestado con ella de un modo inapropiado.
-Aquio: Ahora mismo, si de verdad te preocupa tanto, si de verdad quieres encontrar a tu hermano, lo que deberíamos hacer es ir a buscarlo todos juntos. Comentó con ánimo y seriedad.
-Aquio: En éste caso tú y yo puesto que acabas de espantar a Talami… Comentó con cierto pesar y resignación.
En ese momento, un escalofrío recorrió el cuerpo de la joven princesa…
-Iselia: Ti… tienes razón… ¡Que idiota soy! Maldita sea… Comentó dando un puñetazo a la pared de la taberna mientras se le saltaban las lágrimas.
Segundos después…
-Barman: Oye… no tengo inconveniente en que estéis en la puerta… pero al menos no golpeéis la pared de mi negocio... os lo ruego. Comentó con tono relajado.
-Iselia: Oh… disculpe nuevamente. Comentó con delicadeza.
-Barman: Os deseo buena suerte con vuestra búsqueda chicos… Comentó tratando de animarlos antes de entrar de nuevo dentro de la taberna.
La joven princesa suspiró profundamente…
-Iselia: Vamos Aquio… busquemos a mi hermano... ¿Me harías el favor de acompañarme? Preguntó con ternura y elegancia mientras le dirigía la mano derecha para que se la sujetara.
-Aquio: Por supuesto, mi señora. Respondió amablemente con una sonrisa haciendo una reverencia para luego cogerla de la mano.
-Iselia: Muchas gracias… no hace falta que hagas una reverencia… somos amigos... Comentó casi llorando.
-Aquio: Oye que es esto que tienes incrustado en la mano. Comentó mirando a la mano derecha de Iselia con extrañeza puesto que esta no llevaba ya los guantes y se veía su enlazador.
-Iselia: Ah… no es nada… no es momento de hablar de eso…
El chico asintió con la cabeza comprendiendo que no era el momento.
Mientras tanto, siguieron caminando mirando a todos lados esperando encontrar algo que les diera una pista del paradero de Yiselao…
-Iselia: Cre… ¿Crees que Talami? Preguntó con la voz entrecortada.
-Aquio: No te preocupes… ahora vamos con lo de tu hermano, ya hablaremos luego con Talami. Respondió con amabilidad y con una sonrisa amistosa.
-Iselia: ¡Gracias! Respondió con alegría dándole un fuerte abrazo.
-Aquio: Veenga… tranquila… todo saldrá bien, te lo prometo. Comentó acariciándola tratando de reforzar positivamente las emociones de la joven princesa.
Ambos se pusieron uno al lado del otro nuevamente y siguieron su camino en búsqueda del joven heredero…
-Aquio: Ayy… qué problemitas te buscas tu sola… antes tenías solo el problema de tu hermano y ahora tienes el de tu hermano y el de Talami.
-Aquio: Y si no hubiera sido por nosotros, le hubieras metido una flecha entre ceja y ceja al camarero ese…
-Iselia: Lo siento… es verdad que me altero demasiado en estas circunstancias… aunque… dudo mucho que al final me atreviera a matarlo como dije…
-Iselia: Posiblemente todo se hubiera quedado en una amenaza como en otras ocasiones o como mucho le habría lanzado la flecha a un brazo… de momento nunca he matado a nadie sólo porque me sacara de mis casillas.
-Iselia: Es verdad que la rebelión se castiga duramente por ley, por lo que no sería ilegal darle un flechazo en el brazo y creo que con lo furiosa que estaba… podía haber llegado hasta ahí.
-Iselia: Pero tanto como para ir a matar… no creo… nunca hice tal cosa aunque le haya amenazado diciendo que lo haría.
-Iselia: Porque eso… ya lo hice en otras ocasiones con otros, lo de amenazar de ese modo me refiero… y… solo se quedó en eso…
-Iselia: En una amenaza a punta de flecha…
-Iselia: Y sí… es verdad que de esta vez, estaba más enfadada que nunca por todo, pero eso no significa que no valore y respete la vida de los demás… una cosa es la amenaza y otra el acto.
-Iselia: El que de verdad quiere matarte… por lo general, no te dice que “te va a matar” simplemente, lo hace sin más.
-Iselia: Por eso estoy segura de que yo… no iba en serio con mi amenaza… Comentaba para sí misma dirigiéndose a su compañero mientras trataba de justificarse.
La joven heredera estaba temblando de los nérvios y de miedo como si se estuviera juzgando a sí misma por una condena a muerte, cuando de pronto, el chico le sujetó la mano con fuerza y cariño al sentir como le temblaba…
-Aquio: Haber… te conozco bien… para bien o para mal… y sé que tienes ese “pronto” absurdo y repentino en el que haces y dices muchas estupideces.
-Aquio: Y luego se te pasa y te conviertes en esa chica más o menos buena que eres en el fondo, pero a veces, suele ser un poco tarde cuando dejas de estar tan irascible…
-Aquio: Por eso te digo que te controles un poco… llevo diciéndotelo desde hace más de tres años pero tú no me haces ni caso…
-Iselia: Tienes razón… tengo que aprender a controlarme un poco más. Comentó convencida.
-Aquio: El problema es que siempre me dices eso cuando ya la has cagado con alguno de tus enfados ¿Porqué no pruebas a tratar de relajarte un poco antes de actuar? Preguntó molesto.
-Iselia: Ya pero… es que en ese momento… no puedo contenerme… siento que si me contengo… es una sensación extraña…
-Aquio: Entonces yo te recomiendo que no lleves ese arco nunca en tus manos, al menos así no harás nada grave que no puedas arreglar luego.
-Iselia: Trataré de controlarme para la próxima, lo prometo.
-Aquio: Haber si es verdad. Comentó con rotundidad.
-Aquio: Por cierto, deberías hablar con tu hermano acerca del tema de la guerra, no es bueno que tengáis intenciones tan contrapuestas si de verdad vais a embarcaros en una misión conjunta…
-Iselia: ¡¿Te has enterado?! ¿Quién te lo ha dicho? Preguntó sorprendida.
-Aquio: Tu hermano, tu hermano me lo contó todo, la misión, el hecho de que os ha escuchado hablar de asesinar a la otra parte negociadora… todo.
-Iselia: Entonces… sabe que le he mentido en la conversación que tuvimos nada más salir del castillo… Comentó sorprendida y dolida.
-Aquio: Lo sabe… de hecho… esa borrachera que se metió fue porque ya no quería ir a la misión.
En ese momento, la joven princesa se detuvo, le soltó la mano y se quedó mirando con cara de sorpresa y dolor a Aquio…
-Aquio: Y… para no tener que justificarse delante de su padre, se le ocurrió emborracharse hasta caerse de culo.
Los remordimientos taladraban el alma de la joven princesa a medida que Aquio hablaba, haciendo que se sintiera cada vez más hundida en una sensación de culpabilidad que parecía no tener fin.
-Aquio: Así no tendría que dar explicaciones, pues estaría tan indispuesto, que no podría poner un pie delante de otro aunque quisiera y con eso conseguiría salvar la vida de Belina al cancelarse la misión por no estar en condiciones de ir.
-Iselia: No puede ser… entonces… su desaparición… ¿Es por mi culpa? Preguntó empezando a sollozar mientras se hundía en sus remordimientos.
Aquio suspiró profundamente…
-Aquio: Si lo miramos desde ese punto de vista… en parte sí… supongo…
El silencio se hizo durante unos segundos mientras la joven princesa caía al suelo de rodillas…
-Iselia: ¡¡WAAAAHAHAHAGHH!! Empezó a llorar de forma desconsolada.
-Aquio: ¡Señorita contrólese! ¿Recuerda lo que me dijo? ¿Eso de que se iba a controlar? Comentó con seriedad y rotundidad.
Entonces la princesa empezó a aminorar progresivamente su llanto hasta casi mitigarlo por completo para luego asentir entre sollozos…
-Aquio: Tranquilícese… no es como que su hermano haya salido de la ciudad… solo está con una señora que no sabemos quién es, eso es todo.
-Aquio: Estás haciendo un mundo de un grano de arena… jajajaja. Comentó tratando de tranquilizarla.
-Iselia: Jejejeje tienes razón… perdona… es que… me ha afectado mucho el hecho de saber que… todo esto es culpa mía… en parte… Comentó mientras aún brotaban lágrimas de sus ojos.
-Aquio: Bueeno… él también es dueño de sus actos ¿Sabes? Por tanto es más culpa suya que tuya. Comentó tratando de quitarle hierro al asunto.
-Iselia: ¡Está decidido! Cuando me encuentre con mi hermano le voy a decir que vamos a negociar y juntos conseguiremos acabar con la guerra. Comentó mientras se limpiaba las lágrimas con el brazo, tratando de contrarrestar su sensación de culpabilidad intentando combatirla con su entusiasmo habitual.
-Aquio: ¿Y si tu padre se entromete?
-Iselia: ¡Que se entrometa si quiere! Nosotros le convenceremos entre los dos. Comentó con decisión y energía.
-Aquio: ¡Así se habla! Por una vez estoy de acuerdo. Comentó con alegría.
Entonces, en medio del camino, mientras avanzaban, divisaron a lo lejos a dos guardias urbanos que llevaban en brazos a alguien…
-Aquio: Espera… Esa es…
Aquio salió corriendo en dirección a los guardias acompañado de Iselia.
Entonces, de repente, en ese momento, se empezaron a escuchar los cuernos de Sodran retumbar por toda la capital, dando el tono de alarma y el tono de cierre de puertas.
Mientras tanto, en el momento en que ocurría todo lo de Iselia…
-Aisha: ¡Heey! Tíaa… ¿Dónde vaas? Que hay una posshada aquí misshmo… Comentó señalando una posada cercana a ellos.
Entonces la mujer del velo sin mediar palabra, llevó a ambos a un callejón cercano a la taberna.
En aquella noche, el callejón era oscuro como una cueva subterránea debido a que alguien había apagado las lámparas de aceite que iluminaban esa parte de la calle y en ese momento…
-Aisha: Oug…
El grito de la porrera fue mitigado por una mano grande y fuerte de hombre que le tapó la boca, mientras que al mismo tiempo, sentía como alguien le clavaba una daga en el estómago.
El cuello de la porrera perdió fuerza de inmediato, haciendo que el hombre quitara el cuchillo de dentro de su estómago y la colocara con cuidado en el suelo para no hacer ruido mientras le quitaba la mano de la boca…
-Mujer del velo: ¿Está muerta? Preguntó con seriedad.
-Hombre en la sombra: Sí, lo está, antes de dejarla en el suelo ya comprobé que no tenía respiración con la mano con la que le tapaba la boca.
-Mujer del velo: Perfecto… ¿Tienes el carro?
-Hombre en la sombra: Aquí mismo. Comentó arrastrando el carro al lado de la mujer del velo.
Entonces la mujer del velo metió a Yiselao en el carro, el cual, se había vuelto a quedar dormido y luego el hombre en la sombra le clavó la daga en el cuello.
Finalmente, la mujer del velo tapó a Yiselao con su propio velo dejando su cara maquillada de moreno bastante realista al descubierto.
Cuando salieron del callejón, se vio a una mujer de piel morena artificial, de pelo negro, liso, de media melena, bien peinada con raya a un lado, de ojos verdes y de unos treinta y algunos años, salir de éste, tirando del carro.
Detrás de ella, empujando el carro por atrás, salió el hombre del turbante que se reunió con ella en la taberna…
-Hombre del turbante: Es una suerte que este tipo se haya emborrachado ¿Eh? Comentó con una sonrisa macabra.
-Mujer de los ojos verdes: Hubiera dado lo mismo si se emborrachaba o no…
-Mujer de los ojos verdes: Nuestro objetivo era encontrarlo y matarlo como fuera…
-Mujer de los ojos verdes: Tuvo suerte la niñata de su hermana de que no la hayamos encontrado… sino también habría muerto…
-Hombre del turbante: Ya bueno, las órdenes eran claras… lo que quiero decir es que ha sido más fácil de lo que esperaba…
-Hombre del turbante: La chica sin embargo… era más difícil matarla… tenía a tres escoltas consigo y estaba en una zona vigilada según comentaron los demás.
En ese momento, la mujer miró un segundo a su compañero…
-Mujer de los ojos verdes: ¡¿Encontraron a la hermana del príncpie?! Preguntó expectante.
-Hombre del turbante: Sí, la encontraron.
-Mujer de los ojos verdes: ¡Pues no me han avisado!
-Hombre del turbante: No, porque estaba muy vigilada…
-Mujer de los ojos verdes: ¡Eso da igual! Podríamos haberla seguido y haberla asaltado en algún momento de la noche usando ballestas o podríamos haberla engañado haciéndonos pasar por un vendedor de fruta y haberla envenenado con una fruta gratuíta o simplemente haber… tratado de chantajearla con su hermano dejándole una nota en el bar para llevarla a nuestra guarida y asesinarla allí mismo a ella y a los soldados que vinieran con ella…
-Hombre del turbante: Ya veo… había muchas formas de acabar con ella…
-Mujer de los ojos verdes: Sí, las había y se me ocurren más pero… bah… ahora da igual… nos tendremos que conformar con la mitad de la recompensa…
-Hombre del turbante: Por cierto… ¿A dónde estamos llevando el cuerpo?
-Mujer de los ojos verdes: A la posada en dónde teníamos pensado reunir a los dos hermanos pero que al final… ese plan también salió mal…
-Hombre del turbante: Ahh… ¿Y por qué no lo dejamos en medio de la calle sin más?
-Mujer de los ojos verdes: Aghh… ¿En serio te lo tengo que explicar?
-Mujer de los ojos verdes: El plan de huida requiere de un carro de Sodran en el que nos meteremos todos, excepto uno de nosotros, en éste caso, nuestra otra compañera…
-Mujer de los ojos verdes: Ella irá con un vestido que le cubrirá todo el cuerpo incluidos los ojos, que es además, bastante típico de ésta tierra, por lo que no levantará sospechas y así entre el maquillaje que tapa su piel blanca y ese montón de tela encima, no verán absolutamente nada extraño y menos de noche como estamos ahora.
-Mujer de los ojos verdes: Ni que decir tiene que llevará guantes para cubrirse las manos.
-Hombre del turbante: Entonces lo que vamos a hacer es vaciar el carro, en pocas palabras, dejar al muerto en la posada y usar el carro como tapadera para marcharnos.
-Mujer de los ojos verdes: Eso es… te ha costado pillarlo ¿Eh?
-Hombre del turbante: Claro… ahora lo entiendo, no podemos dejar el muerto por ahí sin más porque tendríamos que dejarlo con carro y todo para asegurarnos de que tardan en encontrarlo.
-Hombre del turbante: Porque si lo dejáramos tirado sin más pues…
-Mujer de los ojos verdes: Lo descubrirían… joder que tonto eres… de verdad… anda empuja el carro más fuerte que es para lo único que vales… que estoy empezando a tener que hacer más fuerza de la que me gustaría para tirar del carro…
-Hombre del turbante: ¡Adelante!
El hombre del turbante empezó a empujar con mucha más fuerza y el carro empezó a moverse a paso ligero en dirección a la posada de los asesinos.
Nada más llegar, se podía observar la parte exterior de la posada y dos caballos atados en una madera a la entrada de la misma.
Entonces, los asesinos envolvieron a Yiselao en el velo y lo llevaron a dentro...
-Mujer del velo 2: ¡Por fin estáis aquí! Ya era hora. Comentó una mujer con otro traje de estilo árabe y con un velo que de esta vez, le cubría todo el cuerpo incluidos los ojos.
-Mujer de los ojos verdes: Ahórrate los discursos… y vosotros, ayudarme. Ordenó a los demás hombres con túnica de estilo árabe y turbante maquillados de moreno.
Entonces, entre todos, se llevaron a Yiselao a la bodega subterránea de la posada en dónde los hombres de los turbantes sacaron un barril apilado y lo abrieron para luego meter a Yiselao en él y volver a cerrarlo para luego, volver a poner el barril sobre los demás…
-Mujer de los ojos verdes: Ya está… ¿Y los demás miembros de la posada?
-Hombre del turbante 3: Muertos y en los barriles. Respondió con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
-Mujer de los ojos verdes: Perfecto… sencillamente perfecto. Respondió con otra sonrisa de satisfacción.
-Mujer de los ojos verdes: ¡Venga! ¡Nos vamos!
Entonces, cogieron un par de enormes sábanas de una de las camas de matrimonio de la posada y se las llevaron al carro en dónde las colocaron de lado a lado y a lo largo tapando todos los huecos del carro con todos los miembros de la banda ya colocados debajo de las mismas.
La mujer del velo ató a los dos caballos al carro y se prepararon para emprender la marcha…
-Mujer del velo 2: ¿Estáis listos?
-Mujer de los ojos verdes: Sí… tira para adelante anda…
Entonces, un minuto de paseo en carro después, se escuchó resonar por toda la ciudad, los cuernos de Sodran emitiendo el sonido de alarma y el sonido de cierre de puertas.
-Mujer de los ojos verdes: ¡¿Qué ha sido eso?!
-Mujer del velo 2: No lo sé… pero ya he visto pasar a varios guardias que parece que nos están buscando… esto no me gusta… Comentó en voz baja y con cierto nerviosismo.
Los guardias urbanos de la ciudad corrían como locos por toda la ciudad dando la orden de búsqueda de Yiselao y la orden de cierre de puertas…
-Guardia Urbano 17: ¡Vosotros! ¡¡Continuad la búsqueda por el oeste!! Exclamó en dirección a un grupo de guardias, los cuales, asintieron y salieron corriendo.
-Guardia Urbano 17: ¡Eh tú! ¡La del carro! ¿Has visto algo sospechoso? Estamos buscando a una mujer vestida con… Preguntó seriamente para luego pararse en seco en su pregunta.
-Guardia Urbano 17: Espera un momento… los otros guardias que iban con la princesa dijeron… dijeron que el camarero habló de… Comentó para sí mismo.
-Mujer del velo 2: ¿Qué está pasando? ¿Por qué tanto alboroto? ¿Hay algún problema? Preguntó nerviosa haciendo como que no sabía nada.
-Guardia Urbano 17: No, no es nada… pero… perdona… si no es mucha molestia… Comentó con tacto.
-Guardia Urbano 17: ¿Podríamos registrar el contenido de su carro? Preguntó de forma tajante.
Entonces, sin mediar palabra, la mujer del velo dio la orden a los caballos de empezar a galopar con las riendas y un grito…
-Mujer del velo 2: ¡¡HEIA!!
El carro empezó a moverse por la calle de las tabernas y las posadas a toda velocidad tirado por los caballos, los cuales, daban todo lo que podían en su galopada…
-Guardia Urbano 17: ¡¡DETÉNGANLA!! ¡¡ELLA ES LA SOSPECHOSA QUE BUSCAMOS!! Gritó a todos los guardias de la zona, los cuales no tardaron en iniciar la persecución mientras otros iban a avisar al resto.
El revuelo que se estaba montando esa noche alertó a los vecinos de la zona los cuales encendieron sus lámparas y salieron a la ventana de sus edificios a cotillear.
Mientras tanto, la noticia de la desaparición de Yiselao, llegó a los guardias de la puerta del castillo, los cuales, informaron de inmediato al rey y a la reina, los cuales, estaban aún despiertos a la espera de que su hija regresara con su hermano.
Entonces, al enterarse de lo ocurrido, salieron corriendo en busca de su hijo acompañados de sus sobrinos, los cuales, llevaban las mismas vestimentas pero el sobrino del rey iba con una túnica larga de lana de color negro a modo de abrigo y la sobrina iba con una capa de lana también negra por encima de sus ropas.
El rey iba vestido con una túnica de estilo egipcio negra con adornos y la reina con un vestido de una sola pieza, de estilo ceremonial de la india, de color rojo casi negro, con una tela gruesa que le cubría los hombros del mismo color, con adornos dorados.
Ambos emprendieron la marcha a caballo acompañados de dos guardias del castillo que cogieron también una montura cada uno.
-Yzuro: ¡Por las llamas de Lesio! ¿Cómo ha podido desaparecer mi hijo así tan de repente? ¿Cómo ha podido pasar esto? Comentó con rabia y preocupación.
-Aridea: Esperemos que no le haya pasado nada y que solo esté en algún sitio durmiendo, porque como le haya pasado algo… Comentó temiendo lo peor.
-Yzuro: Está claro que algo le ha tenido que pasar… porque con el jaleo que se ha montado en un momento, con los cuernos sonando y todo, ya debería haber aparecido.
Los seis galoparon hacia la calle de las tabernas, el sitio en dónde se le había visto por última vez.
Mientras todo lo relatado ocurría, justo después de la orden a los guardias por parte de Iselia…
-Guardia Urbano 1: ¡Eh! ¡Vosotros! ¡Alerta! El príncipe Yiselao ha desaparecido. Comentó dirigiéndose a otros dos guardias.
-Guardia Urbano 1: Se ha dado una orden real por parte de la princesa Iselia de buscar a su hermano, ir a avisar a los guardias de las esquinas de la muralla, que den la alarma con los cuernos y también que den la orden de cierre de puertas.
-Guardia Urbano 1: ¡Que no salga nadie de la ciudad hasta que encontremos al príncipe!
Los guardias asintieron con la cabeza…
-Guardia Urbano 1: ¡Esperad! No olviden buscar de paso a una mujer cubierta por un velo blanco.
-Guardia Urbano 1: Ella es la principal sospechosa puesto que se llevó a Yiselao consigo y según dijo el camarero, iban a una posada, por lo que registren de paso todas las posadas e interroguen a todas las mujeres con velo blanco que encuentren.
-Guardias Urbanos 19/17: ¡A la orden! Respondieron al unísono mientras se ponían en marcha.
El mensaje fue repetido por todos los guardias formando una cadena hasta llegar a las murallas, a los soldados del ejército militar y a los guardias de la puerta del castillo…-Guardia de la muralla 1: ¡¡Mensaje de alerta!!
Dicho grito se repitió por toda la muralla hasta llegar al guardia del cuerno, el cual, hizo sonar el cuerno de más de dos metros de diámetro…
-Guardia de la muralla 1: ¡¡Mensaje de cierre de puertas!!
El segundo grito se repitió por toda la muralla hasta que empezó a sonar el cuerno con el mensaje de cierre de puertas…
-Jefe de la guardia de la puerta del norte: ¡Anuncian cierre de puertas! Cerrar la puerta.
-Guardia de la puerta norte: ¡Cerrando la puerta norte!
Entre dos soldados, movieron las dos manetas que accionaban la pesada maquinaria de cierre de la puerta hasta que esta llegó al suelo, bloqueando la salida norte.
-Guardia de la puerta sur: ¡Jefe Corlemio! Anuncian cierre de puertas. Comentó.
-Corlemio: Pues ¿A qué esperáis? Cerrar la puerta.
-Guardia de la puerta sur: ¡Cerrando la puerta sur!
El mismo procedimiento fue llevado a cabo hasta que la salida sur quedó sellada…
-Corlemio: Que raro que den la orden de cierre de puertas… ¿Habrá pasado algo? Se preguntó en voz baja a sí mismo.
Entonces el jefe de la guardia de la puerta sur, bajó de la muralla por las escaleras…
-Guardia de la puerta sur: ¡Jefe! ¿A dónde va?
-Corlemio: Voy a investigar haber qué está pasando, vosotros aseguraros de que no salga nadie de la ciudad, tenéis mi permiso para usar las armas si lo consideráis necesario.
Ordenó un hombre vestido con la armadura típica del reino de Sodran, de ojos marrones, pelo castaño algo alborotado por el casco aunque en éstos momento no se le veía el pelo porque llevaba el casco encima, piel algo morena, 1,78 m de altura y mirada pícara.
-Guardias de la puerta sur: ¡A sus órdenes! Respondieron todos los guardias casi al unísono.
Mientras tanto, mientras todo esto ocurría, justo cuando se fueron los asesinos con el príncipe Yiselao dentro del carro…
-Aisha: ¡Aaahhggg! Gritó tocándose la barriga.
Aisha sabía que no le quedaba mucho tiempo, el truco de fingir su propia muerte dejando de respirar y dejando muerto el cuerpo le había funcionado, pero tener que haber fingido su muerte durante todo ese tiempo sangrando como lo estaba haciendo había sido enormemente perjudicial para ella.
Aún no se había recuperado de la borrachera y la herida del estómago le dolía a horrores.
La porrera no lo dudó un segundo, se quitó el vestido como pudo, quedándose en bragas y sujetador.
Luego se recostó despúes de sacar unas vendas y un frasco.
Se las puso rápidamente con una tela absorbente debajo de estas justo encima de la herida para evitar el sangrado.
-Aisha: Isshh… Después de un rato, se puso otro manojo de vendas encima.
Aisha apretó bien las vendas para luego fijarlas y que no se movieran y entonces se recostó de nuevo y se tomó el té de opio que guardaba en el frasco, para mitigar el dolor…
-Aisha: Ahh… a… ayuudaaa… Gritó con las pocas fuerzas que le quedaban.
Varios minutos después, dos guardias urbanos que pasaban por allí escucharon sus ligeros lamentos…
-Guardia Urbano 7: ¡Por las llamas de Lesio! ¿Qué te ha pasado?
-Aisha: A… asssesssinosssh… mataaron a Yiissshelao…
-Guardia Urbano 34: ¡No! Estás mintiendo… debes estar delirando…
Aisha mostró una mirada muy seria mientras movía la cabeza de lado a lado recostada sobre los brazos de un guardia que la había cogido en brazos.
Y entonces señaló su herida…
-Aisha: M… me loo hicieeeron… la mujeeer del veelo y aalguien… que no vi…
-Guardia Urbano 7: Bueno con pruebas como éstas… no podemos descartar el posible hecho de que… Comentó preocupado.
-Guardia Urbano 34: ¡Por Lesio! Esperemos que no sea verdad… porque sino… haber como se lo explicamos a…
-Guardia Urbano 7: ¿Iselia?
-Guardia Urbano 34: No, A ella… bueno… es una niña… se la puede parar… me preocupan más sus padres…
-Guardia Urbano 34: Un fallo de seguridad tan grave como este… no creo que se lo tomen precisamente bien…
-Guardia Urbano 7: Pero hemos actuado rápido… en todo caso la culpa es de los guardias de la puerta por dejar pasar a asesinos… Comentó mientras llevaba en brazos a la porrera.
-Guardia Urbano 7: Y tú tranquila, ahora te llevamos al templo alquímico, ahí los maestros de alquimia medicinal te atenderán y te pondrás bien. Comentó con amabilidad dirigiéndose a la porrera.
La porrera asintió con la cabeza haciendo un gesto de alivio con su rostro.
Entonces justo en ese momento…
-Aquio: ¡Eh! ¡Vosotros! Gritó dirigiéndose a los guardias.
En ese momento, se escucharon los cuernos de la ciudad anunciando el tono de alerta y el tono de cierre de puertas.
-Aquio: ¡Aisha! Sabía que eras tú, espera… ¡¿Qué te ha pasado?! Preguntó sorprendido.
La joven princesa también se quedó atónita por momentos…
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